Tenemos tres frentes abiertos en lo que se refiere a la guerra comercial de aranceles.
EE.UU. frente a China
La ambición estratégica de China de promover sectores como la robótica, la biotecnología, los equipos aeroespaciales, etc., creó desconfianza en Estados Unidos y fue visto como una amenaza para su liderazgo tecnológico. pero el tema ha dado un giro. El gigante asiático ha reducido los sectores sujetos a restricciones para los inversores y empresas extranjeras, lo que ha sido interpretado como un claro signo de apertura económica tras la reunión el fin de semana entre Donald Trump y Xi Jinping en la que se comprometieron a retomar las conversaciones. Por su parte, Trump frenó la imposición de nuevos aranceles a China y permitirá que las empresas estadounidenses vendan productos a la tecnológica Huawei. Es cierto que aun no hay compromisos ni fechas para las negociaciones, pero Trump dejó claro que no tiene prisa por llegar a un acuerdo. Eso sí, veremos si no sucede lo mismo que con otras cuestiones, que el tema se va alargando y termina enquistándose.
Por tanto, salvo sorpresa o que alguien incumpla lo pactado, este tema debería de pasar a un segundo plano en cuanto a preocupación para los inversores.
EE.UU. frente al sector automovilístico europeo
Los aranceles podría encarecer el precio final de los coches en hasta 6.800 dólares y las caídas en las ventas tendrían importantes repercusiones en el empleo. Sin olvidar que los nuevos aranceles también perjudicarían a la economía mundial distorsionando el precio de los coches, y lastrando a toda la cadena (fabricantes, proveedores de componentes, concesionarios, transportistas). Claro, los fabricantes tendrían que trasladar el incremento del precio de los automóviles a los clientes y/o proveedores.
Si nos centramos en Europa, Alemania es el país europeo más expuesto al mercado estadounidense. En el 2018, Volkswagen, Daimler y BMW exportaron coches a Estados Unidos representando el 45% de las exportaciones europeas de vehículos a EE.UU., lo que hace una idea de las compañías que se verían más perjudicadas. Concretamente, Daimler obtuvo un 25% de su negocio total en Estados Unidos el pasado año y es la compañía del sector europeo más expuesta a EE.UU. Por su parte, las ventas de Volkswagen a Estados Unidos representaron el 16% y las de BMW el 17%.
En lo referente a las marcas francesas, hay que resaltar que su exposición en EE.UU. es menor que en el caso de las compañías germanas. Para Peugeot este mercado supone el 4% de sus ventas, y para Renault el 5,5%.
Si hablamos de España, tenemos que centrarnos en Cie Automotive, compañía vulnerable al tema del proteccionismo de Trump y Gestamp.
Pero en este tema también hubo un cambio, el sector de automóviles (y componentes) europeos está de enhorabuena, o mejor dicho, habría que decir que tras una gran preocupación e incertidumbre, puede respirar aliviado al menos durante seis meses, y es que Trump decidió retrasar el plazo que había establecido para decidir si aplicaba aranceles a las importaciones de coches europeos.
Recordemos que el plazo terminaba el 18 de mayo, por lo que los nuevos aranceles entraban en vigor ese día y afectaría de lleno a la importación de vehículos y componentes procedentes de Europa, teóricamente con la finalidad de proteger a las empresas estadounidenses.
De todas maneras calma, porque tengamos en todo momento presente la idea central: Trump no ha dicho que desista de aplicar esos aranceles, que sería la realmente buena noticia, sino que se toma más tiempo para pensarlo, pero nadie ha dicho en ningún momento que finalmente no lo haga
EE.UU. frente a la Unión Europea
Trump amenaza con nuevos aranceles a productos europeos por valor de 4.000 millones de dólares (la lista es muy amplia, a modo de ejemplo las olivas, aceite, el queso italiano, hortalizas, vino, pasta, el whisky escocés y el irlandés, leche, café, cobre, productos derivados del cerdo, etc, etc). Esta lista se suma a la de productos por valor de 21.000 millones de dólares que el país norteamericano publicó el pasado mes de abril. Y es que todo esto ha empeorado debido a las subvenciones de la UE a la fabricación de aviones de Airbus en detrimento de su rival Boeing, de ahí que también pretendan imponer tasas a bienes aeronáuticos (la amenaza de aranceles si continúan las ayudas europeas a Airbus no deja que la compañía siga subiendo tan alegremente, lleva un 50% en lo que va de año debido en parte a la crisis de Boeing).
El primer choque se produjo el verano pasado después de que Trump anunciara la imposición de un arancel del 25% al acero y del 10% al aluminio, hecho que rápidamente obtuvo respuesta de Bruselas. El tema es delicado, no hay más que ver qué sucede con la aceituna negra española, que desde el verano pasado está lastrada por un impuesto del 35% que ha hundido las ventas.
Soy de la opinión de que finalmente la cosa terminará mejor de lo esperado. Nadie esperaba que Trump y China tuvieran tan buena sintonía el pasado fin de semana y de momento han encauzado bien el problema. Con la Unión Europea no tendría por qué ser diferente. Sabemos que Trump es una persona muy orgullosa, que cuando cree en algo va a muerte con ello, por este motivo hay que tener cierta mano izquierda con él a la hora de negociar y no pretender envalentonarse y ponerse a su misma altura, porque entonces será cuando no haya solución.
Miren, hay catalizadores para seguir siendo optimistas con la renta variable. En lo que va de año, Wall Street ha subido un 18%, Europa un 13% y China ha subido un 20%. Les dejo algunas pinceladas para ver el vaso medio lleno en vez de medio vacío:
- – La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) rebajará los tipos de interés, incluso podría hacerlo a finales de este mismo mes de julio y ello favorece mucho a la renta variable europea, fíjense que desde principios de la década de 1970, las acciones de la región, de media, han rendido casi un 10% en los seis meses posteriores a la primera reducción de las tasas de la Fed y un poco más del 15% en los 12 meses posteriores al recorte.
- – Desde la creación del S&P 500 en 1928, cogiendo las primeras siete sesiones del mes de junio, tenemos que el mes de este año es el quinto mejor comienzo de junio y el mejor desde el año 1974 cuando subió +5,73%.
- – Es la sexta vez que el índice S&P 500 sube más de un 10% en la primera mitad del año y más de un 5% en el mes de junio. Los casos anteriores sucedieron en 1929, 1933, 1944, 1955 y 1999.
- – Entramos en la mayor expansión económica de Estados Unidos desde el año 1945, hecho que se produciría este mismo mes de julio con 121 meses frente al anterior récord de la década de los años 90 que duró 120 meses.
- – Tenemos subiendo más de un 5% tanto la Bolsa como los bonos a largo plazo. Esto solo ha sucedido diez veces desde el año 1980. Es más, cuando esto ocurre el S&P 500 sube de media un +11,3%.
- – El DAX alemán subió un 5% en junio, en lo que históricamente ha sido un período débil para las acciones del país germano.
Ismael de la Cruz
ismaeldelacruz.es
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