Entre los inversores europeos existe la frustración de no haber podido aprovechar los máximos históricos en Wall Street. Frustración que refleja muy bien un importante gestor nacional con el que tenía una amplia conversación ayer: “Las bolsas europeas siguen en un proceso lateral bastante irritante. Las incertidumbres económicas y políticas son más externas que de la propia unión, y aun así, los mercados de valores de aquí son los que más han sufrido. Estamos teniendo un mal año y es muy difícil justificar a nuestros clientes como las carteras van perdiendo más del 5% cuando en EE.UU. se han visto máximos históricos tras máximos históricos.
La razón no es el Brexit, ni la elección de Trump, ni el referéndum italiano. El motivo es que la vieja Europa es más vieja que nunca. Una economía con una clara falta de dinamismo, con una población envejecida, y donde sus dirigentes se han abrazado a las teorías más conservadoras de contención del gasto cuando han demostrado en el pasado que no han funcionado. Las teorías de los ultra ortodoxos alemanes. En EE.UU. sin embargo se incentivó el consumo desde el primer momento, y los resultados son evidentes. La economía USA creciendo a tasas muy sólidas, cerca del pleno empleo, con la inflación controlada, y con el mercado de valores en máximos históricos. En Europa, ya ven, esperando un rally de final de año para ver si maquillamos un ejercicio horroroso. Los dirigentes económicos y políticos han actuado tarde y mal, pero no aprenderán la lección”.
Es entendible la frustración. Más teniendo en cuenta la alta correlación histórica que hay entre el S&P 500 y las bolsas europeas. Es decir, normalmente, cuando Wall Street sube las bolsas europeas también lo hacen.
El siguiente gráfico realizado por Richard Bernstein recoge precisamente la correlación entre el S&P 500 y distintos activos. Vemos que en el caso de las acciones europeas la correlación está por encima del 0,75 y la beta sobre el 1,25. Esto quiere decir que el mercado europeo se mueve en la misma dirección que el S&P 500 en un 75%, y sobrereacciona este movimiento en un 25%. Es entendible por tanto la frustración.
Carlos Montero
La Carta de la Bolsa