La parálisis económica global, a la que algunos denominan ya quiebra, enseña sus peores caras por todos los sectores de actividad y en un gran entramado del tejido empresarial: «Los mercados crediticios de EE. UU. están sufriendo su peor día en una década a medida que se intensifican los temores de que la propagación del coronavirus dañará los ingresos corporativos y la capacidad de algunas empresas para pagar la deuda» (vía Bloomberg). Vamos a ver quién o quiénes tiran la primera piedra. Luego llegaría el efecto dominó. Hasta ahora, la mayor parte de los bancos centrales han señalado que están dispuestos a ayudar a las empresas más afectadas por la pandemia, pero nuestro Servicio de Estudios refleja que no todas las empresas endeudas están afectadas y que sí muchas de las afectadas por el coronavirus están endeudas hasta las cejas y más«, me dice el analista jefe de un importante banco, que añade:
«A finales del año pasado, el Fondo Monetario Internacional señalaba que la deuda empresarial en riesgo puede superar los 19 billones de dólares. La cifra equivale a cerca del 40 % del total de deuda corporativa de los países avanzados. El Fondo Monetario Internacional advertía de que la política monetaria pone en riesgo el crecimiento a medio plazo. El Fondo Monetario Internacional alertaba de que la política monetaria está apoyando la economía a corto plazo en un entorno de incertidumbre, pero que también está poniendo en riesgo el crecimiento a medio plazo al provocar un aumento del endeudamiento y la reconstrucción de ciertas vulnerabilidades…»
«El organismo presidido por Kristalina Georgieva explicaba que la posición «acomodaticia» de los bancos centrales ha permitido «contener» los riesgos a la baja para el crecimiento a corto plazo, derivados de la incertidumbre política y las tensiones comerciales. Sin embargo, las decisiones tomadas por los bancos centrales también han «animado» a que las empresas y los Gobiernos tomen más riesgos, reconstruyendo «vulnerabilidades financieras» y «poniendo el crecimiento a medio plazo en riesgo…»
«El análisis realizado por el FMI también avisaba de que los bajos rendimientos de la renta fija a nivel global, como consecuencia del entorno de bajos tipos de interés, han «forzado» a que las compañías aseguradoras, los fondos de pensiones y otros inversores institucionales opten por invertir en valores más arriesgados y menos líquidos. Así, estas compañías se han convertido en una «gran fuente de financiación» de empresas no financieras lo que, a cambio, ha facilitado un alza en la deuda corporativa. Aseguraba, también, que los bajos tipos en las economías avanzadas han incentivado que los flujos de capital se redirijan a economías emergentes, facilitando una mayor acumulación de deuda externa…»
«Destacaba, asimismo, que en caso de que se produzca una crisis económica que tan solo fuera la mitad de severa que la de 2008, la deuda en riesgo de las empresas, aquella deuda emitida por compañías que no pueden hacer frente a los intereses con sus ingresos, podría alcanzar los 19 billones de dólares (17,2 billones de euros), lo que equivale a cerca del 40% del total de deuda corporativa de los países avanzados…»
«La búsqueda de rendimientos de los inversores institucionales podría llevar a exposiciones que amplifiquen los ‘shocks’ cuando los mercados se tensen», ha alertado el FMI. En su opinión, las similitudes en las carteras de los fondos de inversión podrían «magnificar» una corrección de los mercados; mientras que las inversiones «ilíquidas» de los fondos de pensiones podrían limitar su capacidad de jugar un papel como agentes estabilizadores del mercado y las inversiones transfronterizas de las compañías aseguradoras podrían facilitar el contagio entre mercados…»
«El coronavirus ha paralizado la economía mundial. Habrá empresas que no puedan pagar sus deudas y que opten por la quiebra…»
Carlos Montero
La Carta de la Bolsa