Una empresa necesita un determinado capital para su funcionamiento. Este capital tiene diversas aplicaciones:
a1) Realizar inversiones en activos necesarios para el desarrollo de su actividad con muchos años de vida útil y en muchas ocasiones con un elevado coste (pensemos en una fábrica o en una central eléctrica).
a2) Dar facilidades de pago a los clientes y deudores en general.
a3) Disponer de un dinero en efectivo que nos permita atender los pagos inmediatos.
Para conseguir este capital tiene tres vías fundamentales:
p1) Las aportaciones de dinero que realizan los accionistas (capital) y los beneficios que van quedado retenidos (reservas)
p2) Conseguir que los proveedores y acreedores en general le aplacen pagos sin cobrarle intereses ( por ejemplo, la Seguridad Social acepta que le paguen a finales del mes siguiente).
p3) Pedir créditos a los bancos o bien realizar aplazamientos de pago con intereses (por ejemplo un leasing).
El conjunto de conceptos encabezados por la letra a) se denomina activo de la empresa. Constituye una descripción de como está invertido en un momento dado el capital necesario para su funcionamiento.
El conjunto de conceptos encabezados por la letra p) se denomina pasivo de la empresa. Nos informa de la procedencia del capital necesario para su funcionamiento.
Por definición el activo y el pasivo deben ser iguales (el famoso «cuadre», pesadilla de los contables hasta la generalización de los ordenadores).
En teoría, si tomamos la decisión de liquidar la empresa venderíamos sus inversiones al precio en que las hemos valorado y cobrariamos a los clientes y deudores en general. Con ello hemos conseguido un dinero que, añadido al que teniamos en los bancos al principio del proceso, equivale al importe de nuestros activos. «Liquidar» viene de ahí, de hacer líquidos nuestros activos.
Después pagaríamos a los acreedores y bancos y nos quedaría un dinero que retornaría a sus propietarios. Este hipotético dinero (concepto p1) se llama el valor patrimonial, valor contable o recursos propios de la empresa. Si su importe es negativo la empresa está en quiebra. No solo no van a cobrar nada los propietarios, los acreedores solo van a poder recuperar una parte de sus créditos.
La empresa obtiene unos ingresos por su actividad. Después de pagar salarios y gastos generales, queda un excedente (o al menos debe quedar si la marcha económica es buena). Este excedente, el resultado de explotación, debe ser suficiente para pagar los intereses de los créditos recibidos y obtener un beneficio, el beneficio bruto de la empresa.
Con el beneficio bruto normalmente haremos tres partes: una para liquidar a Hacienda (Impuesto de Sociedades), otra para retribuir a los accionistas (dividendo) y otra queda retenida para incrementar los recursos propios de la empresa (dotación a reservas). Se llama beneficio neto o beneficio después de impuesto al beneficio bruto menos el importe pagado por Impuesto de Sociedades.
ENRIQUE GALLEGO