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El ciclo de vida de una empresa biotecnológica
En la actualidad, existen una serie de empresas biotecnológicas internacionales exitosas, con productos comercializados, importantes fuentes de ingresos y con beneficios importantes. Son empresas que han conseguido una importante creación de valor para sus accionistas. Todas ellas han creado miles de puestos de trabajo en los últimos años. Los nombres de todas estas empresas son conocidos: Amgen, Genentech, Genzyme, Celgene, Actelion, etc. Todas estas compañías nacieron en su día como pequeñas “biotec”, y tuvieron que ir creciendo a lo largo de los años hasta convertirse en verdaderas multinacionales farmacéuticas. La mayoría tuvieron que sufrir eventos difíciles y traumáticos en sus primeros años, a causa de retrasos en el desarrollo de sus proyectos clave, dificultades para acceder a fuentes de financiación, etc. La aspiración de cualquier política de promoción del sector biotecnológico debería tener como objetivo a largo plazo ayudar a que hubieran unas pocas compañías en el territorio que llegasen a ser verdaderas multinacionales del sector, verdaderos “campeones nacionales” que pudieran, de alguna manera, tener un efecto “arrastre” sobre científicos, emprendedores, inversores, etc. Sin embargo, este liderazgo debe ser llevado a cabo desde la iniciativa privada y desde la sociedad civil. Los poderes públicos deben ayudar a las más prometedoras de estas iniciativas empresariales a que puedan alcanzar su plenitud. En este artículo se analizarán las diferentes etapas en el nacimiento, crecimiento y maduración de una compañía biotecnológica que aspire a ser un referente internacional.
Primer paso: start up
La mayoría de empresas de biotecnología nacen alrededor de algún proyecto científico creado en la universidad y que, de alguna manera, es potencialmente comercializable. El gran reto del emprendedor proveniente de la universidad consiste en conseguir, de una forma u otra, que un proyecto académico llegue a convertirse en una realidad comercial. Esto puede obtenerse, por ejemplo, al redirigir una línea de investigación. Por ejemplo, un investigador puede estar estudiando los mecanismos de expresión genética y diferenciación celular en la piel con el objetivo de contribuir a nuestro entendimiento de la fisiología de la epidermis. En algún momento, quizás el investigador llegue a la conclusión de que sus estudios pueden generar un nuevo fármaco para, por ejemplo, el tratamiento de la dermatitis atópica (una enfermedad de la piel con alta prevalencia, especialmente en niños). En este momento el investigador redirecciona sus esfuerzos hacia la obtención de este fármaco. Generalmente, en el entorno universitario el investigador (ahora ya emprendedor) no obtendrá los recursos económicos necesarios para la investigación aplicada que pretende desarrollar, por lo que tendrá que buscar financiación de otro tipo. Nuestro investigador-emprendedor tendrá que redactar un plan de negocio y presentarlo a posibles inversores. En esta primera etapa, probablemente los recursos económicos que solicitará serán modestos: 100.000 € o 200.000 €. En esta primera etapa es probable que el emprendedor deba contribuir con sus propios recursos, los de amigos y familiares, y obtenga algún tipo de financiación de origen público. Pero en poco tiempo harán falta más recursos para seguir investigando, para seguir desarrollando el producto en cuestión. Será el momento de comenzar a abordar las conocidas “rondas de financiación”.
Segundo paso: creación de un verdadero pipeline de productos en desarrollo
Todas las compañías de biotecnología proyectan expectativas de futuro. Estas expectativas de futuro se basan en la promesa de que unos proyectos de I+D se convertirán un día en productos comercializados, y que estos productos darán lugar a ventas y beneficios.
La razón por la cual un inversor decide apostar por una compañía de biotecnología se debe, fundamentalmente, a lo mucho o poco creíbles que sean estas expectativas. Esto, por lo tanto, quiere decir que una compañía biotecnológica debe tener productos en diferentes fases de desarrollo, y que tiene que tener un plan de ruta muy claro hasta que estos productos lleguen al mercado. ¿Cuántos recursos van a consumir los desarrollos en cada fase? ¿Cuánto tiempo se tardará? ¿Cuá- les son los riesgos? ¿Qué probabilidades existen de poder realmente licenciar el proyecto en cuestión a una “big pharma”? ¿Cuáles son las expectativas de ventas realistas en el caso de que el producto finalmente alcance el mercado? En el fondo, se trata de construir un pipeline, con productos en diferentes fases de desarrollo. Y realmente, lo que hoy en día se valora por parte de los mercados financieros es disponer de un pipeline de productos en desarrollo clínico.
3 Tercer paso: el primer gran acuerdo de licencia con una multinacional farmacéutica
Los años van pasando, y lo que en su día era una start up ya se ha convertido en una compañía biotecnológica con productos en desarrollo preclínico y clínico. Durante todo este periodo, la compañía ya ha invertido en desarrollo de productos varios millones de euros, y ha tenido que financiarse periódicamente a través de diferentes rondas de financiación. En esta etapa de la vida de una empresa biotecnológica es difícil que se disponga de los recursos y la estructura para abordar el desarrollo clínico completo de un proyecto (fases I, II y III). Lo habitual es que en algún momento del desarrollo, el proyecto sea licenciado a una gran multinacional farmacéutica (por ejemplo, tras completarse el primer estudio de fase II). Cada acuerdo de licencia es diferente y no existe un patrón específico de cómo llevar a cabo este tipo de acuerdos.
De todas formas, sí que existen algunas líneas maestras generales. Por lo general, el primer acuerdo de licencia de una compañía biotecnológica es bastante sencillo. La biotec cede todos los derechos futuros del proyecto a una compañía multinacional:
• La compañía biotec recibe un pago inicial nada más firmar el acuerdo de licencia (down-payment), una serie de pagos por hitos futuros (milestone payments) y royalties sobre las ventas futuras.
• La multinacional farmacéutica se compromete a continuar desarrollando el producto hasta que sea comercializado. También lo fabricará y comercializará en los grandes mercados mundiales.
En este tipo de acuerdos de licencia, la compañía biotec obtiene básicamente dos cosas.
Por un lado, obtiene ingresos. A estas alturas, en la vida de una biotec, es bastante probable que la compañía en cuestión aún tenga pérdidas. Los ingresos que se obtienen vía acuerdos de licencia son entradas de caja no dilutivas (non-dilutive) para la compañía. El segundo beneficio del acuerdo de licencia es la validación de la capacidad tecnológica de la pequeña compañía biotecnológica. Llegar a firmar un acuerdo de licencia es un proceso largo y complejo. Desde el primer contacto entre las dos compañías (licenciataria y licenciante) hasta el día de la firma final pueden pasar fácilmente doce meses o más. Durante este periodo las dos compañías se conocen, se realizan amplísimas auditorías (due diligence) del proyecto a licenciarse. En muchas ocasiones la farmacéutica solicita muestras del producto para verificar en sus propias instalaciones la bondad de las presuntas propiedades de seguridad y eficacia del producto. Por lo tanto, la ejecución de un acuerdo de licencia de estas características tiene un valor muy importante para la pequeña compañía biotec. Permite demostrar a terceros que uno es capaz de hacer lo que dice que va a hacer: desarrollar ciencia “licenciable” y, efectivamente, licenciarla.
Cuarto paso: la salida a bolsa
El primer gran acuerdo de licencia de una empresa biotecnológica es muy valioso. Permite validar el modelo de negocio de la compañía biotecnológica y, además, le confiere una importante publicidad positiva. El hecho de que una gran multinacional haya estado dispuesta a “comprar” un producto a una compañía biotecnológica tiene que implicar forzosamente que la ciencia que genera esta compañía es valiosa y, sobre todo, que es monetarizable, que ese proyecto científico se puede convertir en dinero. Esta validación permite a la biotecnológica aventurarse a intentar captar recursos adicionales en ulteriores rondas de financiación, bien dentro del ámbito de los inversores privados o incluso en mercados bursátiles organizados. Es el momento de la salida a bolsa o IPO (initial public offering). Generalmente, las salidas a bolsa de empresas biotecnológicas se estructuran como OPS (ofertas públicas de suscripción). La empresa intenta conseguir recursos en el mercado para financiar sus operaciones. Es decir, los recursos captados son para la empresa y para ser utilizados, según el plan de negocio presentado, para crear valor para los accionistas de la compañía. Es muy raro que en el momento de la salida a bolsa los accionistas de la compañía vendan también algunas de sus acciones (en este caso, estaríamos hablando de una OPV). El mercado difícilmente entiende que, si se les presenta un proyecto de crecimiento y de futuro, los accionistas históricos de la compañía aprovechen ese momento para vender (parcial o incluso totalmente) sus acciones.
5 Quinto paso: crecimiento vía adquisiciones
Una vez nuestra empresa biotecnológica ya es una empresa cotizada, comienza una nueva etapa para ella. Tendrá que entregar periódicamente información de todo tipo al regulador bursátil. También tendrá que informar de cualquier hecho relevante que pudiera alterar la cotización de la acción. Es bastante probable que la empresa biotecnológica siga en pérdidas. Tendrá, por lo tanto, que explicar cuál es concretamente su proposición de futura creación de valor, así como el horizonte temporal en el que espera entrar en beneficios. Finalmente, tendrá que volver periódicamente al mercado para financiarse. Como toda empresa cotizada, nuestra biotecnológica tendrá un valor de mercado muy bien definido. Podrá crecer vía operaciones corporativas (fusiones y adquisiciones), lo cual le permitirá reducir sensiblemente los plazos para su maduración.
Sexto paso: el primer producto en el mercado; entrada en beneficios
Para cualquier empresa biotecnológica, la comercialización de su primer producto es un hito de especial relevancia. Esta comercialización se puede hacer directamente en el caso de aquellas compañías que han desarrollado sus capacidades de fabricación y sus redes comerciales. Sin embargo, lo más habitual es que el primer producto de una compañía biotecnológica que llegue al mercado haya sido previamente licenciado a una gran multinacional, y que sea este licenciatario el que lo fabrique y comercialice. Los ingresos para la compañía biotec vendrán en forma de royalties sobre ventas. En la mayoría de casos, la comercialización del primer producto permitirá a nuestra biotec entrar en beneficios. Un hito importante en su trayectoria.
Séptimo paso: la decisión de integrarse verticalmente y convertirse en una FIPCO
Tras varios años de existencia, y tras haber invertido muchos millones de euros en I+D, nuestra compañía biotecnológica será una compañía cotizada en un mercado organizado, contará con un pipeline de proyectos de I+D robusto (con varios proyectos en fases avanzadas de desarrollo clínico), con varios partnerships con grandes empresas farmacéuticas mundiales y con al menos un producto en el mercado. Será una empresa en beneficios y contará con un equipo humano multidisciplinar, formado probablemente por más de 300 profesionales altamente cualificados. Muchas de estas compañías acaban ellas mismas siendo compradas por otras. Otras, acaban por convertirse en verdaderas compañías farmacéuticas verticalmente integradas (FIPCO, fully integrated pharmaceutical company). En este momento, el proyecto “biotec” ha llegado a su fin y ya podemos hablar realmente de una nueva gran compañía farmacéutica
http://economia.gencat.cat/web/.content/70_economia_catalana/arxius/ne-97-98_e_faus.pdf