Dos eventos clave tendrán lugar esta semana. El primero de ellos es la declaración de política monetaria de la Reserva Federal, que se conocerá el miércoles 1 de mayo por la tarde. Al respecto, no se esperan cambios en los tipos de interés, por lo que la conferencia de prensa del presidente Powell será lo que acapare la atención de los inversores El segundo es el informe de empleos de abril, previsto para el viernes, con pronósticos que en los últimos tiempos estuvieron lejos de las cifras publicadas, lo cual lo torna imprevisible.
El Dólar llega a esta semana, compartida en abril y mayo, nuevamente fortalecido en varios frentes. El Euro inicia el lunes debajo de 1.0700, mirando hacia abajo en el corto plazo; la Libra esterlina recorre un camino similar, con una sensible baja que sufrió en las últimas semanas, y que la depositó debajo de 1.2500 el viernes.
La nota principal, sin embargo, la da el Yen, con una baja récord en 34 años. La caída de la moneda nipona se aceleró a última hora del viernes, para terminar en 158.25, un nivel impensado poco tiempo atrás. El Banco de Japón había anunciado que dejaría la tasa de interés sin cambios el viernes por la mañana, desatando la baja del yen, en una medida similar -o aún mayor- que la baja sufrida en la declaración anterior.
Si bien los rendimientos de los Bonos del Tesoro, acaso la principal contraparte del yen en los últimos dos años, ha crecido pero no en forma decisiva la semana pasada, y que el conflicto de Medio Oriente, que suele apreciar al Yen, se mantiene vigente, la moneda de Japón se ve impulsada a la baja en forma muy extraña e inusual. La apertura del lunes, con un modesto gap de unos 60 puntos desde el cierre del viernes, no hace más que confirmar que pueden venir nuevas bajas para el yen. El mentado seguimiento del tipo de cambio anunciado en varias oportunidades por el ministro de finanzas de Japón, Sr. Suzuki, parece una broma de mal gusto. El Yen ha caído más de 1700 puntos en los últimos 4 meses, y más de 3000 desde febrero de 2023.
La onza de Oro mantiene un tono alcista algo más moderado en estas horas, luego del cierre de la semana anterior en 2334 dólares. El metal precioso no termina de decidirse en ir a buscar nuevos máximos históricos, que parecen atados a un agravamiento de la situación en Medio Oriente -afortunadamente algo más relajada en los últimos días- y a los bonos del Tesoro, cuyos rendimientos también actúan a contramano de la onza. El quiebre de 2365 dólares podría darle un nuevo impulso alcista al Oro, mientras que debajo de 2290 dólares podría iniciar un ciclo bajista algo más pronunciado.
La agenda de la semana, como quedó antes mencionado, quedará signada por la reunión de la Fed, que finaliza el día 1 de mayo. No hay motivos para que la Fed recorte la tasa de interés en mayo, en junio y casi tampoco en septiembre, aunque ello quedará pendiente de los informes que se vayan conociendo. El escenario se abre favorable para el dólar en todos los frentes, aunque aún más ante las monedas europeas.
En cuanto a los datos de empleo, pese a algunos vaivenes, demuestran que la economía estadounidense está realmente fuerte y el sector laboral está sólido. Más allá de alguna corrección bajista, el Dólar encontrará allí otro motivo para apreciarse.
Completan la agenda otros datos clave: las mediciones de manufacturas y servicios de ISM, los empleos privados de ADP y las vacantes de empleo.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el martes.