Dice el multimillonario Warren Buffett que si no eres capaz de ver caer tu inversión un 50% sin entrar en pánico, es mejor que no inviertas en bolsa… No todos los activos son para cualquier tipo de inversor. Lo mejor es que conozcas cuanto antes tu perfil financiero para declinar invertir en algún producto que esté en campaña, de moda o que tu vecino te haya comentado.
Para saber cuál es tu verdadero perfil, debes plantearte (intentando no mentir) estas 4 preguntas:
1. ¿Cuál es tu realidad económica ahora?
Tu carta de presentación es básica para empezar a construir (o enmendar) tu cartera de inversión. Qué edad tienes, cuánto ingresas al año, cuánto de esa cantidad se va a al mes en gastos fijos (hipoteca, alquiler, recibos, etc…), cuál es tu patrimonio… Debes partir de tu realidad para poder realizar una correcta planificación.
2. ¿Cuál es tu objetivo como inversor?
Es decir, para qué necesitas o prevés que necesitarás el dinero en el futuro. Cuando te respondas a esa pregunta, sabrás el horizonte temporal con el que inviertes. No es lo mismo ahorrar para poder comprarte un coche, que hacerlo para pagar la universidad a tus hijos o incluso pensando en tu jubilación. Nunca deberías invertir el dinero que puedas necesitar a corto plazo.
También debes tener en cuenta qué rentabilidad esperas para tus inversiones. Si la respuesta es la máxima posible, lee el siguiente punto.
3. ¿Cuál es tu tolerancia al riesgo?
Cuanta mayor rentabilidad esperes, más riesgo debes estar dispuesto a asumir. Posiblemente Warren Buffett no habría llegado a construir toda su fortuna si hubiese tenido su dinero en una cuenta remunerada. Pero él tiene claro que invierte a largo plazo y que el mercado de valores es “maníaco depresivo”. Si no es tu caso y vas a estar tentado de vender toda tu cartera en momentos de pánico, quizá debas conformarte con un producto con menos rentabilidad y menor riesgo.
4. ¿Qué conocimientos tienes sobre finanzas?
La máxima de no invertir en algo que no entiendas sirve, tanto para negocios que cotizan en bolsa, como para los propios productos a través de los que inviertes. Si tus conocimientos financieros no son muy amplios, no es aconsejable que metas tu dinero en productos complejos Aprende primero o consulta con un buen asesor financiero.