«Desde que Yellen y algunos mariachis de la Reserva Federal de Estados Unidos, que mariachis (y manteros) hay por todas partes, incluida la Puerta del sol madrileña ¡qué horror!, dijera hace más de año y medio, que las acciones estaban bien nutridas, con rostro saludable, como si lo mejor ya hubiera sucedido, los escritos agónicos, escalofriantes sobre un crash inmediato de los mercados, incluso sobre la llegada del Fin del Mundo, se han sucedido sin parar. Pero nada de lo trágico anunciado se ha cumplido. Se insiste en la exuberancia irracional a la que en su día aludió Greenspan (y miren lo que ha subido la Bolsa de Nueva York desde entonces). Muchos participantes en el mercado se pusieron muy nerviosos, porque el discurso coincidió en el tiempo con una magnífica corrida en el mercado de bonos, un efecto manada más a los que nos tienen acostumbrados todos los mercados. Sí, todos ¿Ya nadie recuerda las corridas en el petróleo, en el oro, en la renta fija, en la Bolsa…? Y luego vino el Brexit, cuando nadie lo esperaba. Otro cataclismo, del que ya se han recuperado la mayor parte de los índices. En las últimas horas, salta al ruedo de la Bolsa, en un movimiento recurrente, la palabra burbuja, el miedo al crash. Pero duerman tranquilos. Las burbujas explotan cuando nadie lo espera. Lo mismo sucede con los crash. Es más, siempre es muy positivo que el miedo rodee la actividad de los mercados. El miedo guarda la viña. Pero no olvide, eso sí, que el crash o el estallido de la burbuja le pillará desprevenido, cuando esté durmiendo o sacando al perro a pasear…», me dice uno de mis gurus favoritos.
Las burbujas de activos son muy difíciles de identificar cuando están sucediendo. Muchas veces, solo son claras en retrospectiva. Dicho esto, David Kostin de Goldman Sachs ofrece este interesante gráfico de la bolsa en una nueva nota a clientes.
Muestra la composición sectorial del S&P 500 por capitalización de mercado desde 1975. Como se puede ver, un sector manifiesta una burbuja de manifiesto cuando de repente salta su porcentaje dentro del S&P 500.
La burbuja de las punto.com es muy prominente, representada por las hinchadas acciones del sector tecnológico. La burbuja de crédito apareció mucho más gradualmente, como se ve en la subida de las acciones del sector financiero.
¿Hay algún sector en particular que sobresalga hoy? Tal vez lo veamos en unos pocos años, después de que se desplome.
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Y en esta dirección interesantísimo artículo de JOSH ZUMBRUN en The Wall Street Journal: Cuando los pronósticos pesimistas tropiezan con la realidad
La historia reciente esta llena de proyecciones de recesiones y colapsos de mercados que no se concretaron
Es aún pronto para saberlo, pero datos disponibles ahora sugieren que la decisión británica de abandonar la Unión Europea podría ser un ejemplo más de un fenómeno recurrente: las predicciones de expertos que auguran graves consecuencias de ciertas decisiones políticas y que terminan siendo exageradas.
Los economistas son buenos para desentrañar las fuerzas que subyacen a la inflación o la productividad o para explorar los aspectos negativos de la desigualdad de la riqueza. Pero se enfrentan a retos más grandes cuando quieren extrapolar conclusiones de acontecimientos políticos, especialmente de aquellos con pocos o ningún antecedente.
“Los pronosticadores a menudo se sienten incentivados para darle vida a la probabilidad de los peores escenarios”, dijo Philip Tetlock, un experto en pronósticos políticos de la Universidad de Pensilvania. Estos expertos pueden inflar las probabilidades de desastres como una manera de aumentar la prominencia de una advertencia, o porque creen que probarse proféticos será algo de lo que podrán presumir, mientras que un pronóstico erróneo es algo que mucha gente olvida. “Con el tiempo, esto tiene un efecto corrosivo sobre la confianza [del público] en la comunidad de expertos”, dijo.
Existe una historia rica de cataclismos que nunca ocurrieron.
En 2013, algunos economistas advirtieron que las batallas por el presupuesto del Congreso de Estados Unidos, que dieron lugar a fuertes recortes del gasto público, podrían arrastrar de nuevo la economía hacia la recesión. Ese año, el país norteamericano creció 2,7%.
En 2010 y 2012, algunos economistas advirtieron que los programas de compra masiva de bonos por parte de la Reserva Federal de EE.UU. causarían hiperinflación, provocando un alza en los precios de las materias primas y un colapso del dólar. Nada de eso ocurrió…
Moisés Romero
La Carta de la Bolsa