Me llama, con cierta inquietud, Álvaro L. analista y gestor de fondos «¿Has visto cómo ha caído a plomo la actividad en el mercado? La falta de liquidez es preocupante. El mercado no podría responder, llegado el caso, a un incremento súbito de la volatilidad, aunque todos estamos tranquilos, porque sabemos, que, al menos por ahora, los bancos centrales están con la red puesta. La desorientación es total, inquietante. Hay mucho silencio en los despachos y en las mesas de contratación. Nuestros clientes no saben qué hacer con su dinero. Nosotros, tampoco. Nos preguntan una y mil veces el porqué del mal comportamiento de la Bolsa española este año, un año más, cuando parecía que el viento soplaba de cola. Respondemos que tenemos miedo al cambio de ciclo en las grandes economías del mundo. Miedo a una devaluación en China y demasiadas incógnitas respecto a las respuestas de los mercados ante la actitud de la Reserva Federal de Estados Unidos, por un lado, y el Banco Central Europeo, por otro…»
«Hemos repasado las series históricas y comprobado que no hay precedentes respecto al desacoplamiento del ciclo USA y el resto del mundo, principalmente China y la Eurozona. Nunca las distancias fueron tan grandes…»
«Cerramos los ojos y cruzamos los dedos con el deseo de que Wall Street permanezca en lo que nosotros definimos movimiento lateral (más/menos 10% de variación en los próximos dos años) y una mejor disposición de los mercados europeos, en lo que sería la Gran Traslación de fondos de unos mercados a otros. Pero es simplemente un deseo..»
«Hay que mirar y ponderar muy bien el ritmo, el ciclo económico…»
Recuerdo LA CARTA de hace unas semanas: Me lo cuenta la analista Ellen D. desde Londres. Gran conocedora de los Mercados Emergentes y, también, de lo que en otros momentos fueron los despreciados PIIGS. «Hablo con uno y con otros, dentro y fuera de la City», me dice, «y encuentro el silencio por respuesta ¿Para cuándo las proyecciones de 2016? Insisto más arriba y me encuentro con la realidad de que Grandes Bancos de Inversión anglosajones y no anglosajones han decidido esperar a ver quién lo pone el cascabel al gato de las recomendaciones y análisis para el año que viene después del Gran Patinazo, lo que algunos llaman ya la Madre de Todos los Patinazos de 2015. Con políticas monetarias ultralaxas y sin alternativas a los activos de riesgo, al menos de modo aparente, las Bolsas zozobran. Cuando suben lo hacen con miedo, porque al poco tiempo vuelven a caer. Todos nos hemos equivocado. China nos ha confundido a todos. Los Emergentes han mostrado, y siguen mostrando, su peor cara…»
«La FED, en su peor discurso en muchos años, amenaza constantemente con subir las tasas. Y esa amenaza constante es lo peor que puede hacer, la incertidumbre genera miedos y eleva los índices de volatilidad. Pero a la FED le han salidos muchos respondones, que están en contra de la subida de tipos, aunque prohombres como el director general del Banco Internacional de Pagos, Jaime Caruana, cree que retrasar la normalidad monetaria y mantener tipos bajos conlleva una serie de riesgos, que afecta sobre todo a los inversores, que han de pagar por esta situación…»
«Que muy pocos creen a la FED lo encontramos en el mercado de bonos. La mayor parte de los analistas pronosticamos que este año se iba a producir la Gran Rotación de bonos y acciones. Pero nada de nada..
«Aconsejamos a nuestros clientes comprar cíclicos, porque la economía iba a crecer fuerte, pero una vez más el Mundo Global no solo no acaba de tirar sino que hace aguas por muchos flancos: China y los Emergentes nos están haciendo sufrir mucho…»
«¿Y qué decir de los commodities? La pifia de los expertos ha sido antológica, como antológicos han sido, por fortuna, asuntos de gran interés político: los populismos no triunfan ni en Grecia ni en España…»
«¿Entiende ya el retraso de los informes? ¿Qué va a pasar ahora? Lo de siempre: gestoras, sociedades de Bolsa y bancos de inversión dirán respecto a los que nos deparará 2016 en términos bursátiles, que las Bolsas subirán un promedio del 10% salvo para Wall Street. Si hace memoria o, en su defecto, dirige sus pasos hacia la hemeroteca comprobará cómo el año pasado dijeron lo mismo. También apuntaron idéntica cifra un año y otro y otros años más antes ¿Por qué el 10%? Porque es una frase acuñada, una frase hecha…»
“Por eso, esta frase ya no significa nada pese a la reiteración de la misma en los informes de situación y de estrategia. Siempre he dicho que la facilidad con que unos analistas copiamos los mensajes de otros, y al revés, es pasmosa. Se trata de una especie de liturgia que perdura con el paso del tiempo, año tras año. Que la Bolsa subirá un 10% el próximo ejercicio, es algo que los párvulos aprendieron en las primeras lecciones bursátiles. Que nunca se cumple la profecía es algo, del mismo modo, que todo el mundo que sigue los movimientos del mercado conoce bien…”
«Pero lo dicho. Por ahora, silencio sepulcral. Nadie quiere volver a meter la pata de esta manera…»
Moisés Romero
La Carta de la Bolsa