La España ingobernable. Cuatro elecciones generales en cuatro años. El hazmerreír del mundo. Y no valen las comparaciones con Italia. El país alpino es otra cosa. Ya hay dramas públicos y privados, que aumentarán conforme pasen los días, semanas, meses y años. En las principales ciudades de España, en unas más que otras, abunda la suciedad, las aceras rotas y los parques desangelados. En muchas autovías, los baches proliferan y en otras tantas carreteras de segunda, hay huecos muy profundos, capaces de engullir un coche. El Reino de España se ha distinguido secularmente por su gran capacidad para mirar hacia otro lado, el contrario a la realidad. Es la forma más cobarde de afrontar cada circunstancia. También, la de asegurar con votos la poltrona de una nómina de políticos muy inflada, demasiado, en los gobiernos central y autonómicos. En las Diputaciones y otras herencias de antaño. Todo eso lo pagamos caro como pagamos muy caro el desmadre de Gobiernos pasados, que nunca reconocieron que el Mundo Global iba mal, como se demostró con la Madre de Todas Crisis en 2009 y siguientes. Por supuesto, el hastío entre la población con la lucha a brazo partido entre los políticos de hoy ¿Cuánto hemos pagado en los diferentes encontronazos políticos, que las elecciones generales no han solucionado? ¿600.000 millones de euros? ¿Cuántos hospitales, arreglos de carreteras y demás se podrían haber financiado con esta suma?
Encuentro, en fin, ciertas similitudes de la España de los 70 y la España actual. Llegué a Madrid a mediados de los 70 para estudiar Psicología. Hasta entonces había estudiado en un instituto de una provincia limítrofe. La duración del viaje a la capital del reino en un autobús destartalado era entonces de cuatro horas, en un recorrido que hoy no consume más de 1 hora y 20 minutos. Carreteras que serpenteaban para no invadir dominios y tierras de los más ricos, y llenas de hoyos conducían a lo que muchos considerábamos el Paraíso: todo era bueno con tal de salir de un pueblo pobre sumido en la pobreza de una agricultura de subsistencia. Amanecía Madrid, por aquél entonces, con luces parpadeantes y discontinuas. Pocos días después, descubrí que muchas farolas estaban en los huesos, con las lámparas rotas. Y así continuaron meses y meses, incluso años. Descubrí, al cabo de unos meses, que las aceras estaban llenas de agujeros y el pavimento de las calles muerto de asco. Los parques eran un peligro contrastado a partir del anochecer, porque no había luz ¿Pasos de cebra? No recuerdo que existieran en la cantidad ni en la calidad actual.
Paso páginas rápidamente me detengo en el boom de la construcción. La gente compraba pisos a pares, ricos y pobres. Aeropuertos zombis, autovías, autopistas de pago (quebradas) ¿Lo recuerdan? Hasta que llegó la Gran Crisis de 2008 y el castillo de naipes cayó con estrépito. Hay sectores, no obstante, que siguen erre que erre: pensionistas que quieren más, cuando deberían cobrar menos (no hay dinero y sí mucha deuda) que pagarán hijos y nietos; burbujas inmobiliarias en varias provincias ¿Hacia otra gran Crisis que limpie el sistema de nuevo?
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Comenta Antonio Iruzubieta que el consumidor está agotado, la represión financiera (eliminación de la retribución al ahorro) y estancamiento de los salarios reales en los últimos 20 años obligan a cubrir el diferencial gastos/ingresos con deuda o bien contra ahorro, quien lo tenga.
Las deudas de particulares no dejan de aumentar, poniendo en riesgo la salud financiera y las posibilidades de consumo futuro.
A pesar de las políticas monetarias de tipos bajos y por tiempo más prolongado de lo previsto, los bancos han disparado el tipo de interés que reclaman a los deudores por extraer dinero vía tarjetas de crédito.
Precisamente a los deudores más necesitados y quienes no pueden acceder a créditos al consumo, sustancialmente más baratos, por falta de calidad crediticia. A perro flaco todo son pulgas!
Tanto el saldo vivo de crédito USA vía tarjetas (casi $1.1 billones -trillion) como el tipo de interés aplicado (superando el 17%) continúan al alza y en territorio de máximos históricos.
SALDO Y TIPO DE INTERÉS APLICADOS A TARJETAS DE CRÉDITO, USA
También las empresas han aprovechado los tipos ultra bajos para acumular deudas hasta niveles nunca antes vistos. Las deudas se pagan y cuando las condiciones no lo permiten, entonces las crisis se encargan de «limpiar» el sistema.
Observen la evolución de la deuda corporativa en relación con el PIB desde los años 50 y la manera en que el sistema se ha limpiado forzosamente, crisis mediantes, en cada uno de los máximos que ha coincidido con desaceleración del PIB.
La situación actual es justamente esa, ratio Deuda Corporativa -PIB en máximos y PIB cayendo.
El fin de ciclo de crédito de largo plazo está próximo, los volúmenes de deuda viva ( de particulares, empresas y gobiernos) son históricos y subiendo, mientras la economía y beneficios empresariales se enfrían.
Un combinado perfecto para hacer imposible, o muy difícil, atender el servicio de las deudas. Perfecto para asistir a un evento de ajuste brusco, vía pinchazo de la burbuja de crédito.
Atender el servicio de la deuda cuando los ingresos se proyectan bajos e insuficientes no es posible, sólo será realmente difícil el mejor escenario y confiando en supuestos super-poderes de las autoridades, en la capacidad de la potencia de sus instrumentos y políticas para controlar la situación.
No obstante, desde hace años la dinámica de generar deuda para comprar crecimiento económico ha entrado en el peligroso círculo vicioso de la Ley de Retornos Decrecientes.
La capacidad de las autoridades monetarias para manejar la economía y finanzas está en duda, ha dejado de ser efectiva y es ahora de carácter más azaroso.
Históricamente, cuando las expectativas de crecimiento económico y de inflación son bajas, la rentabilidad de la deuda cae y también la de las bolsas.
No es sólo el comportamiento estadístico, es también la respuesta académica y normal que comparten los inversores, al anticipar un futuro de crecimiento menguante e incertidumbre, compran deuda (lo que presiona al alza el precio y a la baja la rentabilidad) y venden bolsa para evitar minusvalías propias de un universo empresarial perdiendo rentabilidad y acumulando problemas de deuda.
Pero las políticas de Reflación de Activos han impedido la formación libre de los precios y gracias a la intervención masiva de las autoridades, no solo han evitado caídas, han conducido las cotizaciones a máximos históricos y la imagen técnica sugiere prudencia…
Moisés Romero
La Carta de la Bolsa