Muchas personas creen que el tema de los tipos negativos no les afecta, que es algo más bien de los Bancos Centrales y que la historia no va con ellos. Grave error, porque sí les afecta y directamente.
Partimos de la idea de que los tipos de interés negativos no son producto del devenir de la oferta y de la demanda, más bien todo lo contrario, son producto de la intervención literal de los Bancos Centrales, con lo que sí se puede afirmar abiertamente que nos encontramos en una época en la que las economías están intervenidas.
Son ya varios países los que tienen tipos de interés negativos, no sólo en la zona euro, sino también en el resto de Europa (Suecia, Suiza, Dinamarca) y fuera del Viejo Continente (Japón).
El tipo al que los Bancos Centrales remuneran las reservas excesivas (es decir, las que están por encima del mínimo exigido por el Banco Central) actúa como una especie de mínimo para los tipos interbancarios a los que los bancos se prestan entre sí.
Claro, los bancos se pagan entre ellos porque les supone una mayor comodidad prestarse el dinero a corto plazo que estar moviendo las reservas en el Banco Central.
Háganse la siguiente pregunta. Si el Banco Central le paga más a un banco por tener el dinero aparcado en reservas, ¿qué motivación o incentivo habría para prestarlo?
Y es aquí donde entran de lleno los tipos de interés negativos. La idea es muy simple: con los tipos de interés negativos los Bancos Centrales cobran a los bancos comerciales por guardar o aparcar el dinero. Se pretende, o mejor dicho, se busca estimular la economía, que el dinero fluya y se mueva. Hay un excesivo dinero aparcado en reservas y con esta medida se intenta que los bancos comerciales presten el dinero a la economía real (familias, pymes).
Sí, es cierto que también esta medida sirve para devaluar la divisa de cara a abaratar las exportaciones y encarecer las importaciones, cosa que curiosamente también le vendría muy bien a varios Bancos Centrales que aplicaron la medida. Es lo que se llama matar dos pájaros de un tiro.
Podrían ustedes entonces preguntarse por qué los bancos no se prestan las reservas. Sencillamente porque no se puede, las reservas son un mero depósito en el Banco Central y para ser prestada se requeriría que el receptor tuviese una cuenta abierta en el Banco Central, y claro, como comprenderán las familias y las pymes no pueden.
Bien, llegados a este punto y una vez explicado de manera amena y sencilla para que todos ustedes comprendan bien el tema de los tipos de interés negativos, es momento de ver cómo afecta al ciudadano de a pie.
Para no complicar el tema, sólo les comentaré tres casos:
A) Una primera consecuencia la tendríamos en que a los bancos comerciales les resulta más caro mantener los depósitos de los clientes, bastante más caro. Tengan en cuenta que el negocio del banco con los depósitos radica en la diferencia entre lo que pagan en intereses y lo que cobran por las reservas. Pero claro, si las reservas tienen tipos negativos los depósitos salen muy caros.
Por tanto, un primer efecto sería que los bancos encarecerían bastante las comisiones de mantenimiento de las cuentas corrientes. Una consecuencia que afecta a la inmensa mayoría de personas, porque hoy en día todo el mundo tiene alguna cuenta corriente.
B) Una segunda consecuencia estaría en que los inversores con un perfil conservador tendrían un problema, invertir en renta fija no originaría ninguna rentabilidad o plusvalía, con lo que tendría que optar entre no invertir (estando en liquidez) o bien asumir un mayor riesgo en la renta variable (Bolsa).
Teniendo en cuenta que muchas personas logran llegar a final de mes gracias a ese pequeñito empujón que les aporta la renta fija (al igual que otras lo hacen alquilando una vivienda), nos encontraríamos con un grupo de personas que estarían ante un dilema.
C) La tercera consecuencia está ligada a la anterior. Los inversores institucionales invierten en renta fija para intentar obtener una rentabilidad para sus clientes al tiempo que asumen un riesgo mucho menor que en Bolsa. Cuando hablamos de inversores institucionales podemos decir que serían compañías de seguros de vida, fondos de pensiones, etc. Claro, en un entono en el que la renta fija ya no genera plusvalía, estarían ante la misma disyuntiva que el caso anterior del inversor particular.
Ismael de la Cruz
ismaeldelacruz.es