Los inversores tienen a Europa en su punto de mira, pero no por un buen motivo. Los flujos de fondos sugieren que los gestores globales han sido vendedores netos de acciones europeas durante 36 semanas consecutivas, mientras el sentimiento negativo sigue pesando en los índices. Aunque Europa no está exenta de problemas, los inversores pueden estar perdiéndose valor relativo en las Bolsas del viejo continente.
El sentimiento hacia Europa se ha visto lastrado por acontecimiento del pasado, sobre todo durante la contracción del crédito en 2008, la crisis de la deuda soberana en 2010, la crisis griega en 2012 y más recientemente, la votación Brexit del Reino Unido en 2016. Sin embargo, desde la crisis financiera global el Índice MSCI Europe ha subido un 69%, lo que demuestra que las caídas del mercado crean oportunidades para los inversores que están dispuestos a comprar apostando a una recuperación de largo plazo.
Europa sigue siendo un cuadro complejo
No estamos argumentando que la región está exenta de problemas. Europa sigue siendo un cuadro complejo. La Unión Europea se enfrenta a una amenaza existencial muy real exacerbada por el Brexit. Esto, a su vez, alimenta una creciente narrativa política populista que se arraiga en todo el continente. Mientras tanto, desde una perspectiva económica, Italia todavía está tratando de resolver una crisis bancaria que podría crear graves problemas sistémicos.
Si bien esto es ciertamente preocupante, es importante entender que el mundo está perpetuamente en un estado de cambio político y económico que el mercado intenta capear. El impacto de los acontecimientos políticos en particular, es frecuentemente sobreestimado por los inversores. El escenario político no es el mercado, y a pesar de la emergencia de los movimientos políticos populistas en muchos países, los mercados han demostrado históricamente ser bastante resistentes.
Como todos los experimentados gestores de fondos le dirán, el mercado de valores no es la economía. Sin embargo, cuando los temores macro nublan las perspectivas de inversión y la volatilidad del mercado aumenta, el impulso del inversor es eliminar riesgo de las carteras. Sin embargo, hay que recordar que la volatilidad es como las turbulencias en los vuelos – puedes sentir miedo, pero no te van a matar.
Durante la última década, Europa ha demostrado su resistencia a las crisis. «Esperamos una recuperación gradual, impulsada por la debilidad del euro y una reducción de los costes de financiación a través de la política monetaria acomodaticia. Además, la muerte lenta de la austeridad puede proporcionar un nuevo impulso para el crecimiento», señala Nia Williams de Everyinvestor.
«Históricamente los bajos costes de financiación de las empresas son una consecuencia particularmente interesante de la política monetaria no convencional del BCE. El mes pasado vimos emitir bonos con rendimiento negativo a Henkel y Sanofi (es decir, se les pagaba por prestarles dinero). En este entorno extraordinario, las empresas podrán obtener financiación para financiar ofertas de adquisición potenciales que añadan beneficios o emprender nuevas recompras de acciones.
Estamos al inicio del ciclo de recuperación
Desde un punto de vista relativo, Europa puede estar experimentando un ciclo de recuperación económica más tardío que otras economías desarrolladas. Esto ofrece una mayor oportunidad para un giro en los beneficios. Por ejemplo, mientras que la recuperación del sector de automóviles de Estados Unidos comenzó en 2010, sólo en los últimos 18 meses hemos visto un repunte de la demanda de automóviles en Europa. En términos más generales, Europa ofrece valoraciones atractivas y esperamos crecimientos agregados de un sólo dígito en las compañías.
No prevemos un camino de rosas; hay demasiadas dinámicas macro que pueden provocar un aumento de la volatilidad. Mientras veamos picos de volatilidad, esperamos ver una ruptura de las correlaciones entre los sectores. Para un verdadero inversor convencido en las bondades de las compras individuales de acciones, esta volatilidad proporcionará más oportunidades para comprar empresas de calidad a valoraciones reducidas.
En el entorno actual, preferimos empresas de crecimiento estructural y compañías que controlen su propio destino, a través de la reestructuración, la reducción de costes, la innovación y el posicionamiento en la vanguardia de las industrias y las cambiantes tendencias de consumo. Si bien el mercado se suele centrar en las empresas más conocidas de Europa, creemos que los de la tecnología de consumo discrecional y asistencia sanitaria ofrecen oportunidades atractivas a medida que la recuperación europea recupere ritmo.»
Fuentes: Nia Williams (Everyinvestor)
Carlos Montero
La Carta de la Bolsa