Desde hace varios años, la economía sigue mejorando. El crecimiento del PIB ha ido acompañado de una reducción muy importante del paro, que era del 23% en 2013, y ahora está en torno al 12%. Sin duda es todavía una cifra demasiado alta, pero la mejora es clara.
Y a pesar de que gran parte de los datos macroeconómicos son buenos, una parte importante de la población no nota aún los efectos de la recuperación en su economía personal y familiar. De hecho, está aumentando la pobreza. De acuerdo con los datos de la última encuesta de condiciones de vida del Idescat, la tasa de riesgo de pobreza es del 20%, ocho décimas más que el año anterior. Esto significa que el 20% de la población tiene unos ingresos que no alcanzan el umbral de riesgo de pobreza, que está fijado en 841,37 euros mensuales. Esta cantidad es la que debería permitir atender las necesidades básicas de subsistencia. Y el 7% de la población declara que llega a fin de mes con mucha dificultad.
La situación actual es consecuencia de diversos problemas, aparte del nivel de paro que todavía hay. En muchas empresas, los beneficios han aumentado mucho, pero los salarios en términos reales han disminuido desde 2008. Por lo tanto, muchos trabajadores han perdido poder adquisitivo.
En general, se ha apostado por tener ventajas competitivas basadas en los precios bajos, en lugar de otros factores como la calidad, la tecnología y el servicio. Esta política promueve que los salarios sean demasiado bajos en muchas empresas. Y no ayuda que el salario mínimo interprofesional fijado por el Gobierno esté por debajo de los ingresos del umbral de pobreza.
Pero mientras los salarios de los trabajadores, en general, están perdiendo poder adquisitivo, los salarios de los directivos están subiendo mucho. En algunas empresas el umbral salarial, diferencia entre lo que ganan los directivos y los trabajadores con salarios más bajos, es muy elevado. Por ejemplo, en las empresas del IBEX es de 207 veces. Hay casos, en el que además el incremento de la retribución de los directivos no ha ido acompañada de unos mejores resultados de la compañía.
A la vista de los datos hay que revertir la situación actual. Los salarios, en general, deben aumentar, especialmente en las franjas bajas. Hay que aumentar el salario mínimo y disminuir el abanico salarial en las empresas que lo tengan excesivo.
El modelo low cost está generando muchas personas low income(ingresos bajos) y si no rompemos la espiral de reducción salarial, acabaremos siendo un país pobre para la mayoría. Para muchas empresas, subir salarios no será fácil, ya que los márgenes son muy ajustados. Pero hay sectores, como el del turismo, por ejemplo, en que la apuesta por la calidad -en lugar de la cantidad- debería permitir subir los precios y, por tanto, subir los salarios. Si no lo conseguimos, no estaremos logrando el objetivo principal de la economía, que es mejorar el bienestar de la gente. Como decía Thurgood Marshall, descendiente de esclavos que llegó a ser juez del Tribunal Supremo de los Estados Unidos: “Cuando veas cosas mal hechas, desigualdad o injusticias, denuncia las, porque este es tu país. Es la democracia. Protégela. “
Oriol Amat es Catedrático de Economía Financiera y Contabilidad por la Universidad Pompeu Fabra. Presidente de l’Associació Catalana de Comptabilitat i Direcció (ACCID). Puedes ver más de sus vídeos aquí.
Fuente: Patrimonia