Es un hecho que periódicamente se crean burbujas financieras en los mercados. El sesgo emocional en el comportamiento de los inversores origina caminos de ida y vuelta entre el pánico y la codicia, lo que genera movimientos anormales en los precios de los activos financieros. Como señala el economista Guillermo Barba: «En el mundo de las finanzas es común toparse con confusiones por parte de inversores, quienes –una y otra vez– caen en los mismos errores. Uno esperaría que quien se ha equivocado en algo, no tropiece con la misma piedra, pero la realidad es que no sucede así. Dado que las emociones son las que de forma predominante mueven los mercados, en particular el miedo y la codicia, la razón pasa a segundo o tercer plano.»
Este analista trae esto a cuenta porque hay innegables focos amarillos que se mulplican en el mercado de las criptomonedas, tan en voga últimamente. Barba añade:
Algunos de estos focos amarillos, la verdad, son tan obvios y ridículos que hasta dan pena ajena, como el que alguien ha llamado el ‘Bitcoin mexicano’, el ‘Bitcentavo’ o el token ‘FUCK’, basado en la cadena de bloques de Ethereum. Este último con un ‘valor de capitalización’ –al cierre de este artículo– de más de 2 millones de dólares. En fin.
Así por el estilo, sobran ejemplos en las casi 1,100 criptomonedas y tokens que registra CoinMarketCap.
Ya nuestro especialista en la materia, José Rodríguez, nos ha advertido que la mayoría de estos proyectos fracasarán estrepitosamente. Claro, primero habiendo llenado los bolsillos de sus creadores. Muchos seguro que desde el principio sólo fueron pensados para ser vendidos –a ingenuos e incautos– como espejos a precio de oro. Nunca falta quien tiene la esperanza de encontrar a alguien aún más crédulo. El mismo error de siempre.
Para dimensionar el tamaño de la burbuja de criptomonedas veamos este gráfico cortesía de Bloomberg:
En éste pueden verse las mayores burbujas que ha habido desde 1990, la tecnológica en línea azul, la de los constructores de vivienda en naranja, en amarillo la biotecnológica y en gris la de Bitcoin.
En el eje vertical está el porcentaje de crecimiento desde el inicio de la burbuja, y en el horizontal los días hábiles transcurridos desde aquel momento.
La burbuja de Bitcoin y otras criptomonedas, como ve, es mucho mayor en términos porcentuales, pero se debe también a que su mercado es mucho más pequeño. Al día de hoy, todo el valor de capitalización de las criptomonedas en su conjunto es de poco más de 176 mil millones de dólares. Muy bajo todavía.
Debido a lo explicado en el párrafo anterior, los grupos se dividen entre quienes afirman que Bitcoin y las criptomonedas no están en burbuja, dada la relativa insignificancia de su tamaño respecto a otras, como la del mercado de bonos y la de las bolsas de valores, y quienes aseguran que los explosivos rendimientos –en algunos casos de miles por ciento en cuestión de días– son garantía de que la bomba está a punto de explotar. Ambos se equivocan.
Bitcoin y las criptomonedas SÍ están en burbuja, pues todas lo son desde que se están inflando y no hasta el momento en que estallan. Las señales –como le digo– son tan claras que quien no las quiere ver se cierra a la realidad. Ahora bien, eso tampoco significa que sea inminente su estallido, pues si algo debemos tener presente es que suelen inflarse a niveles antes inimaginables.
¿Qué hacer? La recomendación es que juegue todo lo que quiera con Bitcoin y demás criptomonedas, pero sólo aquello que pueda darse el lujo de perder. Si gana será extraordinario, y si pierde no se pondrá a llorar. Bajo ninguna circunstancia arriesgue su patrimonio en ese mercado. Nadie sabe ni puede saber el momento exacto en que va a explotar.
Carlos Montero
La Carta de la Bolsa