Un día más que importante es el que viviremos en los mercados este miércoles, con la sexta reunión de política monetaria de la Reserva Federal.
Está prácticamente descontado en el ámbito de las finanzas que el encuentro finalizará con el tercer aumento de tipos de interés en 2018, con lo que la tasa de referencia quedará en el 2.25%, ampliando de este modo el diferencial entre los bancos centrales más importantes. El comunicado de la entidad podría a su vez dejar abierta la puerta a un cuarto incremento de tasa, para diciembre, con lo que la tasa finalizaría este año en el 2.5%.
Buenas razones tiene la Fed para tomar estas medidas. Pese a que el gobierno de Donald Trump es discutido y polémico por diversos motivos, es innegable que hizo crecer la economía en muy buena forma, y a un ritmo que ni sus propios seguidores esperaban.
El PBI rondando el 4% anual, la tasa de desempleo en mínimos de 18 años en el 3.9% (la medición de octubre de 2000 fue el piso desde el cual comenzó a aumentar a más del 6% a mediados de 2003), las peticiones semanales de desempleo con un promedio mensual en sus menores cifras desde 1969, y una inflación que ya está superando los objetivos del 2% anual, un objetivo que la expresidente Janet Yellen se había fijado precisamente para este año, son argumentos suficientes para explicar las movidas de la Fed de este año.
Lo que comenzó con un tímido movimiento de 0.25% a fines de 2015, que se mantuvo sin cambios durante 2016, y que la propia Yellen llevó al 0.5% ante el triunfo de Trump, se transformó en una serie de incrementos de tasa a lo largo de los dos últimos años; ya con Jerome Powell a la cabeza, estos tres aumentos de 2018 buscan igualar a la inflación, y acercar la tasa a una normalización de los mercados.
Precisamente, sobre Powell es que se enfocará la atención de los mercados a partir de las 2:30 pm del este, cuando brinde su conferencia de prensa, ya pautada por reglamento interno de la Fed, y que se extenderá a partir de 2019 a cada reunión del organismo.
Y es que con el aumento de tasa ya descontado y con otro en camino, la cuestión es ahora ver que tipo de medidas tomará la Fed a partir del próximo año. No será sencillo dilucidarlo para los mercados, y tampoco para los oficiales del FOMC lo que tendrán que hacer.
Con la guerra comercial entre Estados Unidos y China a pleno, en un terreno que pasó de las amenazas mutuas a los hechos, y con aranceles que por ahora lucen moderados, la balanza se ha inclinado claramente para el lado americano. China aparece debilitada, con un crecimiento en baja, consumo magro, y buscando soluciones de emergencia, como también medidas de represalia que le hagan sentir a su rival el rigor de su poder.
Muchos especulan con que el conflicto redundará en un perjuicio mutuo, que Estados Unidos no podrá sostener este crecimiento, y que las medidas que toma se le volverán en contra. Claro que entre quienes así piensan hay que contar a muchos que se guían no por las cifras, sino por ciertos disparates de Trump, que ya demostró no saber mucho de economía, pero sí de negocios.
Si Powell dejara ver que habrá nuevos aumentos en 2019, el asunto quedará sellado: el dólar volverá a fortalecerse como lo hizo desde inicio de febrero pasado, cuando la llamada “inflación del empleo” creció al 2.8% frente al 2.7% esperado, dando lugar a una caída significativa de la bolsa de Nueva York y a una apreciación de igual tenor del billete.
La situación es distinta: el dólar, viene cayendo, es verdad que no como lo había hecho en la primera parte del año, y luce algo débil, en especial ante el euro, que mira de reojo la zona de 1.2000, ante el franco suizo, que sigue punto a punto al euro, y ante el petróleo, que se ubica en valores máximos de varios meses.
Sin embargo, le gana la contienda, y por mucho, al yen, casi en mínimos anuales, a los metales, que cayeron en gran forma en los últimos meses en gran parte por la baja expectativa de demanda por parte de China, y ante las monedas vinculadas a las materias primas en general.
Con este panorama variopinto, las medidas que anuncie la Fed podrían tender a fortalecer al dólar, algo tan evidente que hasta suena poco lógico, en un contexto en el cual la lógica aparece cuando quiere, y desaparece de la misma manera. Esto es, es tan claro que el dólar debería subir esta tarde, que hasta por desafiar esa lógica puede que no suceda. Aún cuando, llamativamente y sin muchos fundamentos, profundizó su baja en las últimas horas.
Lo que sí es seguro es que la sesión americana, que transitará por una armonía y quietud durante gran parte del tiempo, se verá sacudida por una reunión de la Fed que quedará en el recuerdo. Por un rato, al menos, los papelones de Theresa May y sus rivales de la Eurozona, los discursos medio salidos de contexto de Mario Draghi, y la serenidad del Banco de Japón y una política blanda al extremo, quedarán de lado. En la foto, solo quedará Powell.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el jueves.
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