¡Matilde, Matilde, que he comprado Telefónicas! (José Luis López Vázquez)
Con ánimo de ayudar a mantener cierta normalidad en este estado de alarma, que ahora se extiende temporalmente, y con objeto de continuar informando a los pequeños inversores que, ahora, más que nunca, están inquietos ante la incertidumbre y el impacto de la misma en las bolsas, he dedicado algún tiempo de mi fin de semana, rigurosamente confinado en mi domicilio, a escribir unas líneas sobre un valor que, quien más o quien menos, tiene o ha tenido en su cartera.
Empezaré por resumir la ya casi centenaria vida de este gigante de las telecomunicaciones.
Todo comenzó con su fundación el 19 de abril de 1924, bajo el nombre de Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE), con un capital de un millón de pesetas, representado por 2000 acciones ordinarias de 500 pesetas, toda una fortuna en la época, contando entre sus más importantes accionistas a la compañía neoyorquina “International Telephone and Telegraph Corporation” (ITT).
En 1945, el Estado Español llegó a nacionalizar la empresa tomando el control del 79,6% del capital. En los años “50” Telefónica (MC:TEF) logró llegar al millón de teléfonos instalados en España, cuando solamente once países en el mundo habían llegado a esa cifra, a la par que sus acciones subían en bolsa sin descanso. La participación estatal se diluyó mediante una ampliación de capital (OPV) en 1967, apoyada por aquella campaña de publicidad de “las Matildes” que caló tan hondo en nuestra memoria y que casi llegó a formar parte de nuestro imaginario colectivo. Posteriormente, Telefónica alcanzó su total privatización mediante dos ofertas públicas de acciones lanzadas en 1995 y 1999.
Este fin de semana, nuestro presidente del Gobierno presumía en los medios de que España tenía más kilómetros de fibra óptica que Reino Unido, Francia, Alemania e Italia juntos, haciendo uso de una frase habitual en el discurso de José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, compañía responsable de la mayor parte de este despliegue de banda ancha fija.
Para aquellos que puedan pensarlo o malentenderme, sepan no hago este comentario con espíritu de crítica a Pedro, pues vivimos tiempos en los que debemos aparcar nuestras ideas pues, si algo necesita nuestro Gobierno, es el apoyo de todos y cada uno de los ciudadanos para luchar en comunión contra este enemigo letal y total, que no se deja ver, pero que recorre silenciosamente todo nuestro territorio, intentando acabar con todo aquél que sale a su encuentro, con independencia de su credo religioso o político e incluso de su afición futbolística.
Dicho esto, me gustaría centrar el resto de mi redacción en el valor de Telefónica y aprovechar, así mismo, para respaldar y defender a su presidente, José María Álvarez-Pallete, para que siga pilotando, con acierto, este trasatlántico que ahora es Telefónica y que heredó de sus predecesores en el cargo con mucho lastre y rumbo equivocado.
Critican mucho en los medios y en los foros a José María, principalmente porque no ha conseguido que el precio de este gigante de comunicaciones refleje su valor, pero al menos, para el que desde aquí escribe, ha sido el mejor presidente de telefónica en las últimas dos décadas y lo voy a dejar ahí porque no creo que sea éste el momento más oportuno para entrar ahora a juzgar la gestión de César Alierta o de Juan Villalonga.
Lo cierto es que José María se ha dedicado, desde su nombramiento en abril de 2016, a salir de una pesada deuda heredada y a marcar un nuevo rumbo estratégico que permita fortalecer a Telefónica, concentrando el negocio en cuatro mercados objetivo: España, Alemania, U.K y Brasil, y que ahora está trabajando para poner en valor el negocio del resto de las filiales no estratégicas de América Latina a través de una venta parcial o total o de una posible salida en bolsa; tal y como se ha comentado en los medios.
Y para hablar del rabioso corto plazo, que normalmente es lo que siempre más interesa a los pequeños ahorradores, a aquellos que hace décadas compraban con gran ánimo “las Matildes”, quiero poner sobre el tapete lo siguiente:
- Los ingresos de Telefónica no deberían verse significativamente afectados durante esta crisis, sino todo lo contrario. Basta con señalar que el confinamiento domiciliario al que están obligados todos los ciudadanos españoles, o al que están o estarán obligados todos los ciudadanos alemanes, británicos y Latinoamericanos, se traducirá en un incremento del consumo de servicios de telecomunicaciones (internet, teléfono) y ocio (aplicaciones y televisión). Asimismo, el Gobierno ha prohibido las migraciones a otras compañías telefónicas durante el periodo de la crisis del coronavirus, por lo que Telefónica queda así blindada de su competencia (al menos en España que es uno de sus mercados más importantes) y seguirá percibiendo ingresos recurrentes de sus clientes.
- Para evitar que alguien aproveche la crisis del coronavirus para lanzar un proceso hostil de adquisición de la compañía vía OPA, el Gobierno, a través de Real Decreto, ha prohibido movimientos especulativos de esta naturaleza sobre activos estratégicos para el Estado Español (y lo digo con mayúsculas para que el que sepa entender, entienda). En resumen, nadie podrá tomar posiciones de control sobre Telefónica aprovechando los bajos precios de su cotización actual.
- Los malditos pesos pesados que, como Bridgewater Associates.LP, han estado vendiendo en corto títulos de la operadora contribuyendo al desplome de su valor, no solo tienen ahora prohibida temporalmente la toma de este tipo de posiciones por parte de la CNMV, ya sí, ahora tutelada por el Gobierno de la nación y por la Unión Europea, sino que, además, antes o después, y más antes que después, tendrán que empezar a cerrar posiciones ante un posible fortísimo rebote al alza del precio de las acciones en las próximas semanas o meses como consecuencia de todo lo que estoy exponiendo. De hecho, en los últimos días, Bridgewater Associates. LP ha reducido posiciones desde un 0,79% del capital social hasta un 0,69%.
- Aparte de Bridgewater Associates. LP, hay otros pesos pesados que, como CaixaBank (MC:CABK) , han aprovechado esta caída para cerrar sus coberturas sobre el valor y embolsarse 170 millones euros en el camino, según se publica en los medios; ni más ni menos.
- Adicionalmente, hay otros pesos pesados como Blackrock y RIberas (Gestamp (MC:GEST)), que están aprovechando estos precios para seguir comprando acciones. En fin, que todos los grandes inversores del largo plazo están comprando ahora y seguro que disponen de mejores análisis que los que están disponibles en la prensa, en mi mano o en mano de los pequeño accionistas.
Puedo equivocarme, y a lo mejor me equivoco, porque en el mercado todo puede ocurrir, pero por los argumentos que comento, todo huele a que, a la vuelta de unos meses, cuando se pase la crisis del coronavirus, Telefónica va a remontar fuerte. Es cuestión de paciencia.
Hace un par de semanas un conocido analista técnico decía que las Telefónicas estaban para comprar, cuando el precio estaba por encima de los 6 euros y por eso he titulado así este artículo. Espero que, como consecuencia de su recomendación, no quedase mucha gente atrapada en el valor. Del mismo modo, y aunque a día de hoy es extremadamente difícil acertar en un pronóstico de precios, espero que quien compre ahora, dentro de unos meses, cuando superemos esta pandemia, no se arrepienta de su decisión. En ambas situaciones, incluso en la de aquellos inversores que guiados por el comentario del analista técnico compraron por encima de los seis euros, precio realmente barato, deseo y espero que todos ellos puedan decir a gritos, en un horizonte temporal no muy lejano, aquello de:
¡Matilde, Matilde, somos ricos! ¡Oro no, he comprado Telefónicas!
NOTA: Yo soy de los que suscribe plenamente las últimas declaraciones que he escuchado de Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, ni más ni menos y más sabio que la francesa de turno: “¡Pienso que, dentro de X semanas, o de X meses, llegaremos a la normalidad…! ¡Este es un periodo transitorio que puede durar semanas o meses, pero no más allá…; una vez que se supere esta crisis sanitaria!” ¡Este es un paréntesis, duro, durísimo, pero mantengamos la confianza en que es un paréntesis!
DEDICATORIA: Se lo dedicó a todos los trabajadores de Telefónica que, como otros muchos profesionales, están arrimando el hombro para que tanto los ciudadanos como nuestra economía sufran con menos rigor este infausto periodo de aislamiento. A ellos y, con especial cariño y afecto, a José María Sánchez-Pallete, que ahora, como capitán de este trasatlántico de gran calado que es nuestra gran operadora nacional, está dando la talla poniendo en valor su trabajo y el de su plantilla. Desde aquí, un fuerte abrazo virtual a todos ellos. ¡Viva España!
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José Luis Benito
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