Ayer publicábamos la historia de Nicolas Darva, un inversor particular húngaro sin ninguna experiencia previa en los mercados financieros, que se hizo multimillonario a base de un estudio riguroso de los mercados y de la operativa financiera.
Hoy, y para argumentar en la misma línea que ayer que los inversores particulares pueden ser igual o incluso más exitosos que los mejores profesionales, les contaré la historia que narra SparkFin sobre Dan Zanger.
La historia de Dan Zanger
Zanger nació en una zona residencial de San Fernando, California. Hijo de dos médicos se esperaba de él que asistiera a la Universidad para seguir la carrera de sus progenitores. Sin embargo, después de un breve periodo, abandonó los estudios y se dedicó a esquiar por las pistas de Colorado y Idaho durante algunos años.
Después de realizar alguna serie de trabajos regresó a Los Ángeles y comenzó a trabajar en una empresa de jardinería. Finalmente consiguió una licencia de contratista y comenzó un negocio de construcción de piscinas que le proporcionaba un ingreso modesto.
Sin embargo, la construcción no era su pasión. A su madre le encantaba el mercado de valores y Zanger a menudo veía el Financial News Nework (precursor de la CNBC) con ella. Un día, a la edad de 25 años, se dio cuenta de un volumen de contratación totalmente inusual en una acción en particular. Compró ese valor a 1 dólar y lo vendió unas pocas semanas después a 3 dólares.
Esta incursión inicial en el mercado financiero le enganchó tanto que comenzó a llevar continuamente un dispositivo inalámbrico para recibir cotizaciones de bolsa. Lo comprobaba de manera obsesiva mientras estaba en su empresa de construcción. También empezó a interesarse por los medios financieros escritos.
Sin embargo, no fue hasta 1997, casi 20 años después de su primera compra de acciones, que realmente empezó a ganar dinero en el mercado. Se dio cuenta de los grandes movimientos de las acciones tecnológicas que estaban empezando a beneficiarse del boom de internet. Zanger vendió su coche y utilizó los fondos para comenzar a operar en ellas agresivamente.
Confiaba únicamente en patrones gráficos de precio y volumen, y comenzó a operar intradía sobre todo en acciones del sector tecnológico. Una de sus formaciones técnicas favoritas es la denominada “bandera alcista”.
Una “bandera alcista” se produce cuando una acción sube rápidamente con un volumen extremadamente alto y luego corrige durante unos días o unas pocas semanas. Cuando se ve el gráfico de este tipo de movimientos se parece a los de una bandera.
El análisis técnico muestra que cuando la parte superior de la bandera se rompe al alza hay que comprar la acción porque desarrollará un movimiento similar a las alzas anteriores.
Zanger compraba valores con un volumen de contratación en expansión siempre y cuando fueran alcistas. Una vez que se estancaba, o empezaba a corregir, Zanger salía rápidamente.
Esta técnica llevó a Zanger a pasar de 11.000 dólares de su cartera a 18 millones de dólares en un año. Al cabo de dos años los había convertido en 42 millones de dólares.
Aunque el boom tecnológico fue una época en la que muchos inversores se hicieron multimillonarios, la explosión posterior llevó a la mayoría de ellos a la ruina. La historia sorprendente de Dan Zanger es que cuando la burbuja tecnológica estalló y el mercado de valores empezó a sufrir un crash en el 2000, fue lo suficientemente hábil para reconocer lo que estaba pasando y para salirse del mercado con casi todas sus ganancias intactas.
Aunque la historia de Darvas y Zanger no es habitual, sí muchos inveresores particulares han conseguido hacer de la operativa en los mercados financieros su modo de ganarse la vida, y en algunos casos muy bien.
No se dejen intimidar por los mercados pero tampoco infravaloren sus riesgos. Aquellos que quieran adentrarse en el apasionante mundo de los mercados financieros deben prepararse concienzudamente primero.
Carlos Montero
La Carta de la Bolsa