Zacarías V. jubilado amante del mundo de la inversión y de la Biolsa nos envía un correo nítido, certero: «La guerra de los bancos por colocar fondos de inversión sigue con intensidad creciente. Comerciales y gestores que van como motos, incluso en moto, para venderles alguna que otra moto. Ustedes lo han repetido hasta la saciedad en: ¿Qué pasa con mi fondo, con la mayor parte de otros fondos de inversión, que no gana lo que tienen que ganar, porque los índices superan sus rendimientos, pero pierde más que lo que tienen que perder, mucho más de lo que pierden los índices e referencia?«, les escriben los lectores. Y ustedes significan que «apuntamos desde aquí, que esto sucede desde que irrumpieron los fondos de inversión en el panorama financiero español (no hace tanto tiempo si nos referimos a su popularización) y que sólo determinados fondos de autor dan alegrías, aunque, también con harta frecuencia, este tipo de fondos suele morir de éxito. Pero volviendo al inicio, a nuestro lector le explicamos que los fondos los gestionan seres de carne y hueso, ayudados, cada vez más, eso sí, por algoritmos y ordenadores, y que, como seres vivos que son, sucumben a los estados emocionales de pánico o de euforia. O dicho de otra manera, que muchos gestores también lo hacen todo al revés: compran cuando hay que vender y venden cuando hay que comprar. Gracias a ello y a ellos, las Bolsas son los que son y, lo que es más importante, siempre hay Bolsas en funcionamiento». Otro correo electrónico en la misma dirección:
“¿Fondos? No, gracias. Si la Bolsa sube, la mayor parte de los fondos de renta variable suben menos. Si la Bolsa baja, la mayor parte de los fondos de renta variable, baja más. Si los tipos suben, los fondos de renta fija salen mal parados. Si los tipos bajan, los fondos de renta fija no dan ni una en el clavo. Lo mismo sucede con los fondos monetarios y con los fondos internacionales, eso que tanto espacio publicitario han merecido en los últimos años cuando se decía que la Bolsa española iba a ser la de peor comportamiento frente a grandes mejoras esperadas en la Bolsa china, japonesa, europea, emergentes o de Wall Street. Pues no ha sido así. Los gestores han vuelto a hacer las cosas muy mal. Eso de la diversificación por áreas geográficas o el seguimiento de las Bolsas por índices son cuentos de párvulos. Cuando Wall Street sube las Bolsas del mundo suben, aunque unas más que otras. Cuando Wall Street baja, todas las Bolsas bajan más que Wall Street. Es decir, lo que viene sucediendo desde el crash de octubre de 1987, fecha en que muchos inversores españoles conocieron que existía una Bolsa más importante que la española. Esa fecha supieron que existía Estados Unidos y su Bolsa todopoderosa…”
Pero hay que saber defenderse. Lo explica bien el siguiente enlace: Regla básica para no perder dinero con un fondo de inversión, Óscar Rodríguez Graña |/Funds People
Son muchos los que consideran que el fondo de inversión es el vehículo más eficiente y adecuado para canalizar el ahorro y la inversión. Respeta criterios básicos de diversificación y responde a las necesidades de los inversores particulares (obtención de rentas, apreciación de capital, preservación del patrimonio, ajustarse a un perfil de riesgo y horizonte de inversión…). Sin embargo, la primera experiencia de un inversor con un fondo puede ser dolorosa si el producto le ha generado una rentabilidad negativa. Esto es importante tenerlo en cuenta en un contexto en el que muchos ahorradores que tradicionalmente se habían mantenido en depósitos se han cambiado al fondo para buscar la rentabilidad que ya no se les está ofreciendo.
El problema es que, para tener éxito con este movimiento de traslación y que este nuevo cliente no se sienta defraudado con el producto que ha comprado, hay que respetar una regla básica. Y ésta no es otra que saber ser paciente. La satisfacción del cliente con el producto irá muy ligada a la rentabilidad que finalmente consiga con él. A este respecto, existe un método que permite a los partícipes tener más posibilidades de no perder dinero con un fondo de inversión. En J.P.Morgan AM lo explican poniendo como ejemplo el caso de distintos inversores que hayan decidido entrar fondos de renta variable que inviertan en distintas áreas geográficas (Europa, Estados Unidos, mercados emergentes y globales) y calculando cuál sería la probabilidad de que los inversores ganen dinero en función del periodo de tiempo en el que mantengan la inversión.
Del análisis histórico de los datos, la conclusión a la que llegan es que, si la inversión se produce en el plazo de un día, la posibilidad de ganar dinero en cualquiera de los mercados que se analice ronda el 50%. Es, prácticamente, como tirar una moneda al aire. No obstante, si ampliamos este periodo a un año, la probabilidad sube por encima del 70%; en tres años aumenta por encima del 78% para cada uno de los mercados, y aquellos que permaneciesen invertidos durante diez años tendrían unas probabilidades de ganar dinero por encima del 85% para la renta variable europea y más del 90% para la renta variable de Reino Unido y Estados Unidos. En el caso de la renta variable de mercados emergentes, se trata de un universo que nunca ha perdido dinero en un periodo de diez años desde 1988. “Cuando se trata de invertir, la paciencia paga”, afirman desde J.P.Morgan AM.
La realidad es que los inversores suelen utilizar mal los fondos de inversión. Se trata de un fenómeno muy extendido. No importa el país ni la categoría de producto sobre la que se haga el análisis. Las rentabilidades del folleto no siempre casan con las que al final obtienen los clientes. Hay fondos que han generado resultados positivos y, sin embargo, la mayoría de sus partícipes están en negativo. ¿El motivo? los inversores destruyen valor haciendo market timing. En general, las rentabilidades de los inversores se quedan por debajo de las totales, ya que los inversores tienden a comprar después de que un fondo haya subido y a vender después de que haya perdido valor. “El market timing no siempre da los resultados esperados. Muchos inversores se han dado de bruces al intentar aplicar la estrategia de comprar barato y vender caro”, explica Philipp Vorndran, estratega de mercados de Flossbach von Storch.
Morningstar, incluso, ha cuantificado a cuánto asciende el daño que supone entrar y salir sin esperar el tiempo necesario. Haciendo la media ponderada por activos de los fondos domiciliados en Luxemburgo, la firma de análisis observó que el hachazo en rentabilidad en los últimos diez años ha sido de 74 puntos básicos. Ésta es la media. En las categorías que invierten en activos más volátiles la cifra es mayor. Así, no sorprende que la renta variable sea donde la brecha entre la rentabilidad total generada por los gestores y la obtenida finalmente por los inversores sea mayor (153 puntos). Es el típico sesgo conductual que los inversores tienen que tratar de evitar. A aquellos que están probando por primera vez el fondo les servirá para convencerse de que se trata de un producto que, bien usado, les puede ayudar a cumplir sus objetivos.
Mar Revuelta
La Carta de la Bolsa