¿Cuando una burbuja es realmente una burbuja? Jeremy Grantham, el gurú de los mercados fundador de la gestora de activos con sede en Boston GMO (Grantham, Mayo, van Oterloo), define una burbuja cuando la valoración de un mercado alcanza una desviación estándar de dos o movimiento «dos sigma», a partir de su media a largo plazo.
Si tomamos en cuenta esa medida, el SP 500 alcanzará niveles de burbuja en 2400 – alrededor de un 10% por encima de los niveles actuales.
Para evaluar si un mercado corre el riesgo de estar en una burbuja, GMO analiza dos medidas de valoración principales: Q de Tobin (precio de coste de reposición de los activos), y PER Shiller (precio en relación a las ganancias medias de los últimos 10 años). GMO calcula entonces las medias a largo plazo de estas métricas y evalúa la distancia a la que el mercado cotiza. La firma también utiliza datos de precios reales.
Basándonos en una entrevista que Grantham concedió en 2014, cuando el S&P 500 en 2250 había marcado un evento de dos sigma o burbuja para el índice de referencia en Estados Unidos, el promedio a largo plazo del PER Shiller actual es de 16,7. La desviación estándar de esa valoración es 6,6, lo que significa que la mayoría del tiempo la métrica está dentro de un rango 6,6 puntos en torno a su promedio 16,7.
Una desviación estándar de 16,7 nos lleva a 23.3, y dos desviaciones estándar a 29,9 en el PER Shiller. En este momento, la métrica PER Shiller es de 27.3. El nivel de 29,9 requerido para que el mercado de EE.UU. pueda calificarse como una burbuja – o una lectura de dos sigma – equivale a que el S&P 500 alcanza los 2.400 puntos. A modo de comparación, la burbuja inmobiliaria de 2008 registró 3,5 sigma – o un evento que sucede una vez cada 5.000 años.
Dos sigma es una definición arbitraria, pero también es cierto que los 34 casos de dos sigma que analiza GMO han vuelto a su media. Los pesimistas pueden argumentar que el PER Shiller ha pasado gran parte de los últimos 25 años por encima de 20, lo que hace que la media a largo plazo sea obsoleta. Las empresas son más rentables ahora que Estados Unidos ya no es una economía basada en la industria.
Los tiempos cambian y también los promedios, por supuesto, pero es difícil reconciliar eso con la racionalidad del capitalismo – es decir, las ganancias desmesuradas atraen a la competencia que, a su vez, erosiona esos beneficios.
Otro argumento despectivo es que las tasas de interés son tan bajas que los precios de las acciones deben ser mayores. Pero las tasas eran bajas en la década de 1940, y el PER Shiller se mantuvo también bajo.
Es cierto que la valoración del mercado puede subir más allá de la definición de burbuja de Grantham. En 1929 alcanzó su punto máximo algo por encima de 30, y en 2000 alcanzó su punto máximo en un sorprendente 44. Pero el mercado también tocó fondo en una valoración de 13 en 2009, y nada indica que no pueda volver a ocurrir. La economía de EE.UU. está débil, y la política del banco central podría decirse que ha entrado en el reino de lo extraño.
¿Qué deben hacer ahora los inversores?
Los inversores deben tener en cuenta que es probable que la rentabilidad futura sea pobre desde los niveles actuales. Eso no significa que haya que vender todo. Pero significa que hay que ahorrar más si se planea un gasto futuro. Es poco probable que el mercado ahorre demasiado por usted en los próximos 10 o 20 años.
Otra forma de optimismo exagerado es que muchos analistas financieros consideran que todos los que hablan de burbujas pecan de irresponsable alarmismo.
Es cierto que cuando se habla de burbuja se puede estimular la entrada o salida del mercado, lo que rara vez funciona. Pero una expectativa realista de la rentabilidad futura es una parte necesaria de la planificación financiera de cada persona. Prepararse para lo que podría ir mal es más responsable que alentar a los inversores a asumir que las acciones subirán un 10% cada año en los próximos 10 años.»
Fuentes: GMO – Marketwatch (John Coumarianos)
Carlos Montero
La Carta de la Bolsa