Invertir el dinero que pueda necesitarse a corto plazo, no realizar una adecuada diversificación de la cartera, dejarse llevar por la euforia o el pánico y enamorarse de una acción puede resultar nefasto.
La pócima del éxito no está escrita, pero sí hay errores recurrentes que si se evitan pueden resultar muy rentables.
1- Invertir el dinero de la hipoteca
Es la regla número uno de la inversión en Bolsa. Es imprescindible invertir solo el dinero que no se necesita a corto plazo, porque como decía el economista John Maynard Keynes, «el mercado puede permanecer irracional más tiempo que usted solvente».
Para no tomar decisiones precipitadas es mejor invertir sólo el dinero que no se necesite para tener tiempo de recuperarse de una inversión errónea o de las turbulencias puntuales del mercado.
2- Dejarse llevar por la euforia
Es de los errores más complicados de controlar y principal causante de las burbujas financieras. La crisis de los tulipanes fue la primera burbuja de la historia, a la que han seguido muchísimas más. Muchas veces se invierte en una acción por el mero hecho de que sube, sin reparar si tiene lógica o no, lo que puede incrementar el precio de una compañía sin que tenga respaldo. Hay que llevar cuidado al invertir en compañías que están de moda.
«Todo lo bueno a futuro suele estar descontado ya en el precio actual, con lo cual, ante cualquier noticia no tan positiva como lo esperado, el mercado reacciona a la baja», advierte César Férnández, director de ISBIF Finance School. Saber retirarse a tiempo de una inversión es muy importante. Muchos inversores minoristas entran en Bolsa cuando está cara y venden por pánico en el peor momento.
3- Ir a contracorriente del mercado
Las corrientes de mercado a veces son tan poderosas que es difícil tratar de liderar los cambios de tendencia. Un factor que pesa mucho en las tendencias de las bolsas es el «sentimiento de mercado», que es capaz de mover las bolsas más allá de la lógica.
Invertir en valores o sectores fuera de tendencia, debe hacerse con extremo cuidado. «A pesar de que existen gestores de mucho prestigio en el mercado que basan su éxito en la ‘inversión a contracorriente’, el riesgo de fracasar es mucho mayor», comenta Andrés Aragoneses, de Self Bank.
4- Todo lo que cae no sube
Invertir en compañías porque han caído mucho no siempre es buena idea. Hay que diferenciar bien entre gangas y saldos y no siempre la diferencia es evidente. Hay compañías que han caído mucho y pueden seguir haciéndolo. Es importante analizar los motivos por los que la empresa ha bajado y, sobre todo, nunca hay que aferrarse a toda costa a las acciones, «hay que saber perder», comentan en Self-Bank.
Hay un aforismo en Bolsa que dice que «nunca te enamores de una acción», porque cegarse en no materializar pérdidas puede llevar a mayores pérdidas. Un error muy común es limitar las ganancias y no frenar a tiempo las pérdidas. «En psicología está probado que la satisfacción de multiplicar por dos una inversión es inferior al disgusto de perder la mitad de tu inversión. Para el inversor existe la percepción de que la pérdida no es real hasta que da la orden de vender la acción, con lo cual, tarda mucho en vender la acción intentando retrasar el disgusto y las pérdidas finales son superiores a las que deberían ser», apunta Fernández.
Otro error común últimamente es correr a comprar acciones de los bancos cuando caen mucho, pero no saber aguantar en ellos cuando se profundizan las caídas sin un motivo que lo justifique. «La toma de posiciones en algunos bancos españoles debe hacerse con algo más de visión a largo plazo», comenta Santos.
5- Comprar con un solo criterio
«Voy a invertir en criptomonedas que mi amigo Miguel ha ganado mucho con eso». Quién no ha oído esta frase ya sea con criptomonedas o una acción concreta. Muchas veces por inexperiencia, inseguridad o incluso por envidia, nos vemos impulsados a imitar los movimientos de los demás.
Pero invertir sin conocimientos financieros o dejándose llevar por rumores es un error. Tampoco es aconsejable hacerlo atendiendo sólo a un criterio económico. «Comprar algunas compañías solo porque ofrecen un dividendo atractivo sin pensar en que su cotización puede seguir bajando es un error muy común», comenta Guillermo Santos, socio de iCapital.
La inversión por dividendo puede ser muy atractiva, pero hay que tener en cuenta que hay empresas que deslumbran con elevadas rentabilidades porque su cotización se ha desplomado o hay riesgo de supresión de este pago. Hay que evitar las llamadas «trampas de valor», compañías con ratios PER (precio/beneficio) extremadamente bajos o alta rentabilidad por dividendo si no son sostenibles a futuro.
«Debemos entender qué motivos está descontando el mercado para que cotice aparentemente a un precio tan atractivo y asegurarnos de que los beneficios y dividendos actuales son sostenibles a medio y largo plazo», comenta Férnández. Tampoco es aconsejable valorar las inversiones utilizando como única referencia ratios de compañías similares. «Si estas cotizan a múltiplos más altos que la compañía en la que quiero invertir, pensamos que es una oportunidad de compra, que está barata. Pero pueden estar sobrevaloradas», añade.
6- La diversificación no importa
No poner todos los huevos en la misma cesta es una máxima que se repite como un mantra a la hora de invertir. Una adecuada diversificación de la cartera reduce el riesgo, aunque al suavizar los movimientos también hace que las subidas potenciales estén más atenuadas.
Existen muchas opciones de inversión y «una forma de reducir el riesgo es diversificando, buscando compañías o activos poco correlacionados entre sí», comenta Aragoneses. Algunos expertos aconsejan combinar la gestión activa y pasiva, ya que una buena selección puede ofrecer mayores rentabilidades. Santos cree que es un error centrarse sólo en el Ibex y olvidar la gestión activa de fondos de inversión.
7- Fijarse solo en grandes compañías
Este año muchos expertos se han lanzado a invertir en grandes compañías en detrimento de las pequeñas. Pero los valores de gran capitalización no son siempre los más seguros.
«¿Alguien se acuerda de Enron? Una de las 30 compañías de mayor capitalización de EEUU, del sector eléctrico (tradicionalmente uno de los más tranquilos del mercado), con 21.000 empleados y presencia en 40 países justo antes de quebrar. En 2001 se descubrió que la empresa maquillaba en los balances financieros sus gigantescas pérdidas».
En España la crisis financiera se llevó por delante a Banco Popular, uno de los considerados más conservadores y seguros.
8- No marcar o incumplir sus objetivos
Siempre es bueno tener un plan. Para actuar de forma segura es necesario aprender a ganar, aprender a perder y marcarse estrategias que prevean ambos casos. Hay que realizar una buena planificación y hacer caja cuando alcance el objetivo.
9- Empresas con mucha deuda
Invertir en compañías con mucha deuda en entornos como el actual de tipos de interés bajos y mucha liquidez también puede ser una mala idea. En algunas de estas empresas, «como se reduce mucho el gasto financiero, su beneficio mejora notablemente, pero no por temas operativos sino financieros.
Un simple cambio en las condiciones de financiación a una situación más estándar, provocaría una caída del beneficio y del precio de la acción», alerta Fernández. La forma de evitar el error, es considerar unos gastos financieros calculados sobre un tipo de interés medio del ciclo a la hora de estimar el beneficio normalizado de la empresa, según la escuela de negocios ISBIF Finance School.
Precaución también cuando se invierte en compañías cíclicas en beneficios que están en el pico de ciclo. El inversor considera que ese beneficio excepcional es recurrente y cuando se normaliza el ciclo sufre la caída del beneficio y del precio de la acción. Para evitarlo, además de analizar si el sector está al final del ciclo, hay que fijarse si el incremento de los beneficios es superior al incremento de los ingresos y fijarse cómo cotiza respecto al valor en libros, ya que los fondos propios de la empresa son más estables que los beneficios. Para este tipo de compañías es mejor referencia que el PER.
10- Pensar que en renta fija no hay riesgo
«La renta fija no tiene riesgo», ha sido un pensamiento muy común que en los últimos años ha dado muchos disgustos a algunos inversores. Invertir en Bolsa tiene riesgo y la renta fija también.
Sólo te aseguras el cupón de una emisión si esperas a vencimiento, siempre que la empresa en cuestión no quiebre. «Hay que tener en cuenta el riesgo de divisa, ya que la moneda del país del que adquirimos bonos puede subir o bajar. También existe riesgo de impago, y esto no es algo exclusivo de las empresas. También hay Estados que han dejado de pagar sus deudas», comentan en Self Bank.
La calificación crediticia es un factor a tener en cuenta, ya que informa sobre la solvencia y fiabilidad de un Estado o de una empresa. Por último, hay que ser conscientes del riesgo de tipos de interés: si compramos bonos del Tesoro, el Estado se compromete a pagar un interés al vencimiento, pero si necesitamos vender antes de que se cumpla el plazo debemos hacerlo en el mercado secundario y en ese terreno podemos ganar o perder dependiendo de la evolución de los tipos de interés.