Banco de España ha desarrollado dos metodologías de proyección, una basada en la valoración de pérdidas producción de los sectores afectados por las medidas de contención, y otro armado a partir del modelo trimestral del propio Banco de España (MTBE). Los cálculos del supervisor apuntan a que el retroceso del PIB español en el primer trimestre del año, en el que el estado de alarma solo estuvo vigente durante la última quincena, habría ascendido ya al 4,7%.
(vía@_perpe_ )
Banco de España ofrece tres escenarios posibles con cada uno de sus métodos de cálculo en función de la duración de las medidas de confinamiento y de la efectividad de los planes de recuperación impulsados.
Así, el primer escenario basado en la oferta apunta a una caída del PIB del 6,6% si el confinamiento concluye a las ocho semanas (mediados de mayo), en el caso de que la normalización de la actividad opere inmediatamente; un retroceso del 8,7% si la actividad nos reactiva totalmente hasta el cuarto trimestre, y un descalabro del 13,6% si el confinamiento se alarga 12 semanas, hasta mediados de junio, y la normalización de hostelería y ocio no llega hasta finales de año.
De momento, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció el sábado que pedirá al Congreso de los Diputados una nueva prórroga del estado de alarma que alargue el confinamiento hasta el 9 de mayo, si bien elevando la flexibilidad del confinamiento desde el 26 de abril permitiendo, por ejemplo, salidas de niños de hasta 12 años a la calle.
El segundo método de análisis del Banco de España, basado en su medición trimestral del PIB, no es mucho más halagüeño. Para ocho semanas de confinamiento y contando con que las medidas paliativas impulsadas eviten la pérdida duradera de puestos de trabajo y la destrucción de empresas, el mejor escenario posible a día de hoy, estima un retroceso del PIB del 6,8% este año.
Si las medidas no son tan efectivas y no logran evitar que el deterioro de liquidez se convierta en una crisis de solvencia, asume que la caída de la economía será del 9,5%. Y, en el caso de que el confinamiento se alargue a 12 semanas, y de que los problemas de solvencia sean más severos, el retroceso del PIB alcanzaría el 12,4%.
Este segundo termómetro incorpora además proyecciones de crecimiento para 2021 que demuestran que el rebote del PIB no será tan vertical como el descenso de este año. Sin embargo, el ritmo de escalada será mayor cuanto peor sea el impacto de este año. Así, para una caída del 6,8% este año correspondería un alza del 5,5% en 2021; para un descenso del 9,5% arrojaría un avance del 6,1% y solo en el peor de los casos, con una debacle del 12,4% en 2020, asistiríamos a un rebote de magnitudes similares (aunque partiendo de na base menor), hasta el 12%.
En cualquiera de los casos mencionados, el Banco de España alerta de que “el coste presupuestario del episodio recesivo causado por el Covid-19 será muy elevado”, tanto por el coste del plan de choque del Gobierno como por el deterioro de la economía.
De esta forma, su estimación es que el déficit podría ascender del 2,6% a una horquilla de entre el 7% y el 11% mientras que la deuda pública podría estar entre el 110% y algo más del 120% del PIB.
En cuanto al impacto sobre el empleo, el Banco de España asume que la tasa de paro se elevará en 2020 desde algo más del 13% en el que se habría situado según las proyecciones previas a la pandemia, a una horquilla de entre el 18,3% el 21,7%, con una recuperación limitada en 2021, año en que apenas se rebajaría a un arco de entre el 17,5% y el 19,9%.
“Parece improbable que, desde el punto de vista de la actividad económica, el actual período de paralización de una parte significativa de esta vaya seguido de una vuelta rápida y plena a la normalidad, algo que previsiblemente solo pueden proporcionar una vacuna o un nuevo tratamiento antivírico efectivo”, asume el Banco de España, que matiza que incluso atajando rápidamente la pandemia, la actividad normal y la apertura de fronteras no volverán a la normalidad hasta contar con un remedio definitivo para la enfermedad.
“Un elemento que juega en contra de una rápida recuperación de los flujos de llegadas de turistas es el hecho de que las medidas de contención de la epidemia no hayan sido adoptadas simultáneamente en todos los países, y, en particular, que en muchos de ellos estas medidas se hayan aplicado más tarde que en España”, ilustra el supervisor.