El dato de empleos de julio en Estados Unidos reflejó lo que se esperaba: la medición cayó muy por debajo de lo esperado, con 114 mil nuevas nóminas, la menor desde enero de 2021, cuando la economía salía del peor momento de la pandemia. Esto se agrega al ISM de manufacturas conocido el jueves, que quedó en su peor nivel en un año, con 46.8 puntos, ya muy lejos de los 50 puntos que debe superar para marcar expansión del sector.
Por supuesto, esta situación genera todo tipo de especulaciones en los mercados, y todas las críticas caen sobre la Fed. El banco central mantuvo su tasa de interés -aun lo hace- en el 5.5%, pese a que la inflación, que llegó a rozar el 10% hace dos años, se acerca al objetivo del 2%, con una baja sustentable.
Ese nivel de inflación también fue responsabilidad de la Fed, que emitió dinero en manera descontrolada entre 2020 y 2021, extendiendo dicha emisión hasta que el presidente Powell fue reelecto, por iniciativa del presidente Biden. Desde ese momento, la Fed aumentó la tasa hasta el nivel actual, dejando de hacerlo hace exactamente un año, en julio de 2023.
Las nóminas de empleo no han sido la única mala noticia del viernes. La tasa de desempleo creció al 4.3%, la más alta desde octubre de 2021, agregado a la modesta creación de empleos privados, conocida el miércoles a través de la encuesta de ADP.
Algunos analistas creen que la Fed deberá apurarse en recortar, incluso antes de la reunión de septiembre, y otros hablan de un recorte de medio punto. Varias entidades de primera línea comunicaron el viernes que otro medio punto sería recortado hasta diciembre. En síntesis, la tasa podría quedar en el 4.5% a fin de año.
El Dólar cayó ante las monedas principales el viernes después de los datos de empleo, y esta vez ni siquiera la bolsa pudo festejar la mala noticia, como suele suceder. Y es que si la economía cae en recesión, las empresas comenzarán a sufrir, al igual que el sector laboral, algo que ya se percibió el viernes. El índice Dow Jones borró en 48 horas sus ganancias de casi un mes, confirmando el mal clima de negocios. Las dificultades que tendrá desde ahora Donald Trump para acceder a la presidencia en noviembre, los problemas de la economía china (el sector de manufacturas quedó debajo de los 50 puntos este mes), la baja fuerte del petróleo, y la probabilidad de una recesión contribuyeron en forma decisiva a que ello ocurra.
El Euro aprovechó para superar 1.0900 con ciertas dificultades, y parece apuntar más alto, en la medida en que el Banco Central Europeo no se muestre apurado por recortar la tasa, como ahora parece estarlo la Fed.
La Libra esterlina no tuvo tanta suerte. Aun afectada por el recorte de tipos de interés del Banco de Inglaterra, la moneda británica apenas logró quedar en 1.2805 al final de la sesión del viernes, recuperando sus pérdidas del día anterior. Para lograr un tono alcista más marcado, la libra deberá quebrar 1.2950, tarea que no aparece sencilla.
El Yen volvió a crecer el viernes, cerrando a 146.55, su mejor nivel desde mediados de marzo pasado. La fuerte baja de los rendimientos de los bonos del Tesoro le dio impulso a la moneda nipona, que logró, desde un punto de vista técnico, quebrar varios obstáculos importantes. Uno de ellos, una línea de tendencia alcista medida en gráficos semanales, que podrían anticipar una baja más importante del par USD/JPY durante las próximas semanas, concretamente a la zona de 141.00, donde el cruce dejó un gap en el inicio de las operaciones de 2024.
La onza de Oro también se ve favorecida por la baja de los rendimientos de los bonos del Tesoro, aunque sufrió una fuerte corrección bajista sobre el final de la sesión del viernes, para cerrar la semana en 2441 dólares. El metal precioso sigue apuntando al alza, y estuvo muy cerca de sus máximos históricos, que podría superar durante las próximas sesiones.
Con este clima de tensión se inicia una semana que comienza con un dato clave: el ISM de servicios, a las 10:00 del este. El mes pasado, la medición quedó debajo de los 50 puntos, sorprendiendo a los mercados, y se espera una ligera recuperación para este mes. Desde ya, si vuelve a quedar debajo de tal barrera, el dólar podría volver a caer.
Otro dato de interés es el anuncio de política monetaria del Banco de la Reserva de Australia. El Dólar australiano viene cayendo aceleradamente en las últimas semanas, y ni siquiera el traspié del dólar le sirvió el viernes para cambiar su pálida imagen. El hecho de que el RBA mantenga la tasa de interés en el 3.5% podría atenuar su caída.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el martes.
Adrián Aquaro
Trader College