«Estamos atrapados en la trampa de liquidez. Difícil salir de ella, porque sus creadores, los bancos centrales, supieron hacerla, pero desconocen cómo salir. La Represión Financiera nunca alcanzó un nivel tan alto. El desconcierto entre los participantes en los mercados jamás llegó a marcar registros tan altos ¿Cómo con tipos de interés de los instrumentos financieros tradicionales tan bajos, incluso con retornos negativos, se suben a los cielos los activos de riesgo, en el caso concreto de la Bolsa española? Por el miedo, un miedo atroz a las turbulencias en las Bolsas, muchas de ellas anotando desplomes de consideración.
Por eso, vuelve la burbuja inmobiliaria a muchas zonas del Reino de España. Informaciones solventes destacan que vuelve a comprarse sobre plano y que todas las viviendas nuevas construidas están vendidas. Es algo que desaconsejamos a nuestros clientes. El alza de los precios de los inmuebles, que se registran en determinadas áreas no tiene razón de ser, porque aún no se ha apagado el fuego provocado por la burbuja anterior. Aconsejamos, ahora más que nunca, esperar y ver. Hay factores políticos y geopolíticos, que conviene analizar con detenimiento», me dice B.T. analista londinense, que me envía el siguiente enlace:
Entre 1995 y 1999, el índice S&P 500 registró una racha de cinco años consecutivos en los que generó un retorno total superior al 20%. Russ Koesterich, responsable de asignación de activos de BlackRock, recuerda aquellos tiempos porque “hace 20 años invertir era mucho más fácil”. Bien es cierto que el S&P 500 ha generado un retorno medio cercano al 13% entre 2009 y 2015, pero “muy pocos confundirían los últimos siete años con los finales de los 90”, indica el experto, que además considera improbable que el indicador aguante este ritmo “en los próximos siete años”.
Koesterich se centra en la bolsa americana, pero sus comentarios sirven para la renta variable en su conjunto. Sobre todo teniendo en cuenta que toda la clase de activo presenta un desafío para el inversor: “Si se vuelve más difícil la apreciación del capital, los inversores necesitan considerar el rol de los flujos de caja positivos, tanto si son a través de dividendos o de cupones”, es decir, que los inversores deberían añadir más “carry” a sus carteras. El experto comenta tres tendencias que en su opinión apoyan esta tesis de inversión.
La primera de ellas vuelve a ser el bajo potencial futuro de la renta variable. Koesterich recurre a una previsión del BlackRock Investment Institute, que pronostica un retorno anual de tan sólo el 4,3% para las grandes capitalizadas estadounidenses para los próximos cinco años, “en gran parte debido a las elevadas valoraciones”. Teniendo en cuenta que el S&P 500 está cotizando con un PER cercano a las 19 veces, mientras que el Russell 2000 (que recoge valores de pequeña capitalización) está cotizando a 35 veces su PER, el responsable considera que “es una señal de retornos futuros de largo plazo mediocres”.
En cambio, afirma que “es probable que otros mercados, notablemente los emergentes, se comporten mejor gracias a unas valoraciones mucho más bajas”. Eso sí, Koesterich recuerda que “los emergentes traen un riesgo más considerable, un problema para los inversores más conservadores”.
Los inversores están observando atentamente la escalada de la volatilidad desde agosto de 2015. Sin embargo, muchos parecen haber olvidado que los cinco años anteriores la volatilidad cotizó en niveles excepcionalmente bajos. Koesterich indica que el VIX, el índice que actúa como indicador del nivel de incertidumbre en EE.UU., está en los 15 puntos, es decir, cerca de un 25% por debajo de su media de largo plazo. “Mirando la curva de futuros del índice, los inversores esperan que la volatilidad regrese al entorno de los 20 puntos en otoño. Incluso esta previsión puede subestimar la potencial subida de la volatilidad”, indica el experto.
Por otra parte, Koesterich recuerda que “la volatilidad normalmente se mueve en tándem con los mercados de crédito”. Se refiere a que “mientras que las condiciones del mercado financiero se han relajado, lo que evidencia unos diferenciales más ajustados, todavía están considerablemente más endurecidas que hace dos años”. Es decir, que “esto sugiere que la volatilidad debería volver a subir, hasta 20 ó 25 puntos”
“La rentabilidad de los treasuries continúa desafiando a las expectativas, al mantenerse cerca de mínimos de varias décadas. Sin embargo, el diferencial de los bonos corporativos se ha ensanchado en los últimos años”, explica el responsable. Pone como ejemplo el caso del high yield: si bien los diferenciales están considerablemente más bajos que cuando la clase de activo tocó fondo en enero, todavía cotizan a 200 puntos básicos más que hace dos años. “Aunque los impagos corporativos también están al alza, los inversores están siendo compensados por tomar mayor riesgo en los mercados de crédito”, concluye Koesterich.
Dadas estas tres tendencias, la conclusión del experto es que, en términos de riesgo ajustado al retorno, todavía existen partes del mercado de deuda corporativa que parecen atractivas, “al menos en relación con las acciones estadounidenses”. Koesterich cita entre los activos con mejor rentabilidad/riesgo el high yield, la deuda emergente denominada en dólares y los préstamos bancarios. “Las acciones internacionales también parecen atractivas en relación con las estadounidenses gracias a unas valoraciones más bajas y rentabilidades por dividendo generalmente más altas”, añade. El último activo con potencial de retorno más atractivo en relación con su riesgo son las acciones preferentes: “De acuerdo con datos de Bloomberg, una cesta de acciones preferentes está ofreciendo actualmente un 5% con una modesta volatilidad de un dígito”.
Dicho esto, el experto termina con una advertencia: “No es probable que ninguna de estas clases de activo produzca el mismo tipo de retornos de doble dígito que los inversores han disfrutado en los últimos años. Pero añadir carry puede ayudar a impulsar los retornos – o proteger la cartera- en un momento en que los retornos serán más difíciles de obtener”.
Moisés Romero
La Carta de la Bolsa