El 17 de junio se cumplieron dos años desde la fusión entre Gamesa y Siemens. Por el camino muchos contratiempos (desplome en Bolsa y dos profits warnings). El balance es claro en este periodo: caída bursátil del 22,50%.
Desde que el pasado mes de mayo tocara máximos no vistos desde el verano del 2017 (gracias a un buen número de contratos adquiridos), sus títulos han sufrido una caída considerable que vino además prácticamente a coincidir con la intensificación del tema de aranceles. Estas caídas supusieron terminar con el rally de subida del 25% que se tenía en lo que iba de año.
Y es que un nuevo elemento entró en escena: el acero. La compañía recibe el 12% de sus ingresos de Estados Unidos (que es el segundo país con más peso, España se encuentra en la quinta posición con el 5,2% de ingresos). Sí, con el acero se fabrican aerogeneradores y representa el 15% del coste final. La cuestión es que el incremento del precio del acero es un problema serio para el sector, y no hablamos de una subida liviana, ya que ha sido de casi el 50% en EE.UU. y del 8% en Europa. Además, no olvidemos los aranceles del 25% propuestos por Trump.
La compañía es uno de los jugadores mejor posicionados para sacar partido de las buenas perspectivas del negocio eólico. El inconveniente está en la evolución de los precios de la energía, que varía mucho y existen factores que podrían presionarlos a la baja.
El consenso del mercado le otorga un precio objetivo en torno a los 14,40-14,42 euros.
Técnicamente hablando, decir que el nivel de soporte fuerte se encuentra en los 9,20 euros, siendo además el suelo de mercado formado a finales del mes de noviembre. Es una zona interesante de compra si regresase el precio, lo que sucede es que se encuentra bastante alejada en estos momentos.
Previamente, la zona de los 11,24 euros seguramente sea utilizada por inversores muy agresivos para reincorporarse a la compañía.
Ismael de la Cruz
ismaeldelacruz.es