Mitos fuera, mitos que mueren caducados, absorbidos por los nuevos tiempos. Hace unas semans Alex T. analista londinense, me decía que «tanto la inflación como el PIB se han convertido en mitos, porque la inflación y el PIB de hoy no son los de ayer y, a buen seguro, no serán los de mañana, por el cambio de actores en la Economía Global, ahora cada vez más dependiente de los continuos avances tecnológicos. Inflación y PIB a los que se les concede, en la actualidad, un protagonismo extremo a la hora de decidir medidas monetarias menos ultralaxas. Los bancos centrales deben revisar, por tanto, sus modelos y ponerlos al día.
Hay más, hace unas semanas salto la noticia (ya vieja en otros lares y hogares del viejo y nuevo Continente) de que el Reino Unido detecta más de 2.500 productos que han reducido su tamaño, pero no su precio: 2.529 productos, la mayor parte dentro de la categoría de alimentación y bebidas, han reducido su tamaño desde 2012 sin bajar de precio, según un estudio realizado por la Oficina Nacional de Estadística de Reino Unido (ONS), que cuestiona el impacto del ‘Brexit’ o de la evolución del precio de las materias primas en las decisiones de las empresas.
Por el contrario, el estudio constata que en el mismo periodo de tiempo únicamente 614 productos han registrado un aumento de tamaño sin que este incremento se haya traducido en un mayor precio. Este fenómeno, conocido como ‘shrinkflation’, parece no haber tenido un impacto particularmente destacado sobre la evolución de la inflación, señala la oficina estadística británica, con la salvedad de la subcategoría de azúcares, mermeladas, chocolates y golosinas, donde desde 2012 la reducción de tamaño de los productos ha contribuido al aumento de precios en 1,22 puntos porcentuales.»
Y un enlace interesante: Durante la campaña electoral, Trump y algunos de sus colaboradores afirmaron que podrían acelerar la economía hasta una tasa de crecimiento del PIB real del 3,5-4,0%. En opinión de John Greenwood, economista jefe de Invesco, esa expectativa siempre fue poco razonable. “Un crecimiento del 2,0-2,5% parece probable para 2018 y como tendencia a más largo plazo, aun cuando Trump aplique los recortes de los impuestos sobre la renta y de sociedades propuestos. La cuestión interesante, que desconcierta a muchos bancos centrales, representantes del mundo académico y economistas de la banca de inversiones, es por qué la inflación se ha mantenido tan contenida durante tanto tiempo. Después de todo, el desempleo ha caído y la diferencia entre el PIB observado y el potencial se ha estrechado, lo que implica -en opinión de muchos economistas- que el margen disponible para absorber un aumento del gasto es estrecho”, escribe Funds People
Según este análisis de la curva de Phillips, la inflación ya debería subir más rápidamente. Sin embargo, según el índice de gasto de consumo personal (PCE) subyacente, la inflación se ha mantenido constantemente por debajo del objetivo del 2% de la Fed durante 105 meses de los 109 datos de inflación publicados desde octubre de 2008. Por otra parte, tres de los cuatro parámetros más habituales para medir la inflación subyacente (el PCE subyacente, el IPC subyacente y el IPC del Banco de la Reserva de Cleveland -Cleveland Fed Trimmed-Mean CPI-) se encuentran actualmente por debajo del 2%, y solamente el IPC del Banco de la Reserva de Atlanta supera el 2%.
“A pesar de que algunos factores transitorios o idiosincráticos han contenido en ocasiones la inflación de forma temporal, como la caída de los precios de los contratos de los teléfonos móviles y las variaciones periódicas de los precios de las materias primas, estos no son suficientes para explicar una inflación que se mantiene por debajo del objetivo durante un periodo tan prolongado. El problema con este planteamiento convencional es que la curva de Phillips es una observación empírica y no una teoría adecuada sobre la inflación. Solo analiza dos de los elementos finales del proceso de la inflación (actividad económica y salarios o precios); no describe el proceso de la inflación completo”, critica el reputado economista.
Moises Romero
La Carta de la Bolsa