Ya basta, dicen los bajistas del petróleo a los alcistas: es hora de ser sinceros con las reducciones.
Las reducciones de producción prometidas por la OPEP entraron en vigor el viernes, de modo que el mercado buscará pruebas fehacientes a partir de esta semana de que se observa una reducción del flujo de barriles al mercado. Por prematuro que pueda parecer, los vendedores en corto se han limitado a no hacer nada las últimas tres sesiones, ya que el crudo estadounidense ha subido un 60% frente a los mínimos de la semana pasada y el Brent un 32% en el mismo período. De ahora en adelante, los bajistas buscarán pruebas de que al menos se está relajando algo de presión del sistema de almacenamiento mundial.
Por si eso no fuera suficiente, la reanudación de la guerra comercial del presidente Donald Trump con China ya está lastrando los futuros del Dow de Wall Street e impulsando el dólar, una combinación letal para el petróleo.
La estrategia electoral de Trump y China: «Lo último que necesita el petróleo»
«La estrategia electoral del presidente Trump de cara a noviembre ya parece clara, y ya está lastrando los mercados a nivel mundial», ha dicho Jeffrey Halley, analista de OANDA, con sede en Nueva York.
«El presidente de Estados Unidos y su círculo parecen decididos a desviar cualquier culpa por su respuesta supuestamente inadecuada a la pandemia COVID-19 a nivel nacional, (y) en vez de asumirla, echarle toda la culpa a China de todo».
«Una posible reanudación de las hostilidades de la guerra comercial es lo último que los mercados petroleros necesitan en este momento», añade Halley.
Específicamente en cuanto a las reducciones de petróleo, el exministro de energía de Moscú, Vladimir Milov, dijo el viernes que había «demasiados desafíos técnicos» para que Rusia alcanzara su cuota de reducciones de 2,5 millones de barriles al día. «Nunca se han hecho reducciones de la producción de tal magnitud en Rusia, así que nos estamos aventurando en lo desconocido», explica Milov, ahora político de la oposición, al Wall Street Journal.
Rusia es clave para el llamado pacto de producción GLOPEC entre los productores mundiales, incluido Estados Unidos, y el cártel de la OPEP liderado por Arabia Saudí, que tiene como objetivo reducir al menos 9,7 millones de barriles al día del suministro mundial para compensar parcialmente la disminución de la demanda de 20-30 millones a causa de la pandemia de coronavirus. Sin una participación seria de Moscú, es posible que las reservas mundiales de petróleo no desciendan lo suficientemente rápido para el gusto del mercado.
Rusia no está orientada a recortes rápidos y muy pronunciados
Según los expertos, la infraestructura petrolera de Rusia no está orientada a reducciones de la producción rápidas y pronunciadas, ya que el frío clima siberiano podría hacer que los oleoductos estallen si no corre petróleo por ellos. Los yacimientos de bajo rendimiento de la era soviética también son muy caros de mantener y reactivar, por lo que las principales compañías petroleras rusas están presionando al Ministerio de Energía para conseguir exenciones a las reducciones, han dicho analistas del sector de Moscú según el Journal.
Mikhail Krutikhin, socio de la agencia de consultoría independiente RusEnergy que ha asesorado a las compañías petroleras rusas en las últimas semanas sobre las reducciones, coincide con Milov. «Simplemente no saben cómo hacerlo», ha dicho sobre las empresas que deberían contribuir a las reducciones. «Es un paradigma completamente nuevo.»
La encuesta de Bloomberg publicada el viernes indicaba que el miembro más poderoso de la OPEP, Arabia Saudí, bombeó la cantidad récord de más de 11 millones de barriles al día mientras libraba una guerra de precios contra su antes aliada Rusia. A pesar de que llegaron a una tregua a mediados de abril, logrando un acuerdo para reducir gran cantidad del suministro, los saudíes siguieron manteniendo una producción muy elevada durante gran parte del mes, incluso aunque la demanda sufrió una caída libre sin precedentes, según informa Bloomberg.
Hasta hace dos semanas, al menos 160 millones de barriles se almacenaban en el mar, fuera de los puertos marítimos mundiales de Singapur a Suffolk y a lo largo de la costa del Golfo de México. Las previsiones sugieren que el almacenamiento convencional de petróleo mundial, que puede albergar alrededor de 3.400 millones de barriles, excederá sus límites a finales de mayo.
Quienes tienen una opinión positiva sobre el petróleo argumentan que el discurso de los bajistas no tiene en cuenta las reducciones de la producción por parte de las grandes petroleras que no forman parte del acuerdo GLOPEC. Las cuotas sólo se han impuesto a las compañías petroleras nacionales en el marco del pacto de producción mundial, o a las empresas que los gobiernos podrían dirigir —como en Rusia.
Si bien eso abandona a su suerte a las grandes petroleras del mundo, éstas también han estado cooperando un poco con el pacto GLOPEC.
ConocoPhillips (NYSE:NYSE:COP), por ejemplo, dice que reducirá su producción en unos 420.000 barriles al día en junio. Chevron (NYSE:NYSE:CVX) dice que lo hará en 400.000 barriles al día y que cerrará el 60% de sus plataformas de perforación. En la cuenca pérmica de petróleo de esquisto, Chevron ya ha reducido sus plataformas de 17 a 5. Oasis Petroleum (NASDAQ:OAS), por su parte, está en proceso de interrumpir toda la actividad perforadora de Bakken, según Reuters. El mismo medio de comunicación informaba el jueves de que Chesapeake Energy (NYSE:NYSE:CHK), otro pionero del petróleo de esquisto, estaba en proceso de declararse en bancarrota, lo que lo convierte potencialmente en el segundo perforador estadounidense en quebrar desde que lo hiciera Whiting Petroleum (NYSE:WLL) a principios de abril.
«Los primeros informes sugieren que el cumplimiento de las reducciones será elevado», asegura Phil Flynn, analista del Price Futures Group de Chicago, que normalmente tiene una postura alcista en el petróleo.
Además, este martes, la Comisión de Ferrocarriles de Texas, responsable de regular el estado productor de petróleo más grande de Estados Unidos, votará si aprobar una reducción de la producción del 20% que recortará el suministro en aproximadamente 1 millón de barriles al día.
Mientras tanto, al menos 30 de los 50 estados de Estados Unidos ya han reabierto sus negocios de una manera u otra tras las medidas de confinamiento a causa del COVID-19. Eso podría aumentar el consumo de gasolina y diésel, en lo que sería un principio de recuperación.
Pero las reducciones van a goteo más que a borbotones
A pesar de éstas y otras interrupciones de la producción, el desplome de las plataformas petrolíferas y los recortes en el gasto de capital anunciados por varios perforadores de petróleo, la Administración de Información Energética dice que la producción de crudo de Estados Unidos había descendido sólo en 1 millón de barriles al día el 25 de mayo, frente a los máximos históricos registrados en 13,1 millones de barriles al día a mediados de marzo.
Y aunque las refinerías pueden haber comenzado a experimentar cierta demanda de combustibles, es probable que esto se materialice en forma de goteo, y no a borbotones. Las reservas de gasolina disminuyeron en 3,7 millones de barriles durante la semana que concluía el pasado 25 de mayo, pero las reservas de crudo han aumentado aun así en 9 millones de barriles, según la Administración de Información Energética.
Además, la revisión de la Reserva Federal la semana pasada de su Programa de Préstamos de Main Street, que permite que las empresas más grandes y más endeudadas puedan optar a préstamos, podría ser un arma de doble filo para el petróleo. Aunque el programa de la Fed ayuda a los perforadores de esquisto a evitar la bancarrota, los bajistas del petróleo creen que ese salvavidas significa que podrá conservarse cierto nivel de producción.
En conclusión, Goldman Sachs dice que los alcistas del petróleo necesitan «tiempo» y «paciencia» para capear la tormenta.
«El petróleo sigue siendo un activo físico y, por lo tanto, tendrá que establecer primero el precio para despejar la enorme superabundancia a los largo de la segunda mitad de 2020, dejando que la materia prima quede a la zaga del repunte de los activos financieros relacionados que formen la avanzadilla, como las acciones», explicaba la voz líder de Wall Street sobre el sector energético.
El oro depende de los datos de empleo y el juego de culpas con China
En el caso del oro, la volatilidad y un dólar igualmente fortalecido podrían mantener el metal precioso confinado en un rango inferior a 1.720 dólares hasta mediados de semana, aunque la dinámica podría cambiar si a Trump se le va de las manos el juego de culpas que se trae con China.
«Existe cierto temor sobre que la guerra comercial pueda reanudarse y eso es bueno para el oro», dijo a Reuters Avtar Sandu, gerente sénior de materias primas de Phillip Futures.
Cómo cierre el oro la semana dependerá del informe de empleo no agrícola de abril que se publica el viernes. El mercado cree que se anunciará la pérdida de 21 millones de puestos de trabajo en el conjunto del mes pasado. Si la cifra es mayor, es muy probable que el oro alcance más de 1.730 dólares o más.
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