Es la pregunta que reverbera por todo el universo del oro: Con el metal precioso bien pasados los 1.700 dólares por onza, ¿se alcanzaran los 1.900 dólares y nuevos máximos históricos este año?
Antes de llegar a eso, hay una pregunta más apremiante: ¿Cómo reaccionará el oro a la reapertura de la economía estadounidense tras la cuarentena impuesta por la pandemia del coronavirus?
Para mí, esto es aún más importante dada la clara impaciencia del presidente Donald Trump ante el lastre que están suponiendo las medidas de confinamiento y distanciamiento social que tienen paralizada en gran medida la economía estadounidense de 21 billones de dólares, lo que lo pone en desacuerdo con varios gobernadores estatales respecto a cuál es el momento adecuado para llevar a los estadounidenses de vuelta al trabajo.
A la urgencia de esta pregunta se suman las declaraciones del asesor económico de Trump el martes de que se espera que el presidente tome decisiones «muy importantes» en uno o dos días al respecto.
El atropello a la economía por el miedo no terminará
Entonces, ¿se revertirá la subida de oro «alimentada por el miedo» —que ha propiciado que el refugio seguro registre máximos de siete años en cinco de las últimas ocho jornadas— con la finalización de la cuarentena del COVID-19 en Estados Unidos?
Según lo que piensan una serie de analistas y gestores de fondos, el metal precioso podría no colapsar desde su trayectoria reciente, aunque la volatilidad inmediata en el rango de 1.750-1.800 dólares es altamente posible.
«Si la Casa Blanca y los estados acuerdan una fecha para la reapertura de la economía, el oro podría caer inmediatamente en un rango de en torno a 50 dólares mientras el mercado trata de averiguar su próximo plan de juego», ha dicho Eli Tesfaye, estratega senior del mercado de RJO Futures, en Chicago.
Y añade:
«Esto no significa que el repunte de oro haya terminado de ninguna manera. Cualquier reapertura económica que se acuerde en este punto va a estar condicionada a lo que los médicos vayan diciendo día a día. Mientras tanto, las solicitudes de subsidio por desempleo o la pérdida de puestos de trabajo seguirán amontonándose y cualquier asistencia del Gobierno en forma de cheques de ayuda será insuficiente. Todos estos factores son alcistas para el oro como refugio seguro.
Tariq Zahir, fundador de Tyche Capital Advisors, en Nueva York, que opera con el oro como parte de su programa macroeconómico, coincide en que la decisión de reabrir las empresas estadounidenses no privará al oro de su estatus de refugio seguro.
La atención más bien se centrará en la deuda histórica que Estados Unidos y la mayoría de los gobiernos emprenderán al imprimir y gastar decenas de billones de dólares en todo el mundo para rescatar sus economías, provocando una masiva degradación de divisas y tasaciones meteóricas del oro.
La deuda de EE.UU. podría exceder el tamaño de la economía
Se espera que el déficit presupuestario de Estados Unidos por sí solo supere los 3,8 billones de dólares este año debido a la pandemia y que su deuda pudiera exceder el tamaño de su economía, según un informe publicado el lunes del Comité para un Presupuesto Federal Responsable.
«No tengo ninguna duda de que el oro registrará máximos en 1.800 dólares y mi programa macroeconómico está posicionado para eso», ha dicho Zahir. «El curso lógico de acción del oro es mantener su trayectoria hacia los 1.900 dólares y poner sus miras en nuevos máximos históricos. Pero que llegue de inmediato también dependerá de la trayectoria de Wall Street, ya que ambas clases de activos han ido de la mano este año».
La última vez que el oro alcanzó los 1.800 dólares por onza fue en 2011. Los máximos históricos de los futuros del oro del COMEX de Nueva York se sitúan en 1.911,60 dólares, registrados en septiembre de ese año.
El oro del COMEX para entrega en junio alcanzaba el martes los 1.788,75 dólares —la cota más alta de un contrato de futuros a un mes desde octubre de 2012, cuando registró los 1.794,80 dólares. Al cierre del martes, los futuros del oro han subido 165 dólares la onza, o un 10% desde finales de marzo, en un repunte que ha incluido pocas paradas.
Pero los márgenes entre los futuros y los precios al contado del oro seguían siendo muy amplios el martes, lo que sugiere una liquidez más escasa y exacerba la dislocación de los precios. El oro al contado, que realiza un seguimiento de las operaciones en vivo con lingotes, alcanzaba máximos de 1.747,66 dólares el martes, con un descuento de alrededor de 50 dólares con respecto a los máximos de los futuros del COMEX.
Los billonarios programas de gasto impulsan el oro
Desde el mes pasado, Estados Unidos ha anunciado una serie de épicas respuestas fiscales al COVID-19, dinamizando las ganancias del oro, que han aumentado alrededor del 13% en lo que va de 2020. Las únicas otras materias primas que han ganado este año son el paladio, el arroz y el zumo de naranja.
El Congreso de Estados Unidos ha aprobado un programa de estímulos para el coronavirus de 2 billones de dólares. La Administración Trump está tratando de conseguir la aprobación de otros 350.000 millones para ayudas a las pequeñas empresas y está reflexionando sobre la venta de bonos COVID-19 a 30 años y a 20 años. La Reserva Federal, por su parte, tiene otros programas de relajación del mercado de billones de dólares.
Pero fue el anuncio del banco central del viernes de 2,3 billones de dólares de ayudas adicionales para los sectores de los mercados más afectados por la pandemia lo que resultó decisivo para el repunte de oro. El apoyo de la Fed se produjo después de que las solicitudes de subsidio por desempleo Estados Unidos aumentaran por tercera semana consecutiva, subiendo 6,6 millones hasta un total de unos 18 millones de puestos de trabajo perdidos en sólo tres semanas.
«Fue como un interruptor que de repente encendió los foco sobre el oro, iluminándolo con una fuerza de 1.000 vatios», ha dicho Phillip Streible de Blueline Futures, en Chicago. «Ahora, el suministro de oro está siendo atacado desde todos los flancos, ya que todo el mundo está a la caza del metal físico también para protegerse».
En todo caso, ha eliminado la incertidumbre del mercado que provocó hace más de una semana la inesperada decisión del banco central ruso, el principal comprador de lingotes, de dejar de llenar sus reservas de lingotes de oro. Algunos analistas habían predicho entonces que el oro podría descender a niveles de 1.400 dólares o menos.
«Creo que 1.400 dólares es demasiado barato», ha dicho Tesfaye, de RJO Futures. «1.700 dólares es la nueva norma. El mercado ha sido puesto a prueba de verdad. Por lo tanto, va a permanecer aquí porque la situación que atraviesa la economía es muy precaria».
Los programas de mercado de la Fed «podrían hacer subir los tipos a largo plazo durante la fase de recuperación, pero no sin aumentar las expectativas de inflación, lo que debería limitar los tipos de interés reales», ha dicho TD Securities en una nota. «En este contexto, sospechamos que la demanda de inversión de oro seguirá aumentando a medida que el capital busque refugio en un entorno a largo plazo en el que los tipos reales sean negativos».
Los futuros del oro tienen otro nivel de resistencia técnico — los 1.797 dólares fijados el 6 de noviembre de 2011— hacia los 1.800 dólares.
Para registrar un nuevo máximo histórico, o superar el nivel del 4 de septiembre de 2011 de 1.911,60 dólares, tiene que cruzar otros dos puntos de resistencia de ese año: 1.818,90 dólares el 18 de septiembre y 1.852,40 dólares el 11 de septiembre.
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