Los sistemas automáticos de inversión son los favoritos de aquellos inversores con un perfil informático muy patente, puesto que con buen criterio, intentando aprovechar sus conocimientos de programación, persiguen un sistema que lo haga todo, marque las entradas, los stops, las salidas, vamos, poner el sistema a trabajar para nosotros y nosotros a otra cosa mariposa.
Los sistemas manuales son todo lo contrario, y habitualmente son los que utilizan el resto de los mortales, porque piensan u opinan que los sistemas automáticos son una utopía.
¿Con cuál de los dos sistemas operas tú habitualmente? ¿Crees que es posible conseguir un sistema de inversión totalmente automatizado?
Las ventajas que presenta un sistema automático respecto a uno manual son:
Al no operar de forma manual, no existe la influencia de las emociones humanas a la hora de tomar decisiones.
Se consigue, por consiguiente, una mayor disciplina, porque el sistema va a ejecutar la operación si tiene que hacerlo, según sus cálculos, no va a dudar nunca.
Como suelen funcionar muy buen en tendencias fuertes, cuando éstas existan, el sistema automático va a hacer que se esté en ella.
Por contra, los sistemas automáticos, como todo en la vida, no sólo ofrece ventajas, sino que presenta también una serie de inconvenientes:
Como comentamos antes, se comportan muy bien en tendencias fuertes, pero en aquellos momentos en los que el mercado se muestra lateral o atendencial, el sistema hace aguas por todos los lados.
No es capaz de anticipar los cambios de tendencia, por lo que nunca tendrá en cuenta puntos de giro del mercado, no detecta figuras de agotamiento, en definitiva, se aferra como un sabueso a la tendencia
Los sistemas manuales ofrecen las ventajas y desventajas opuestas a los sistemas automáticos, quedando como principal desventaja las emociones del operador, que dependen de un montón de factores, como el estrés, el estado de ánimo, nerviosismo, resultados, etc.
Por este motivo hay innumerable bibliografía que habla exclusivamente de la psicología en las inversiones, también conocido como psicotrading. Un ejemplo es el famoso libro de Alexander Elder «Vivir del trading».
Si llegásemos a un punto en el que fuésemos capaces de controlar nuestras emociones en el trading, tendríamos prácticamente todo o casi todo hecho, pues estadísticamente está demostrado que la gran mayoría de las operaciones perdedoras que un trader medianamente preparado realiza, son debidas a no ejecutar a rajatabla su sistema de inversión.
Por eso, un consejo muy bueno es anotar en un cuaderno, el cuaderno de bitácora, todas las operaciones realizadas, con el resultado, y en el caso de salir mal la operación cuál ha sido el motivo de dicho fallo, para poderlo analizar y, sobre todo, para saber si se trata de un error reiterado, porque un alto porcentaje de los fallos son siempre por el mismo error en la operativa.
Esto me ha sido muy útil en mi operativa en intradía con futuros, donde realizaba del orden de 15-20 operaciones diarios en diferentes futuros y, efectivamente, un alto porcentaje de los fallos fueron causados por mi falta de disciplina a la hora de ejecutar las operaciones.
Cuando encadenamos dos operaciones consecutivas con pérdidas, la cabeza se vuelve loca, y te hace dudar en las siguientes operaciones que, posiblemente termines por no realizar, por miedo.
Como resumen, comentar que desde mi punto de vista un sistema automático sería ideal precisamente para evitar que la cabeza nos jugase malas pasadas, pero la realidad es que no es posible, por los problemas comentados.
Así que no nos queda otra, desde mi punto de visa, que prepararnos psicológicamente para la batalla, y conseguir ser fríos y calculadores. Como dicen por ahí, cabeza caliente y pies fríos.
Jose y Rocio