Cuando el 23 de abril de 2017 el actual líder francés, Emmanuel Macron, se impuso en las elecciones generales de ese día, poco imaginable era que el euro se dispararía casi 20 centavos más de su precio de entonces. El viernes 21 de ese mes, el par EUR/USD había cerrado en 1.0722, recuperando posiciones luego de rozar 1.0300 en el primer día hábil del año.
El temor se había apoderado de los mercados: contra Macron competían varios partidos que, con matices, promovían la salida de Francia de la Eurozona, lo cual hubiera significado un golpe mortal para el euro. Pero ganó Macron, y la ola de euforia no se hizo esperar: el lunes 24, ya desde la sesión asiática, la moneda única se disparó para cubrir parcialmente el gap que dejó en la apertura, y llegando a 1.0820.
Todo esto viene a cuento de que el euro cayó el miércoles a un nuevo mínimo importante. Precisamente, a niveles que no tocaba desde mayo de 2017, y más allá de la cuestión puntual del gap mencionado, no se ven muchos motivos, más que una marcada sobre venta en varios gráficos importantes, para que el cruce EUR/USD cambie de rumbo. Sí podemos esperar, por supuesto, correcciones puntuales.
Pese a que el dólar presenta un comportamiento alcista frente al euro y al franco suizo en particular, no se ve tan dominante su posición en estas horas frente a la libra esterlina, el dólar canadiense y el dólar australiano. En verdad, cada divisa transita un camino distinto. El euro, por caso, sufre una debilidad propia, basada en los 20 mil millones de euros que el BCE coloca mensualmente en el circuito, y también en los datos macro del bloque que representa, que con algún matiz no logran salir de cifras negativas. Alemania pareciera ofrecer algunos informes algo mejores, aunque más que ello, son datos menos negativos de lo esperado, que no es lo mismo.
La libra esterlina, en tanto, se mueve al compás de la ya aburridora cuestión del Brexit. Las idas y vueltas entre Londres y Bruselas ya parecen novelescas, y las negociaciones quedarán empantanadas seguramente hasta fin de año. Cuando el plazo se cumpla, se extenderán a 2022, en un juego sin ganadores. Con todo, la divisa británica logró mantenerse a flote en la víspera, aunque subyace una tendencia bajista marcada en el gráfico diario.
En cuanto al yen, toda novedad del coronavirus lo hace crecer, y la ola de euforia de Wall Street lo hace caer. En ese camino se encuentra la moneda nipona, que si cae de 110.30 podría buscar un viejo gap que dejó a inicio de mayo de 2019, un lunes posterior a la imposición de aranceles de Estados Unidos contra China, en 111.05/10.
El dólar canadiense se aprecia punto a punto con el petróleo. La materia prima ganó el miércoles más de 1.30 dólares por barril WTI, y aunque se desdibujó sobre el cierre de la sesión, y sigue con un tono bajista en las primeras horas del jueves, le dio impulso al Loonie, que llega a su máximo de 10 días.
Respecto al dólar australiano, si bien se alejó transitoriamente de sus mínimos de 10 años que tocó la semana pasada en 1.0660, podría visitar los mismos, y quebrarlos, en cualquier momento. La cuestión del coronavirus afecta principalmente a China, mercado principal de Australia, y el Aussie lo está sintiendo de lleno.
El calendario de noticias del día incluye un dato clave: la inflación de enero. El 0.2% previsto en la inflación subyacente, que excluye alimentos y energía, podría sostener la fortaleza del dólar. Y de los índices bursátiles, cuya ola de euforia por ahora no tiene un final a la vista.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el viernes.
Adrián Aquaro
Trader College