Las reuniones de política monetaria de la Reserva Federal (postergada desde fines de marzo hasta el miércoles 29 de abril), y del Banco Central Europeo, prevista para el jueves, encabezan los eventos de esta semana, que sin dudas reviste una particular importancia para los mercados financieros.
La Fed ha promulgado, en diversas etapas, enormes planes de rescate, acompañados de otros, más grandes aún, propuestos por el gobierno de Donald Trump, y aprobados por el Congreso. En conjunto, estos planes superan el 25% del PBI estadounidense, pero nada parece alcanzar para paliar la crisis sanitaria. Esto permite pensar que la Fed cambiará radicalmente su habitual comunicado insípido, para hacer hincapié en la profundidad de la crisis, prometiendo más dinero en el circuito económico.
Si ello sucede, la bolsa de Nueva York volverá a festejar. Los primeros planes anunciados le pusieron freno a la gran baja que sufrió desde mediados de febrero hasta fines de marzo, aunque su recuperación se estancó en el 50% de su caída. Si hay más planes, es probable que vuelva a tomar impulso alcista, al menos hasta el 60% de dicho movimiento.
El Banco Central Europeo también tendrá lo suyo. Los planes de estímulo fluyen también en la institución comandada por Christine Lagarde, aunque ciertamente han sido más modestos. Son sistemas distintos. La Unión Europea ahora trata de ponerse de acuerdo para ser contundente en los planes que implementará, pero los líderes políticos no se ponen de acuerdo. Tanto en el caso de la Fed como en el del BCE, las tasas de interés quedarán sin cambios.
La agenda incluye también un dato temido: el PBI preliminar del primer trimestre de Estados Unidos. Es la primera medición de tres, y podríamos decir que de los tres meses del trimestre, solo hubo dos más o menos normales, y otro, marzo, con actividad muy reducida. Los pronósticos son pavorosos. Se espera una caída del 3.6% en el período, frente a un modesto pero positivo 2.1% de la misma medición del período anterior. La recesión se acerca, y si la crisis no cede en buena forma, será inevitable.
El índice de confianza del consumidor del Conference Board podría a su vez sufrir una pesada caída de 30 puntos, desde los 120 anteriores. Se trata de una encuesta que realiza esta organización, que abarca unos 5000 casos, y que reflejan el sentimiento de los consumidores para el período en curso.
Por último, el ISM de manufacturas de este mes, que se conocerá el viernes, podría sufrir una caída histórica. Por poco no lo hizo en marzo, pero será inevitable que ello ocurra este mes. El mes anterior había quedado apenas debajo de los 50 puntos. Se esperan 36 para abril. Distinta es la expectativa que los mercados tienen en torno a la misma medición de China, que podría quedar por encima de la marca de expansión de esos 50 puntos.
Las monedas europeas inician la semana con un tono alcista. El euro parecía preparado para atacar su mínimo anual en 1.0635, pero cambió de rumbo sobre el cierre del viernes, un movimiento llamativo. La libra esterlina observó una curva similar, en tanto el yen se mantuvo toda la semana sin cambios, y así podría seguir durante unos días, salvo algún sobresalto en los mercados que le de impulso alcista.
El oro, en tanto, se tomó un descanso, pero podría superar los máximos anuales de 1747 dólares en cualquier momento. La liquidez fluye, los déficits fiscales en todo el mundo serán gigantescos, y el metal precioso luce como el instrumento ideal para los próximos tiempos. Algunos bancos de primera línea pronostican el precio la onza en 3.000 dólares en el próximo año y medio.
Con las reuniones de política monetaria por delante, la sesión del lunes no ofrecerá cambios relevantes en las tendencias actuales, tanto en las divisas, como en las materias primas y las acciones principales.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el martes.
Adrián Aquaro
Trader College