Es una realidad que los bancos italianos acumulan un total de 360.000 millones de euros en deuda incobrable que equivale a prácticamente al 25% del PIB, incluyendo 200.000 millones de euros en préstamos a deudores insolventes. El sistema tiene un déficit de capital de en torno a 40.000 millones de euros.
Pero con el Brexit el problema se agudiza aún más. Las acciones de algunas entidades italianas han caído más de un 35% en Bolsa y algunas cotizan a múltiplos tan bajos como 0,1 veces el valor neto en libros.
El problema es que con las nuevas reglas de la UE que entraron en vigor en el mes de enero, no se puede utilizar dinero público para ayudar a bancos en quiebra hasta que los acreedores del sector privado que posean el 8% de la deuda acepten los recortes. Y claro, Italia podría enfrentarse a varias quiebras de bancos y por consiguiente grandes pérdidas para muchos ahorradores minoristas que poseen hasta 250.000 millones de euros en bonos de los bancos.
Es decir, con la nueva directiva en la mano están prohibidas las ayudas públicas sin agotar previamente el recurso a los acreedores privados, por lo que el plan de recapitalización de 40.000 millones de euros iría en contra de la nueva disposición europea.
Es por ello que desde varios sectores se apunta la idea de un rescate de la banca europea, rescate que se estima que con 150.000 millones de euros sería suficiente.
Consistiría en que la Unión Europea crease un fondo de rescate como el creado por Estados Unidos, con la diferencia que la cuantía económica sería más pequeña (en el caso de USA son 475.000 millones de dólares).
En Estados Unidos los bancos preocupan menos. Las últimas pruebas de solvencia llevadas a cabo por la Reserva Federal determinaron que las grandes entidades pueden soportar situaciones negativas. De todas formas, el desplome de los rendimientos de los bonos a lo largo y ancho del mundo preocupa, entre otras razones porque ejerce presión sobre los márgenes de ganancia de los bancos.
Y en Grecia, el BCE confirma que se cumplen las condiciones para volver a aceptar deuda helena, por lo que los bancos griegos podrán utilizarla para sus operaciones de financiación, ayudándoles con el tema de la liquidez y reduciéndose la exposición que tienen los bancos helenos al BCE y ELA (bajaría del 25% del balance).
Pero la fecha clave, la que tienen los inversores marcada es septiembre, ya que en ese momento el BCE ha de decidir si admite de nuevo la deuda griega en sus programas de compra de activos, hecho que implicaría cierta confianza.
Y con todo lo expuesto hasta ahora, ¿qué papel esperar del BCE y de la Fed próximamente?
En principio, el Banco Central Europeo no moverá ficha y seguramente esperará al mes de diciembre para analizar y evaluar el actual programa de compra de bonos (QE).
Respecto de la Fed, antes de su reunión de diciembre no es probable que se atreva a subir los tipos de interés.
¿Y los mercados?
- – Yen: el Banco de Japón está preparando una serie de medidas de estímulo por valor de más de 10 billones de yenes destinadas a reactivar el crecimiento económico.
- En principio, estas medidas harían que el yen perdiese fuerza frente al resto de divisas, que viésemos subidas en eur/jpy y en usd/jpy.
- – Libra: continuará depreciándose frente al resto de monedas, es decir, subidas en eur/gbp y caídas en gbp/usd.
- – Bolsa americana: hoy el futuro S&P500 marca nuevos máximos históricos y está rompiendo la resistencia de los 2129,25 puntos que es la clave. Wall Street sigue estando bastante más fuerte que Europa.
- – Bolsa europea: subiendo al calor de la norteamericana, pero con muchos cabos sueltos que invitan a ser extremadamente precavidos, porque es una subida «artificial» y no inherente a fundamentos propios.
Ismael de la Cruz
ismaeldelacruz.es