Las previsiones apuntan a que la Reserva Federal de los Estados Unidos incrementará los tipos de interés en el 2017 entre dos y tres veces más, con lo que el dólar continuará fortaleciéndose frente al resto de divisas, siendo en principio más intenso el movimiento en su cruce frente al euro y frente al yen, básicamente por las divergencias que existen entre las políticas monetarias de la Fed respecto a las del Banco Central Europeo y el Banco de Japón, que mantienen el signo acomodaticio.
Todo ésto nos debiera de llevar a ver la paridad en el euro/dólar (eur/usd) a lo largo del 2017, aunque seguramente sea en la recta final, ya que primero tenemos el objetivo de 1,03 en el camino, y en el cambio dólar/yen (usd/jpy) la primera proyección se encuentra en 120.
En lo referente a las divisas emergentes, también se depreciarán frente al billete verde, pero menos de lo que se pudiera pensar en un primer momento, entre otras razones porque el mercado descontó buena parte del escenario.
Janet Yellen, presidenta de la Fed, tuvo que aguantar las críticas de Trump acusándola de favorecer a Obama con los bajos tipos de interés, pero existe una nexo entre Trump y Yellen, y es que el nuevo Presidente de los Estados Unidos prometió implementar políticas fiscales expansivas y medidas proteccionistas, cuestiones que incrementan las previsiones de inflación y que, por tanto, alientan a que la Fed suba las tasas de interés.
De todas maneras, no es nada nueva esta disyuntiva entre Presidente de USA y Presidente de la Fed, es más, es algo tradicional que existan desencuentros y rifirrafes. Tengan en cuenta que por regla general un Presidente del país intenta a toda costa que el desempleo sea bajo y un Presidente de la Fed se centra claramente en controlar la inflación y que no se aleje demasiado del objetivo (hoy en día es el 2% la meta).
Pero las cosas no son tan sencillas, la teoría y la realidad no siempre van de la mano. La inflación lleva bastante tiempo por debajo de ese 2% y la Fed piensa que no es conveniente que la tasa de fondos federales se incremente más allá del 3%. Y claro, estas cuestiones llevan irremediablemente a que la Fed se decante por medidas monetarias expansivas.
The Wall Street Journal hacía recientemente una reflexión interesante: “La presidenta de la Fed confía mucho en la Curva de Phillips, que se basa en que si el desempleo cae por debajo de su tasa natural (en torno al 4,8%), la escasez de mano de obra elevaría los salarios y los precios. En noviembre, el desempleo cayó al 4,6%, pero Yellen piensa que durante los próximos tres años la tasa de desempleo caerá más (un promedio del 4,5%). Este hecho podría crear un conflicto con Trump y el dólar. La divisa se ha revalorizado desde las elecciones de noviembre debido a las expectativas de un aumento de las tasas de interés, pero eso afectaría al déficit comercial del país, una de las grandes preocupaciones de Trump”.
Si hubiese que elegir un sector favorecido por el cambio de política monetaria de la Fed, sería el sector financiero-bancario, ya que al aumentar el precio oficial del dinero los bancos verían menos mermados sus márgenes de beneficios, aparte que unos tipos de interés mayores se traducen en más ganancias para las entidades bancarias vía hipotecas y préstamos.
En cambio, la fortaleza y apreciación del billete verde es negativo para las materias primas en general ya que están denominadas en esta moneda (como le sucede por ejemplo al oro; el tema del petróleo es diferente ya que el nuevo acuerdo de la OPEP para recortar la producción favorece al crudo).
También es negativo para las economías de los países emergentes, por dos razones:
- Suelen depender de las materias primas.
- sus deudas están denominadas en dólares, de manera que si el dólar se fortalece la cuantía de la deuda se incrementa, teniendo que deber una mayor cantidad de dinero.
Ismael de la Cruz
ismaeldelacruz.es