El euro sufrió una dura caída el jueves, luego de conocido el comunicado de política monetaria del Banco Central Europeo, y después de la conferencia de prensa de su presidente, Mario Draghi.
No se esperaban aumentos en los tipos de interés, naturalmente, que quedaron en cero, pero el cambio en la postura del BCE fue determinante para la baja de la moneda única, que llegó a un mínimo que no tocaba desde junio de 2017, al vencer 1.1215, el mínimo de 2018.
El cambio mencionado consiste en que Draghi habló de elevar la tasa de interés hacia finales de 2019, frente a su anterior pronóstico de septiembre de este año. No fue tan complicada la declaración como el recorte de previsiones de crecimiento para este año, y la implementación de un mecanismo de financiación para bancos llamado LTRO, que ya había sido implementado en el pasado, y que ahora vuelve a tomar vigencia. Este mecanismo se pondrá en marcha en septiembre de 2019, con un plazo cercano a los dos años, y lógicamente le inyectará euros al circuito económico, con la consiguiente baja de la moneda única.
Es aún prematuro pensar en un desplome general del euro en el corto plazo, pero este quiebre sí enciende las alarmas para los seguidores de la moneda europea. El próximo objetivo fuerte lo tiene en 1.1030, y más abajo aparece 1.0720, un gap que dejó hace casi dos años, en oportunidad de las elecciones de Francia en las que se impuso Emmanuel Macron.
Al euro le sigue la libra Esterlina. En parte arrastrada por la moneda única, y en mucha mayor medida por la confusión que otra vez provoca el Brexit, la divisa británica vuelve a perder vuelo en estas horas. La salida de Reino Unido de la Unión Europea, sobre la cual habrá una votación clave el martes próximo, es una pesadilla para los británicos, que ciertamente no son escuchados por los políticos. Estos últimos se mantienen en actitudes personalistas aún cuando el agua les llega al cuello, y a falta de pocos días para la salida no hay una definición de ningún tipo. Del lado de la Unión, por supuesto, no se la harán fácil a Theresa May y sus muchachos, que pensaron que negociar con Bruselas sería un trámite. Pero ni los británicos son lo que eran, ni la Unión Europea es un frágil y permeable país del tercer mundo.
Con este panorama llegamos al segundo viernes del mes, en el que se conocerán los datos de empleo de febrero en Estados Unidos. Al respecto, se espera que se hayan generado unos 180 mil nóminas el mes pasado, un estándar que tienen los analistas, y que suelen equivocarse en más de 100 mil empleos mes por mes. Cabe preguntarse que nivel de profesionalismo tienen los que a ello se dedican.
Si la cifra, poco creíble en principio, tuviera algún viso de realidad, sería mucho menor que las de diciembre y enero, que superaron los 300 puestos por mes. Como sea, el mercado laboral luce sólido y sin problemas. Lo mismo sucede con la tasa de desempleo, y el promedio de ganancias por hora (la “inflación de los salarios”).
Una cifra por encima de los pronósticos volverá a premiar al dólar, que pasa por una buena época, en gran parte por los datos macro de Estados Unidos que siguen siendo envidiables, pese a la mala prensa del presidente Trump y su gobierno.
No lo ve tan así la bolsa de Nueva York, que no festeja ciertamente el alza del dólar, y el jueves volvió a caer a través de sus índices principales. ¿Será este viernes el momento de remontar vuelo? En pocas horas lo sabremos.
La última sesión de la semana aparece entonces como muy atractiva, con los datos mencionados, con un euro bamboleante, un dólar fuerte, la bolsa intentando no perder más, y el oro buscando recuperar su brillo. Ah, y con las monedas de países emergentes en ebullición, ante la salida de capitales hacia las acciones chinas.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, y un muy buen y reparador fin de semana. Nos reencontramos el próximo lunes, hasta entonces.
Adrián Aquaro
Trader College