En algunas ocasiones hemos publicado en estas páginas que se están sentando las bases para el fin «del imperio dólar». Como en cualquier otro momento de la historia, el final de los imperios no tiene una única causa, y no se produce en un momento determinado. Es un proceso. Bien, pues probablemente nos encontremos en medio de ese proceso. Como afirma el economista Guillermo Barba, «Oriente están buscando alternativas para el dólar como moneda de reserva y de comercio, así como en Occidente se suman más voces que piden un sistema financiero que no dependa del billete vede, después de diez años de estímulos monetarios y tasas de interés ultra bajas», y añade:
Ahora tocó el turno al Reino Unido a expresarse en el mismo sentido y en voz de nada más y nada menos que el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, quien consideró que una moneda digital global podría servir de contrapeso al imperio del dólar. Lo anterior es una obviedad, pero la nota en sí es que el comentario provenga de uno de los banqueros centrales más importantes del mundo.
Una moneda digital “podría amortiguar la influencia dominante del dólar estadounidense en el comercio mundial”, dijo Carney el 23 de agosto en un discurso en la reunión de banqueros centrales de todo el mundo en Jackson Hole, Wyoming. “Si aumentara la proporción del comercio facturado en (una moneda digital), los choques en los Estados Unidos tendrían efectos secundarios menos potentes a través de los tipos de cambio, y el comercio se sincronizaría menos entre los países.
No es casualidad que este banquero central haya elegido este escenario para hacer estas declaraciones. Más países históricamente aliados de Estados Unidos están convencidos de que el dólar se ha vuelto un obstáculo para la recuperación global, y por ello se necesitará un nuevo sistema que dependa menos de esta divisa y provoque menos volatilidad.
En Inglaterra saben que acabar con la hegemonía global de una divisa no significa el fin del mundo. Lo mismo pasó con la libra esterlina hace cien años cuando dejó de ser la principal moneda de reserva mundial.
“La influencia del dólar en las condiciones financieras mundiales podría disminuir de manera similar si se desarrollara una arquitectura financiera alrededor de la nueva (moneda digital) y desplazara el dominio del dólar en los mercados crediticios. Al reducir la influencia de Estados Unidos en el ciclo financiero mundial, esto ayudaría a reducir la volatilidad de los flujos de capital hacia las economías de mercado emergentes”, indicó Carney.
Por eso el gobernador del Banco de Inglaterra no ve con malos ojos el proyecto Libra de Facebook, a diferencia del presidente Trump y las autoridades financieras estadounidenses, que cuestionaron con severidad la iniciativa de la red social y prometieron un feroz escrutinio antes de aprobar esta stablecoin.
Aunque dijo que Libra no podría sustituir al dólar, Carney dijo que las transacciones minoristas se realizan cada vez más en línea en lugar de las calles, y crece la preferencia de los pagos electrónicos sobre el efectivo.
“Una nueva infraestructura de pagos basada en una moneda estable internacional totalmente respaldada por activos de reserva en una cesta de monedas que incluye el dólar estadounidense, el euro y la libra esterlina se podría intercambiar entre usuarios en plataformas de mensajería y con minoristas participantes”, agregó Carney.
Obviamente, tiene que superar las preocupaciones sobre privacidad de datos y demostrar la suficiente capacidad operativa antes de ser lanzada al público, pero el camino ya está señalado y, al parecer, más banqueros centrales se están dando cuenta de ello, como Agustín Carstens, ex gobernador del Banco de México y ahora gerente del Banco Internacional de Pagos (BIS), quien cree que los institutos centrales sacarán sus monedas digitales en el futuro. No hay duda de ello.
Como ya informamos en su momento, China ya está trabajando en ello con su CBDC, una versión digital del yuan, para ganar presencia en el comercio global.
Mencionamos la semana pasada que las stablecoins se distinguen de otras criptodivisas porque estas son respaldas en dinero fiat y, por lo tanto, su uso para transacciones es más fácil, a diferencia de Bitcoin, que es usado como un activo especulativo y de inversión, con un valor muy fluctuante y riesgoso como para utilizarlo como un medio de pago… pero ventajoso para obtener ganancias rápidas mediante el trading.
Las declaraciones de Carney tuvieron eco en las autoridades monetarias. “Fue un discurso notable”, dijo Olli Rehn, miembro del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo, citado en un artículo de Bloomberg. “Es una idea que vale la pena considerar en un contexto más amplio de la digitalización de nuestro sistema monetario y bancario”.
La conversación apenas inicia, pero de ahí puede surgir la ruta que tomará el mundo respecto a las criptodivisas, que fueron consideradas al inicio como una estafa o algo efímero, pero que ahora ofrecen una alternativa a los países y al mundo a librarse del yugo del dólar. Este cambio será seguramente a largo plazo, pero el avance de las criptomonedas como concepto, ya no tiene marcha atrás.
Carlos Montero
La Carta de la Bolsa