El sujeto
Es un error creer que para ser un buen especulador haya que ser Economista. Al revés, los que están detrás de los mostradores de los Bancos con la misión de recomendar acciones al público inversor no suelen tener muchas citas con la Diosa Fortuna. El éxito se debe a factores muy distintos . . .
«Unos consejos para empezar:»
No piense jamás en entender algo de valores o de Bolsa. Le costará dinero.
No tenga nunca una opinión sobre algo que deba ocurrir en Bolsa.
No cultive jamás una opinión sobre un valor determinado. Lo querrá como un hijo suyo y le costará dinero.
No trate de explicar o comprender un movimiento bursátil. No tiene gracia explicar a posteriori lo irremediable.
Especule como el velero que se deja llevar por el viento.
No piense saber más que la Bolsa. Y siga una corriente siempre que la haya.
No sea pesetero, cuando vea que su posición «está mal», cuando vea que no hay corriente positiva: ¡LIQUIDE!
Fíese de sus ojos y no de sus orejas. Cuando le recomiendan un valor por tal o cual chisme no se fíe. Coja su cuadro de cotizaciones y su chart y verifique si la historia empieza a notarse en las cotizaciones. Entre las recomendaciones de un Banco, de fulano y las de la portera sólo hay una diferencia de matices.
Calcule su riesgo de antemano. Corte en seco cuando las pérdidas empiezan a ser superiores a lo que Vd.. se había propuesto.
No se engañe a si mismo. La única diferencia entre una pérdida materializada y una pérdida en cartera es la comisión.
No confíe ni en los discursos de los directivos, ni en los Balances ni en la Memoria. Los Balances llevan medio año de retraso: en años buenos esconden los beneficios para no despertar la codicia de los Sindicatos y de Hacienda y en años malos el Balance parece una acuarela de primavera para no ahuyentar a los accionistas. No olvide la regla número uno: es de gran interés para los directivos darle poco al accionista y sacarle mucho.
Tenga presente el dicho: «El accionista es un sinvergüenza TONTO».
TONTO porque da su dinero a otro y sinvergüenza porque incluso quiere algo a cambio.
Y antes de entrar al grano tenga Vd.. en cuenta que:
Los comentarios de los periódicos. No se deje influenciar en sus decisiones por ellos. Muchas veces es remunerador hacer exactamente lo contrario de lo que preconizan.
Los Fondos se interesan más por su propio bienestar que por el de Vd. Es preferible que Vd. goce de sus fallos bursátiles en persona y vaya aprendiendo a evitarlos, que dejarles el goce a ellos y pagarlos encima.
No hablemos de los Bancos. Entre sus virtudes hay que contar su amor a las comisiones, su lentitud en liquidar, su amor a los votos de los accionistas en las Juntas Ajenas y el empeño en que el dinero de Vd. no salga de allí.
No se fié de las recomendaciones bancarias: si el empleado supiera tanto, no estaría ya detrás del mostrador. Y siendo el arte de colocar el dinero una cosa importantísima, ya que decide el futuro de años y años de ahorros, no conviene dejar esa tarea a periodistas, ni a banqueros ni a fondos.
APRÉNDALO VD. MISMO