La cautela aún sigue dominando los mercados. Así lo refleja al menos la prestigiosa encuesta mensual a gestores de fondos que realiza BofA Merrill Lynch: el porcentaje de expertos que creen que la renta variable y la renta fija está sobrevalorada se encuentra en máximos de 16 años. Esto no es necesariamente algo malo, ya que los periodos de pesimismo extremo suelen ser buenos momentos para entrar en bolsa. Cautela, mucha cautela, ha sido la principal recomendación de los analistas durante un 2016 en el que las incertidumbres (brexit, China, política, Fed, crudo, etc) se han acumulado encima de la mesa. Incluso tras el rebote vivido en los últimos meses por la renta variable los expertos han mantenido la prudencia ante el constante riesgo de una corrección. Por eso, no es de extrañar que el último sondeo entre gestores de fondos elaborado por Bank of America Merrill Lynch esté marcado por el pesimismo. En septiembre, los encuestados aseguraron que, de media, la liquidez en sus carteras subió ligeramente hasta el 5,4%, situándose a solo cuatro décimas de máximos de 2001. Asimismo, la asignación de activos a renta variable bajó considerablemente situándose por debajo de su media histórica. Y, lo más importante, el porcentaje de profesionales que veían sobrevaloradas la renta variable y la renta fija alcanzó su cota más alta desde que la encuesta comenzó a elaborarse hace 16 años.
Esto no es necesariamente una mala noticia para el inversor. Según la teoría contrarian, que defiende que la mejor forma de ganar en bolsa es llevarle la contraria al mercado, el pesimismo extremo suele generar oportunidades de compra, mientras que cuando reina la euforia lo más prudente es dejar que el último euro lo gane otro.
Los propios expertos de BofA Merrill Lynch reconocen que, históricamente, ha existido una correlación entre el sentimiento reflejado en sus encuestas y la evolución de las bolsas internacionales. Así, por ejemplo, cuando la liquidez en cartera sube por encima del 4,5%, la renta variable tiende a entrar en fases alcistas; mientras que cuando baja del 3,5% suele ser momento para ser prudente.
Esta relación no es matemática, pero se ha cumplido en mayor o menor medida durante los últimos años. Así, la liquidez en cartera marcó máximos en 2001, anticipando un rally alcista, y bajó del 3,5% en 2007. El pesimismo volvió a marcar máximos a comienzos de 2009, marcando el inicio de otra fase de fuertes subidas en bolsa, y volvió a situarse en mínimos entre 2010 y 2011.
La asignación de activos por parte de los gestores también refleja una relación similar entre pesimismo y oportunidades de compra en bolsa. Históricamente, cuando el porcentaje de activos destinados a liquidez supera ampliamente al porcentaje destinado a renta variable, las bolsas tienden a iniciar fases alcistas.
En septiembre, este ratio se situó en -40 puntos básicos, su cota más baja de los últimos cuatro años, unos niveles que según la firma han marcado tradicionalmente buenos puntos de entrada en bolsa.
BOLSAS ATRACTIVAS, PERO CARAS
No obstante, el hecho de que tantos gestores consideren que las bolsas están sobrevaloradas sí es motivo para la cautela. Los expertos advierten desde hace tiempo que la renta variable estadounidense, en máximos históricos, está cara, mientras que las bolsas europeas están en línea con su valoración histórica. Esto se debe en gran medida al descenso de los beneficios corporativos que se ha registrado en los últimos trimestres.
El principal motivo por el que los analistas apuestan por la renta variable no es tanto el atractivo de sus múltiplos, como la ausencia de alternativas de inversión. Y es que el dividendo medio de los grandes índices europeos varía entre el 2% y el 4%, frente a la rentabilidad insultante del 0,07% ofrecida por el bono alemán a 10 años o el interés modesto del 1,12% ofrecido por el bono español.
El hecho de que la liquidez en cartera marque un buen momento para invertir en bolsa pero las valoraciones inviten a ser prudente tiene una doble lectura. Por un lado, refleja que las bolsas no cuentan con catalizadores de peso para seguir subiendo y que la volatilidad persistirá a corto plazo. Pero también que la tendencia es alcista a medio plazo, aunque no esté exenta de altibajos.
De cara a la segunda mitad de año, son muchos los analistas técnicos que comparten esta opinión. Así, estos expertos creen que el potencial alcista del Ibex 35 es limitado a corto plazo, si es que no ha iniciado ya una fase correctiva; pero confían en que las caídas generen oportunidades de compra y permitan al Selectivo tomar impulso para asaltar los 9.400 puntos en los próximos meses.
Aitor Atozqui
La Carta de la Bolsa