Cuando la deuda nacional llega a un límite no hay casi casos en que se haya pagado. La liberación de arcas públicas siempre ha sido por bancarrota explícita o implícitamente. La devaluación ha sido el método más común de disfrazar la bancarrota a través de pagos Pretendidos”(Adam Smith) Los crecientes niveles de deuda pública a nivel mundial han alcanzado cifras nunca antes vistas durante tiempos de paz. La deuda global total / PIB (incluida la deuda no gubernamental) nunca ha sido tan alta, advierte DB. En total, el mundo tiene una deuda de $ 246.5 billones, en comparación con $ 172 billones en vísperas de GFC y ‘solo’ $ 84 billones al comienzo de este siglo. La deuda global / PIB ha crecido del 228 % (2000) al 300 % (2009) y luego al 322 % en 2019. La deuda pública y privada a nivel mundial experimentó un crecimiento del 4 % en el tercer trimestre de 2019, hasta situarse en un récord de 253,6 billones de dólares (227 billones de euros), según los datos publicados por el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés). Este nivel de endeudamiento se correspondió con el 322 % del PIB mundial. Los países emergentes y economías en desarrollo acumularon unas obligaciones de pago de 72,5 billones de dólares (65,2 billones de euros), el 223 % de su PIB, mientras que los países desarrollados registraron 180,1 billones de deuda (161,9 billones de euros), el 383 % de su PIB.
El instituto ha avisado de que los datos preliminares para el conjunto de 2019 indican que la ratio deuda/PIB creció a su ritmo más elevado desde 2016, a pesar de que el crecimiento global se situó en mínimos de diez años.
La deuda de las empresas no financieras se mantuvo como la más abultada, totalizando 74,4 billones de dólares (66,9 millones de euros), un 4,3% más que en el tercer trimestre de 2018, seguida de la deuda soberana, que se situó en 69,2 billones de dólares (62,2 billones de euros), un 6,1% más.
En tercer lugar se situó la deuda acumulada por las empresas financieras, que se elevó hasta 61,5 billones de dólares (55,3 billones de euros), un 1,3% más, al tiempo que la de los hogares avanzó un 3,7%, hasta 47,5 billones de dólares (42,7 billones de euros).
El IIF ha alertado de que el endeudamiento «crecerá más rápido en 2020» debido al entorno de bajos de tipos de interés y las condiciones financieras. El organismo estima que en el primer trimestre de este año la deuda mundial alcance los 257 billones de dólares (231,1 billones de euros).
El CEO de una gran Gestora londinense añade que «si los bancos ya cobran por tener dinero en cuentas (y más que van a cobrar) ¿Por qué el Mundo Global va a pagar lo que debe, deben o debemos? La política de los bancos centrales de aumentar la masa monetaria y bajar los tipos de interés en el mismo proceso, lo que hemos definido como la Gran Represión Financiera, no solo no ha reducido la deuda global, sino que la ha aumentado en más de 60 billones desde 2008 ¿Y quién o quiénes pagaremos todos estos desmanes?…»
«Los Grandes Organismos Supranacionales llevan ya algunos años estudiando el fenómeno: el Mundo Global camina hacia una Gran Quita, que sería algo así como darle una fuerte patada a este enorme balón para que llegue más lejos, o sea, una Gran Quita Diferida…» De mal a peor y que las deudas las paguen otros, los que vienen. La política empleada por los Bancos Centrales en 2009 orientada a salvar la economía y finanzas globales de las garras de la crisis subprime y sus ramificaciones tendrá consecuencias que podría presentar al desnudo en cualquier momento. En esencia, los banqueros centrales decidieron actuar desde el pánico inundando el sistema con deudas y facilidades de crédito a todo agente económico y financiero, casi con la excepción de los particulares a quienes se esperaba que llegaran las prebendas vía capilaridad, con el fin de tapar un inmenso agujero de deuda y falta de crecimiento económico…».
«Transcurridos 11 años desde el inicio de la aplicación de medidas QE y ZIRP, el balance de los bancos centrales se encuentra disparado y en cotas inimaginables récord histórico, así como las deudas soberanas de la mayoría de los gobiernos. Pero tratar de comprar crecimiento económico contra deuda es una quimera y está fallando, mientras la economía crece lenta y plagada de desequilibrios, dependiente de la deuda como nunca antes, la propia utilidad marginal de la deuda es decreciente. A falta de crecimiento económico orgánico y solvente, los problemas se acumulan y se agravan sin posibilidad creíble de ser corregidos, máxime cuando el ritmo de crecimiento de las deudas supera al de crecimiento de PIB por amplio margen…»
«Se han contemplado otras soluciones, como la de apropiarse de la riqueza de los ciudadanos sin que estos se den cuenta, con un impuesto confiscatorio sobre los activos financieros de sus ciudadanos, como forma más rápida que tienen los gobiernos para conseguir fondos para poder reestructurar de forma ordenada y rápida la deuda. A cambio se lograría limpiar de nuevo (Volver a Empezar) el sistema financiero y reducir la deuda de todos los actores a niveles asumibles, que realmente permitan relanzar el crecimiento. En nuestra Gestora, en cualquier caso, no apostamos por la tasa de confiscación de los activos financieros necesaria, pero nos tentamos la ropa. Todos deberíamos tentarnos la ropa. Queda poco, tiempo, pero queda. Hasta que no pasen los diversos encontronazos electorales en el mundo, no se comenzará a hablar de esto…»
«Y mientras, los que hemos cumplido ya varios lustros sabemos que las Deudas Soberanas nunca se pagan. Tampoco los déficits están para cambiar de acera y convertirse en superávits. Todo en su justa medida. Lo peor es el desbarajuste general, el desmadre. Que unos y otros se suelten la melena (o la coleta) y hagan de las Arcas Públicas un sayo. Que se pongan el populismo por montera y que nos lleven al paredón de las Finanzas del Mundo Global. Una Deuda Soberana descontrolada acarrea una fuerte subida de la prima de riesgo y el cierre de los grifos de financiación internacional. Que se lo pregunten a los griegos. A su vez, un déficit público creciente nos lleva a la senda anterior, como pescadilla que se muerde la cola. Déficits públicos más o menos comprensibles siempre se pueden negociar con las Autoridades Globales. Déficits desbocados nos llevan a la ruina. Por eso, hay que tener cuidado con los excesos en años electorales y, lo que es peor, en años con grandes incertidumbres políticas…»
«Pronto llegarán las quitas. Muchos tenedores de bonos nunca cobrarán lo que les deben ¿Y los bancos, cómo cubrirán el desastre? En esas están las Autoridades Globales. Pero habrá más y peores efectos colaterales. Salvo lo de la patada al balón…»
Moisés Romero
La Carta de la Bolsa