El inicio de la semana encuentra a los mercados financieros en estado de conmoción. El barril de petróleo (WTI) cayó a su precio más bajo desde enero de 2016, al tocar 30.30 dólares en la apertura, desde donde está intentando recuperar terreno. La crisis del coronavirus está pegando muy fuerte en todos los mercados, y la materia prima sufre las consecuencias no solo de la misma, sino también de la falta de acuerdo entre los miembros de la OPEP y Rusia, socio externo de la alianza, que ahora parece rota. El grupo de países exportadores intentó reducir la producción de petróleo en la reunión que sostuvo entre jueves y viernes en Viena, pero Rusia se negó en forma terminante. Ello explica este movimiento, derivado de una guerra de precios impulsada el fin de semana por Arabia Saudita, líder de hecho de la alianza.
Los datos de empleo de Estados Unidos de febrero lucieron, como viene sucediendo en los últimos tiempos, impecables. La creación de 273.000 nuevas nóminas, frente a las 175.000 esperadas, junto con una nueva baja de la tasa de desempleo al 3.5%, el mínimo de medio siglo que ya había tocado meses atrás, aparece como datos incontrastables para la economía estadounidense.
Pese a estos datos, que además se complementan con un gran ISM de servicios conocido el miércoles, el dólar cae en todos los frentes, acentuando su debilidad frente a algunos activos en particular.
En cuanto a las monedas principales, el euro superó 1.1300 sin dificultades, en un rally que ya se había manifestado en las horas anteriores a los datos de empleo, entrando en una peligrosa zona de sobrecompra, que probablemente redunde en una baja de magnitud en los próximos días.
El euro no tiene muchos argumentos desde los fundamentos para crecer, más que la baja general del dólar. Es verdad que Alemania comenzó a levantar cabeza en su sector más importante, las manufacturas. Pero la inyección de euros sigue, y el jueves llega el evento más importante del mes para la moneda única: la reunión de política monetaria del Banco Central Europeo. A la entidad comandada por Christine Lagarde no le sobra margen de maniobra. La tasa de interés de referencia está en cero; la de depósitos, negativa. Los planes de estímulo, en marcha. Puede tomar acción en cualquier campo de los mencionados, pero parece difícil que lo haga en marzo. Los movimientos de tasa lucen, en el caso del BCE, más como un combate a la especulación de los bancos que a la búsqueda de reactivación de la economía.
De allí es que no parece que al euro le quede mucho más para seguir. El gap que dejó en 1.1024 la semana pasada sigue allí, esperando, y esta semana podría ser el período ideal para cubrirlo. Pero a su vez, la apertura semanal encuentra a la moneda única en su más alto valor desde fines de junio de 2019, al superar 1.1350.
No solo el euro se ve fortalecido. El yen, por caso, superó las 105 unidades contra el dólar el viernes, llegando a su mejor nivel desde agosto de 2019, y abrió la semana en 104.19, con un fuerte gap desde el cierre semanal. El yen se ubica entonces en su mejor valor desde noviembre de 2016, en ocasión de la victoria de Donald Trump en Estados Unidos, que en las primeras horas había generado inquietud en los mercados. La búsqueda de refugio por parte de los operadores premió al yen, que aparece sobre comprado en prácticamente todas las temporalidades, pero sin muchos argumentos para caer. Solo la superación de 106.40 podría cambiar este panorama del par USD/JPY en las próximas sesiones.
Párrafo aparte merece el oro, que el viernes llegó a 1692 dólares, su máximo nivel desde diciembre de 2012. La volatilidad del metal precioso es notable. Ganó 52 dólares en menos de 4 horas, luego de perder 44 dólares en igual cantidad de tiempo. Si bien el oro puede ser una buena alternativa de inversión en largos plazos, no lo es cuando se opera en intradiario. Las oscilaciones de precios, sobre todo en momentos de publicación de informes, son muy difíciles de analizar y de predecir. Apenas iniciada la sesión del lunes, la onza alcanzó los 1700 dólares por primera vez desde diciembre de 2012, y su marcha parece muy firme. El gap que dejó en 1673 dólares puede ser el objetivo bajista, en caso de una corrección.
La caída de los índices bursátiles principales, que el viernes se hizo muy profunda para terminar con una baja algo atenuada y con ganancias semanales, no encuentra un piso cierto. Pero más allá de la dirección que tome el mercado, lo que complica la operatoria es la volatilidad de los precios, que se mueven en minutos en ambas direcciones, con una oscilación muy marcada. El mercado, en general, vuelve a parecerse al de los primeros años del siglo. La apertura en Asia no fue tan dramática para los futuros de los índices Dow Jones, Nasdaq y S&P 500, con una caída moderada.
La segunda semana del mes suele ser más tranquila en materia de informes, aunque la situación, inhabitual, que genera el coronavirus, torna interesante al mercado, pese a que los lunes suelen ser días mucho más tranquilos que el resto de la semana, sobre todo en la segunda semana del mes.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el martes.
Adrián Aquaro
Trader College