En la comida del martes, un amigo de siempre cuenta «mi hijo pequeño es especulador nato. Sigue el día a día, el minuto a minuto de Abengoa. Los pelotazos que puedes dar son tremendos como letales los porrazos que puedes recibir con la supermegapeligrosa montaña rusa en que se ha convertido su corro» Interviene un segundo «¿Cuánto ha invertido en este juego?» «Nada, muy poco, unos 1.000 euros. Es cuestión de divertirse». Entra en la conversación un tercer amigo, gran conocedor de los entresijos de la Bolsa. «En este caso concreto de Abengoa prefiero ir al casino de Torrelodones. Me lo paso mejor y perderé el mismo dinero que estar siguiendo la volatilidad extrema marcada a golpe de rumor y de sensaciones extrañas. Por ejemplo, el rebote de los últimos días, muy espectacular, por cierto, está basado en la idea de que el Gobierno no la dejará caer. Pero eso no está demostrado. Es una empresa privada, como otras tantas que se han ido al garate…»
«Es impresionante», añade, como grandes prebostes del Ibex han sido fusilados al amanecer víctimas de sus tropelías y mal hacer. Y lo más cojonudo, lo realmente sangrante, es que todos se van con indemnizaciones millonarias, fumándose un puro y a los demás accionistas, que les den…»
El contertulio insiste. «En estos casos de desmadre, de atraco con las indemnizaciones aconsejo siempre mirar las participaciones de accionistas que aparecen en la CNMV. Muchos se rasgarán las vestiduras cuando comprueben que la mayor parte de los consejos de administración de otras tantas compañías tienen un número de acciones insignificante. A los sumo 100 o 200…»
«Hay más», concluye. «En esta época de demagogia populista abogados y jueces sólo se fijan en las preferentes de Bankia, que es lo que más se aireado. Pero muy pocos denuncian estas prácticas y estos movimientos totalmente punibles…»
Y como hemos señalado en LACARTADELABOLSA desde hace meses, antes de que los auditores tomaran cartas en el asunto, cartas, que ya no sirven para nada, una cosa es la realidad bursátil y otra, la compleja situación empresarial y financiera de Abengoa. En términos de Bolsa pura y dura, los que hayan sabido bailar al ritmo de la volatilidad se han forrado. Los que hayan ido con el pie cambiado se han arruinado. Ha sido el gran fiasco, primero, y el gran pelotazo, después, para luego ser otro fiasco y a continuación otro pelotazo de la Bolsa española desde agosto ¿hasta cuándo esta cadencia de ruleta rusa? Abengoa ha podido hacer ricos a unos y muy pobres, a otros. Depende como haya caminado cada uno por el sendero del mercado.
Primero dijeron, dijimos todos, que estaba asomada al abismo, en casi concurso. Luego, anunciaron los bancos que irán a la ampliación. En poco espacio de tiempo las acciones llegaron a perder más del 50% de su valor para luego remontar otro tanto. Eso sí que es droga dura. Pero cuando todo parecía arreglado, los bancos exigen más y, de nuevo, otro batacazo. Y en esas estaban las acciones cuando llegaron los chicos de Gestamp prometiendo poner sus euros sobre la mesa. Otra vez al alza. Y poco después, otro batacazo épico,porque los chicos de Gestamp se van.
Sólo los rumores, esos que proceden de fuentes bien informadas, o las filtraciones interesadas o desinteresadas moverán los hilos de su cotización ¿Dónde se encuentra la compañía aquí y ahora? asomada al abismo ¿O ya está en el abismo?
Mar Revuelta
La Carta de la Bolsa