A muchos os sonará el término timing, pero otros os preguntaréis qué significa este palabro inglés. Pues bien, en bolsa, el término timing se refiere a la gestión que damos del tiempo en la ejecución de nuestras inversiones.
Para verlo más claro os pongo un simple ejemplo con dos inversiones:
1) Compramos un valor X, vendiéndolo seis meses después y obteniendo una ganancia del 10% con respecto a la inversión inicial.
2) Compramos un valor Y, vendiéndolo 15 días después y obteniendo una ganancia del 4% con respecto a la inversión inicial.
Si pudierais elegir, ¿con cual de ambas inversiones os quedaríais? La pregunta no tiene una fácil respuesta.
La gestión del timing, en cuanto a inversiones en Bolsa se refiere, es un problema de difícil solución, donde son varios los factores influyentes a la hora de tomar decisiones.
Sin pensar mucho, en el ejemplo anterior parece obvio dar por aconsejable la opción 2), ya que aún obteniendo una rentabilidad menor a la opción 1), disponemos de 5 meses y medio para lograr ese 6% que igualaría ambas opciones. Por una simple regla de tres, si en 15 días obtenemos un 4%, en 6 meses alcanzaríamos el 48%. Lástima que no sea tan fácil dicho cálculo, ya que existe otra serie de factores que influyen en los distintos timing de inversión.
En una inversión a medio plazo, como la tomada en la opción 1), las herramientas de análisis técnico adquieren una fiabilidad mayor que las inversiones realizadas en plazos inferiores, ergo los cálculos realizados en el párrafo anterior estarían desvirtualizados con respecto a la realidad de la operativa.
Para comprender mejor este último punto planteamos el ejemplo de 5 inversores, igualmente cualificados, pero que operan utilizando herramientas de análisis técnico diferentes:
1) Gráficos de 15 minutos.
2) Gráficos de 60 minutos.
3) Gráficos de 120 minutos.
4) Gráficos diarios.
5) Gráficos semanales.
Si hacemos independiente la habilidad de cada inversor y la suponemos igual para cada uno de ellos, probablemente la tasa de operaciones completadas con éxito para cada uno de los inversores seguiría la siguiente relación:
Tasa aciertos inversor 1 < Tasa aciertos inversor 2 < Tasa aciertos inversor 3 < Tasa aciertos inversor 4 < Tasa aciertos inversor 5
Para los no entendidos en expresiones matemáticas, la fórmula anterior simplemente estipula que a igual número de operativas realizadas, el inversor 5 completará un mayor número de operaciones con éxito, mientras que el inversor 1 será en que más errores deba asumir.
Con estos datos en la mano, y volviendo al ejemplo de inicio, ya no resulta tan evidente elegir la inversión 2) como mejor opción.
La operativa y el timing
La gestión del timing mejora a medida que nuestra operativa lo hace. Una vez más, la operativa se convierte en algo fundamental a la hora de gestionar nuestras inversiones en Bolsa. Si planificamos estrategias de inversión de forma minuciosa y detallada, probablemente la ejecución de las mismas se lleve a cabo sin excesivas demoras. Comprar y dejar pasar el tiempo con el argumento: «ya subirá…» no viene a ser la opción más óptima.
Entrar en un precio tras una confirmación técnica, suele disminuir nuestro tiempo de espera, llevando el precio movimientos más rápidos y por tanto, finalizando nuestra operativa en un tiempo menor. Como contrapartida, disminuiremos nuestro margen de beneficios por haber comprado en niveles más altos (señal de confirmación).
Cuando asumimos pérdidas en el momento adecuado, en base a la operativa planeada, también conseguimos mejorar nuestro timing al disminuir la cuantía de las pérdidas y poder disponer de liquidez para nuevas operativas, permitiéndonos no dejar pasar buenas oportunidades de trading.
«En Bolsa todo es posible, incluso lo lógico». André Kostolany.