Tras años de considerarse que estaba en un eterno mercado bajista, una serie de fundamentales macroeconómicos —desde la inestabilidad global de 2019 a los recientes temores sobre el coronavirus y las consiguientes grandes caídas de las acciones a nivel mundial— están impulsando el atractivo del oro como refugio seguro contra la incertidumbre geopolítica.
El debilitamiento del dólar y un continuo entorno de tipos de interés negativos son también factores clave de esta tendencia de respaldo al oro.
Consideremos la trayectoria del metal precioso: al finales de 2018, el oro se situaba alrededor de 1.200 dólares; ayer registraba máximos intradía en más de 1.700 dólares, su cota más alta desde diciembre de 2012.
Tras moverse en un triángulo simétrico de varios años, como se puede ver en el gráfico mensual, los futuros del oro se dispararon en junio pasado, (por encima de la línea discontinua azul), y ahora han alcanzado la zona de oferta 1.715-1.800.
La vela del mes pasado se cerró como una estrella fugaz, lo que sugiere que los vendedores se mantienen a la espera en torno al nivel inferior de esa zona de oferta, pero hasta ahora la tendencia alcista permanece intacta. El RSI en el gráfico mensual está ya sobrecomprado, pero eso nunca ha impedido en el pasado que el oro siga subiendo muchísimo.
Hay dos niveles de soporte inmediatamente por debajo del precio actual: entre 1.600 y 1.568. Por encima del precio actual, el nivel de resistencia más fuerte se encuentra en 1.790.
En el gráfico semanal, el nivel de soporte de 1.568 ha sido alcanzado un par de veces, pero por ahora aguanta. Sin embargo, la divergencia bajista del RSI está mostrando cierto debilitamiento.
El oro está ahora en una zona de guerra entre compradores y vendedores. Junto con la alta volatilidad del mercado, esperamos ver una elevada volatilidad en torno a estos niveles también.
Yaniv Elbaz/Investing.com
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