Los analistas pasamos gran parte de nuestro tiempo afinando nuestras proyecciones económicas. Pero a veces, centrándonos en la perspectiva de crecimiento más probable perdemos la noción de la acumulación de vulnerabilidades. Y mientras que los mercados mundiales se han estabilizado tras los días volátiles de verano, hay una serie de vulnerabilidades que vigilar.
Estas son las principales tendencias que hay que seguir para anticiparnos al siguiente movimiento del mercado (vía James Pomeroy, economista de HSBC):
1. Debilidad en Asia: el descenso de los precios de las materias primas, así como la fuga de capitales están perjudicando a una serie de economías asiáticas, por no hablar de la reducción de sus perspectivas de crecimiento. En particular, la mayor preocupación reciente se cierne sobre Malasia e Indonesia, por su proximidad a China – tanto geográficamente como en términos de intercambio comercial. La desaceleración de la economía china ha afectado al sentimiento, debilitado las monedas han debilitado y elevado los costos de endeudamiento, poniendo en riesgo la sostenibilidad del sector empresarial.
2. Burbujas en las economías desarrolladas: un motivo de preocupación son los altos precios de los activos, así como los niveles de deuda de los hogares muy por encima de la tasa histórica. En Suecia y Noruega, los altos niveles de endeudamiento de los hogares y el aumento de precios de la vivienda están combinándose con unos tipos de interés históricamente bajos. Esto deja vulnerabilidad ante una nueva recesión o una subida de tipos.
3. Las materias primas siguen muy débiles: la energía es todavía un tema crucial y en particular en los mercados emergentes, con Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos en camino de sufrir un gran impacto económico. También hay preocupaciones sobre los escenarios macroeconómicos en países como Brasil, Rusia, Colombia y Chile, donde el 50 por ciento de las exportaciones están relacionadas con los productos básicos.
En base a estas preocupaciones, HSBC presenta un «diagnóstico» que muestra cómo varias economías están o no están sufriendo estos por estos factores macroeconómicos. En la lista de preocupaciones entran Malasia, ya mencionada, Indonesia, Suecia y Noruega, mientras que Nueva Zelanda también entra por sus vínculos con China, el aumento de precios de los activos y el desplome de los precios de la leche. A pesar del bajo riesgo, hay que vigilar a Nueva Zelanda.
Dos grandes países que eran dignos de preocupación en el pasado, pero que ahora se han estabilizado, son Japón y Filipinas. Es verdad que es poco probable que el crecimiento de Japón repunte en el futuro cercano, pero hay pocas razones para creer que habrá una recesión. En cuanto a Filipinas, es uno de los pocos mercados emergentes que no está muy expuesto a la desaceleración del crecimiento chino y a unos precios de los commodities más bajos – dos características que lo diferencian de muchas otras naciones emergentes.
Fuentes: HSBC, Bloomberg
Carlos Montero
Fuente: La Carta de la Bolsa