El reciente aumento de la volatilidad en los mercados puede verse como el reflejo de la incertidumbre de los inversores sobre el escenario de la economía en los próximos años. La recuperación tras la Gran Recesión se ha traducido en un escenario muy estable para la economía en los últimos años, caracterizado por unas expectativas de crecimiento moderado sostenido y una inflación muy baja. Esto ha permitido unas políticas monetarias muy expansivas de los bancos centrales, y todo ello ha supuesto un entorno inmejorable para los mercados, De alguna forma los inversores tenían un escenario muy definido y estable en el que basar sus estrategias de inversión. La aceleración del crecimiento global en los últimos trimestres, el endurecimiento de la política monetaria de la Fed y las expectativas de que el BCE vaya a seguirle próximamente parecen apuntar a que el escenario que nos ha acompañado en estos años está llegando a su fin pero no está claro todavía cómo va a ser el que venga en su lugar.
¿Hacia un ciclo económico más “normal”?. En un ciclo normal, una vez la recuperación tras la recesión se consolida los bancos centrales suben los tipos de interés que se habían bajado durante la recesión para evitar un sobrecalentamiento de la economía y favorecer un crecimiento sostenible. En principio esa sería la situación actual en EEUU y dentro de uno o dos años en Europa. Esos períodos de subidas de tipos en medio de una fase expansiva suelen ir acompañados de alguna turbulencia en los mercados. Los inversores tienen dudas sobre el alcance de las subidas y su efecto sobre la economía, lo que suele traducirse en una fase de corrección/consolidación hasta que se intuye el final de las subidas y se comprueba que la fase expansiva va a continuar. Es decir, durante un tiempo se mantiene la duda de si el endurecimiento monetario va a contribuir a evitar un repunte de la inflación y prolongar el crecimiento de la economía o si nos está acercando al fin de ciclo. Ese sentimiento encaja bastante con la situación actual al menos en EEUU. Después de nueve años de crecimiento, una tasa de paro en mínimos y los tradicionales desequilibrios del sector público y el sector exterior repuntando, es normal que los mercados tengan dudas sobre el nuevo escenario que se abre para la economía norteamericana.
El déficit público y la deuda vuelven a aumentar ligeramente desde 2015. El temor es que la reforma fiscal refuerce esta tendencia en próximos años.
El déficit comercial muestra cierta tendencia a aumentar desde 2016 tras la revalorización del dólar a partir de 2014.
Nicolás López/M&G Valores
La Carta de la Bolsa