Estaba ahí, pese a haberla olvidado, tras la buena racha de los índices americanos, que desde octubre de 2023 acumulaban casi un 40% sin sobresaltos. La volatilidad ha hecho acto de presencia en las bolsas por la puerta grande y el índice de volatilidad del S&P500, el VIX, ha registrado lecturas muy altas, no vistas desde las caídas originadas por la crisis sanitaria de marzo 2020, las de la crisis de China del año 2015 o las que se originaron con la crisis de Lehman Brothers en 2008. Y todo ello por un traspié que no ha llegado al 10% en el SP500.
Los temblores se han hecho eco en todos los mercados que reflejan la liquidez. El Bitcoin o el Ethereum han caído un 30% y un 40%, respectivamente, en pocos días. El yen ha subido más de un 10% en pocas sesiones, provocando un desplome del índice Nikkei de más de un 25%, rememorando el crack del año 1987, con caídas diarias superiores al 10%.
Los excepcionales acontecimientos expuestos vinieron históricamente asociados a la cercanía de importantes zonas de suelo en los índices. En el caso de que esta vez también ocurriera, hemos de estar dispuestos a asumir la volatilidad como compañera de viaje durante unos meses. Pese a estar comprando actualmente en muy buenos niveles de cara al medio plazo, esta volatilidad puede provocar que los mercados caigan algo más o que tras unos primeros rebotes iniciales se pueda de nuevo asistir tras el verano a nuevos episodios de caídas, que nos devuelvan a los actuales niveles de mínimos, antes, quizá, de gestar un suelo de mayor consistencia.
Eduardo Faus
Fuente: Renta 4 Banco
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