Una recesión económica se produce cuando aparece una caída de la actividad económica durante un periodo de tiempo determinado, concretamente dos trimestres seguidos. Así pues, cuando el PIB cae dos trimestres consecutivos nos encontramos ante este fenómeno. Si la recesión es fuerte y duradera se la conoce como depresión económica.
En Wall Street se van sumando las voces que se atreven a dar números acerca de la hipotética recesión económica que invadiría el país. Concretamente son Bridgewater Associates y JPMorgan Chase, que creen que las políticas fiscales y monetarias originarán serios contratiempos en un plazo aproximadamente de 2 años dentro de dos años. A ellos se suma Pacific Investment Management que ve un 55% de posibilidades. Por su parte, Goldman Sachs otorga un 36% de probabilidades de entrar en recesión en los próximos 3 años.
Pero si acotamos los plazos temporales y nos centramos únicamente en los próximos 12 meses, las probabilidades rondan el 15%.
El principal argumento que esgrimen es que un incremento de la inflación podría llevar a que la FED acelerase las subidas de tipos de interés, hecho que podría ralentizar la senda del crecimiento económico.
Pero el dato más inquietante es que si Estados Unidos entra en recesión, la posibilidad de que otras economías no emergentes también lo hagan al año siguiente que EE.UU son del 70%. Ya saben el dicho de que cuando Estados Unidos estornuda el resto del mundo coge la gripe.
¿Se puede prever? No es fácil, pero hay una serie de signos inequívocos que al menos nos pueden alertar del riesgo potencial o inherente.
- – El periodo previo a una recesión tiende a ser de bonanza económica.
- – El aumento de los precios.
- – Subidas interesantes en las Bolsas.
- – Incremento del precio de las viviendas.
- – Incremento del endeudamiento de los hogares.
Sí, se habla de que tras una curva de rendimiento invertida (se produce cuando los rendimientos de los bonos de corta duración superan a los de largo duración, o cuando los de larga duración caen por debajo de los rendimientos de corto plazo, es algo especial, ya que lo normal es que el bono ofrezca un rendimiento mayor que compense el riesgo de duración en relación con las previsiones económicas para el país en cuestión) suele venir una recesión y así ha sucedido en los últimos 60 años.
El lado positivo es que una recesión no ocurre de manera inmediata tras una curva invertida, de media han de pasar 19 meses. Además, el rendimiento medio del índice S&P 500 desde la fecha de la inversión de la curva hasta la recesión fue del 12.7%. Así pues, los inversores no deberían de ponerse nerviosos.
Sea como fuere, los inversores prefieren hacer suyo el adagio latino del poeta romano Horacio: «Carpe diem, quam minimum credula postero», que viene a decir que aproveches el día y no confíes en el mañana. Y así es. Los inversores no perdieron el tiempo y aprovecharon las fuertes subidas en Bolsa de éstos últimos años, todo sustentado en la expansión económica que se inició en el verano de 2009 y que acumula más de 105 meses de esplendor.
Ismael de la Cruz
ismaeldelacruz.es