En octubre de 2018 alcanzaba máximo histórico por encima de los 8 euros, doce meses después, la compañía ha alcanzado el valor más bajo de su historia sobre los 3 euros. El año no está siendo bueno para ENCE principalmente por tres motivos:
- – El cambio de ciclo en el negocio de la celulosa.
- – Los costes de producción han repuntado al alza.
- – La incertidumbre sobre la fábrica de Pontevedra.
Es cierto que a finales de octubre se animó un poco en bolsa porque la fábrica en Pontevedra tenía nueva imagen tras los trabajos de su nuevo revestimiento de madera, lo que se enmarcaba dentro del plan de integración paisajística de la entidad, un proyecto que costó 4 millones de euros con el objetivo de aminorar el impacto visual desde cualquier lado de la ría.
Pero poco le duró la alegría. Llegaron las elecciones generales y la victoria del PSOE es mala noticia para ENCE, y es que Pedro Sánchez rechazó inicialmente prorrogar el contrato por 60 años más que había concedido en el año 2016 Mariano Rajoy para que la planta de Pontevedra continuase con su actividad. El rechazo se debe a la localización de la fábrica, que se encuentra al borde de la ría. El proceso está en los tribunales y puede durar todavía varios años. Precisamente, desde que se conoció la victoria del PSOE, el precio de las acciones ha bajado de 3,95 a 3,50 euros.
Ya les he hablado de esta compañía en varias ocasiones. En el mes de marzo les comenté la formación de un patrón de techo redondeado, un patrón de cambio de tendencia, de alcista a bajista, que se produce en la recta final de una tendencia alcista y que se caracteriza porque el giro o cambio de tendencia se produce de manera lenta y progresiva.
A finales de abril volví a retomar el seguimiento a la compañía y les comenté que seguiría bajando en Bolsa. Desde los 4,77 euros que cotizaba ese día la caída ha sido bastante intensa.
Para valorar si es una inversión interesante, hay que sopesar varias cuestiones:
- 1) La victoria de Pedro Sánchez en las elecciones y el cese de la planta de Pontevedra que tendría un impacto en las cuentas por valor de 185 millones de euros (un tercio de los ingresos de ENCE proviene de esa planta).
- 2) Los hedge funds mantienen sus posiciones bajistas. Por ejemplo, Voleon Capital Management y Marshall Wace.
- 3) La agencia de calificación crediticia S&P rebajó la perspectiva crediticia de ENCE desde estable a negativa por la caída del precio de la celulosa.
- 4) Un informe negativo de Bank of America Merrill Lynch en el que ya no se tiene tan claro que el precio de la celulosa vaya a recuperarse el próximo año.
Este último punto es clave, porque hasta ahora se esperaba una recuperación de los precios de la celulosa en Europa en el 2020 en base a una demanda superior a la oferta, por lo que el precio de la pulpa de celulosa podría estabilizarse de cara al próximo ejercicio y ello ayudaría a mejorar las cifras de negocio de la compañía (precisamente el precio de la pulpa fue uno de los factores negativos de la última presentación de resultados junto a las menores ventas y el incremento de los costes de transporte). Pero claro, si ya no se tiene tan claro, la cosa cambia.
Teniendo en cuenta todo ello, es fácilmente deducible que se trata de un valor de riesgo que exige precaución, por lo que sigue siendo un valor no apto para inversores conservadores, salvo que se disponga de una cartera bien diversificada. Si finalmente la celulosa remonta el vuelo en 2020, ENCE podría ver los 4,16 euros como primer objetivo, estando ya el siguiente en los 4,60 euros.
Ismael De La Cruz/Investing.com
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