Hace ya diez años, de la caída de Lehman Brothers, colapsó y desencadenó la peor crisis financiera en casi un siglo.
Pero en realidad los problemas venían de antes. En abril de 2007 quebró New Century Financial y meses después, en agosto, quebraron tres sociedades hipotecarias de Estados Unidos y el banco frances BNP Paribas suspendió tres de sus fondos. Todo esto llevó a un nerviosismo que se tradujo en fuerte desconfianza, ninguna entidad quería prestar a otra por si estaban afectadas por activos tóxicos.
Y le llegó el turno a Lehman Brothers, el cuarto mayor banco de inversión de USA, declarándose en bancarrota el 15 de septiembre de 2008, dejando consigo un agujero de 613.000 millones de dólares, la mayor quiebra de la historia. Desde los máximos de 2007 perdió un 94% de su valor bursátil.
Las reacciones no se hicieron esperar. La Bolsa cayó a plomo y los mercados de crédito se congelaron. Entre septiembre de 2008 y mediados de 2009, el Dow Jones se desplomó un 40%.
Con el tiempo y atendiendo a la dolorosa experiencia vivida, se ha querido prevenir antes que curar, de ahí que se adoptase una nueva regulación financiera. La Ley Dodd-Frank se aprobó en julio de 2010 y trajo novedades importantes.
Los inversores siguen alcistas en la Bolsa norteamericana. Es más, por ejemplo, Crecit Suisse espera que el 2019 será tan bueno como lo está siendo el 2018, incluso si no asistimos a nuevos recortes de impuestos. En concreto, espera que termine el 2019 en los 3.350 puntos, lo que implica una subida del 11,5% desde la zona que espera que termine este año, los 3.000 puntos.
Sí, es cierto que hay eventos delicados, tales como la amenaza de la inversión de la curva de rendimiento, las elecciones de noviembre y el endurecimiento de la Fed. Pero a pesar de estos riesgos, el sólido crecimiento económico y los beneficios de las compañías deberían impulsar al mercado de renta variable de USA.
Pero los inversores europeos quieren saber lo que se cuece aquí, en el Viejo Continente. Todas las miradas están centradas en los 3180 puntos del Eurostoxx (futuro). Perder esta referencia sería delicado y seguramente abriría la puerta a más ventas. Por tanto, esta es la primera idea a tener en cuenta.
Si observan en el gráfico la volatilidad del Eurostoxx, pueden ver que de momento se encuentra en niveles aceptables (todo lo que sea por debajo de 20 es positivo). En lo que llevamos de año, salvo el fuerte repunte que hubo en febrero (llegó a 36,56), el índice está tranquilo. Si bien es cierto que la volatilidad está correlacionada con las cotizaciones de las acciones, es realmente cuando el mercado cae con virulencia cuando la correlación se acentúa más.
Como datos anecdóticos de éste índice de volatilidad, decir que calibra las expectativas de volatilidad que tiene el mercado basándose en derivados como las opciones sobre el Eurostoxx 50. Se calcula cada cinco segundos a partir de los precios que hay en tiempo real en las demandas y ofertas del primer y segundo vencimiento de las opciones sobre el Eurostoxx 50.
Ismael de la Cruz
ismaeldelacruz.es