Los tipos de interés a corto plazo los fijan los bancos centrales. Pero, los de largo plazo vienen condicionados por las expectativas de los agentes. Al final, en condiciones normales es el mercado el que los fija. Pero hay excepciones. En Europa esta excepción es la compra de deuda por el ECB, 60 bn. Euros en compras mensuales con fecha de caducidad de finales de año. Como resultado de la oferta y una mayor demanda, en buena parte explicada por el QE de los bancos centrales, los tipos de interés a medio y largo plazo han caído hasta niveles excepcionalmente bajos desde una perspectiva de medio y largo plazo. A finales del año pasado más del 60 % de la deuda pública europea incluso tenía tipos de interés en negativo. Aunque poco a poco este porcentaje se ha ido moderando, sigue siendo significativo. Hace unos días la presidenta de la Fed señalaba que la subida de los tipos de interés (oficiales) ayudaba a sostener la recuperación económica. Los tipos de interés a medio y largo plazo se mantenían relativamente estables ante estos comentarios en niveles de 2,3 % el treasury 10 años.
El bund alemán del mismo plazo está en niveles de 0,56 %.
En condiciones normales, los tipos de interés de medio y largo plazo reflejan las expectativas de los agentes para los tipos de interés oficiales (inflación, crecimiento) y otros factores que los pueden influir. La política fiscal, incertidumbres y certezas a nivel político y hasta la evolución del tipo de cambio. Naturalmente, también como reflejo de la demanda y de la oferta de papel.
Los tipos de interés a medio y largo plazo, de nuevo en condiciones normales, son un buen indicador de la eficacia y credibilidad de la política monetaria. Un verdadero test sobre la bondad de las políticas económicas. Sin olvidarnos del impacto sobre el ahorro de las familias. De hecho, existe un interesante debate académico sobre el riesgo de que unos tipos de interés de largo plazo artificialmente bajos durante demasiado tiempo tengan consecuencias negativas sobre la demanda de consumo e inversión. Al final, la incertidumbre un efecto de doble vía: la incertidumbre presiona a la baja los tipos de interés de largo plazo; unos tipos demasiado bajos pueden generar incertidumbre.
Los bancos centrales se enfrentan a una dura tarea en los próximos meses. Ir normalizando las condiciones monetarias sin que ello suponga una amenaza seria para la estabilidad financiera. Es importante de cualquier forma establecer una estrategia clara y responsable para eliminar las medidas monetarias excesivas, tradicionales y no ortodoxas. Como el tipo de interés negativo que penaliza los depósitos de los bancos en el ECB. Esto ayudará sin duda a crear mercado, sin que obligatoriamente pase por el balance de los bancos centrales.
José Luis Martínez Campuzano
La Carta de la Bolsa