Disney ha caído más de un 50% desde los máximos de 2021 y está a niveles de 2020 cuando tenía todos los parques cerrados.
La compañía famosa por Mickey Mouse cumple su primer centenario en pleno proceso de reestructuración. Este conglomerado está formado por tres divisiones, en primer lugar la de parques temáticos, resorts, cruceros y productos de consumo. En segundo lugar una cartera completa de negocios de contenido y medios de comunicación entre los que destacan Walt Disney Studios, Pixar, Marvel, Lucas Film, 20th Century Studios, ABC, FX, National Geographic y Hulu entre otras. Por último, ESPN que incluye los canales deportivos de la compañía. En los últimos meses ha sufrido una gran volatilidad y para celebrar su cumpleaños, vamos a analizar en qué punto se encuentra la compañía.
Vuelta a los orígenes
El pasado mes de noviembre Bob Iger volvió a hacerse con los mandos de la compañía después de haberse retirado en 2020 y tras estar 15 años como director ejecutivo. El sucesor de Iger no lo tuvo fácil, ya que tomó el relevo a principios de 2020, justo antes de que estallara la pandemia. Pero lo que realmente lo terminó de hundir fueron sus decisiones empresariales y su falta de contundencia en la disputa con el gobernador de Florida. Por un lado trato de llevar a la compañía hacia un modelo de almacenamiento de datos a través de los hábitos de visualización en Disney+ y en sus parques, y por el otro fue muy criticado no oponerse claramente al proyecto de ley que prohibía a profesores hablar sobre la orientación sexual con los estudiantes propuesta por el candidato a la presidencia Ron DeSantis.
Iger devolvió algo de calma a los inversores al anunciar nada más llegar planes para recortar 7.000 puestos de trabajo y una reducción de costes de 5.500 millones de dólares. También suavizó la relación con DeSantis, que amenazaba con despojarle de todos los privilegios que posee en el Estado de la Florida. Aunque esto no fue suficiente, ya que la compañía siguió perdiendo dinero y aparecieron otros focos de tensión como la huelga de escritores y la disputa por hacerse el control total de Hulu. Ahora se encuentra trazando un nuevo plan estratégico para los próximos años, mientras los inversores le exigen rentabilidad a corto plazo.
La gallina de los huevos de oro
El negocio de los parques temáticos y los cruceros suponen una de las principales fuentes de ingresos para la compañía. Tras permanecer cerrados durante la parte más dura de la pandemia, recuperaron los niveles de actividad previos a la pandemia mucho más rápido de lo esperado. Para este año se espera que generen 10.000 millones de beneficios, frente a los 2.200 de hace una década. La compañía sabe que este es uno de los pilares del negocio y por eso ha anunciado una inversión de 60.000 millones para la próxima década.
Aunque parece una estrategia acertada, necesitará generar un gran flujo de efectivo para llevar a cabo estos planes. La deuda, que asciende a los 44.000 millones, ya es demasiado elevada y los inversores esperaban recuperar el dividendo suspendido desde 2020. Disney pretende financiar esta inversión con el aumento de tarifas, que por el momento es del 10%. Los parques temáticos reciben a más de 100 millones de personas cada año y desde 2019 el gasto medio por visitante ha aumentado un 42%.
El número de suscriptores ya no es una prioridad
Durante los primeros años de expansión en los servicios de streaming, los inversores han puesto el foco en los suscriptores, ya que generan una fuente de ingresos estables y predecibles. El comportamiento de Disney+ desde su lanzamiento ha sido vertiginoso, llegando a superar los 160 millones de suscriptores en apenas tres años. Pero el problema de este tipo de plataformas de entretenimiento es que necesitan renovar su contenido constantemente para fidelizar a sus usuarios. El coste de hacer programas se ha disparado, lo que ha generado pérdidas millonarias a la compañía.
Tradicionalmente se habían enfocado en una estrategia de menos películas, pero más grandes, con el objetivo de que tuvieran un mayor potencial de convertirse en éxitos de taquilla. Pero la necesidad de hacer contenido para alimentar su plataforma de streaming la llevó a hacer demasiadas secuelas y spin-offs que no han tenido el éxito deseado. Para compensar las pérdidas, ha utilizado como excusa la reciente huelga de escritores y actores para retrasar el calendario de estrenos y así retrasar los costes de producción y reorganizar la producción. También ha subido el precio de sus planes y ha cambiado el foco a lo que es realmente importante, la rentabilidad por suscriptor.
La pandemia mato la TV por cable
A medida que proliferaron los servicios de streaming, los usuarios empezaron a acumular demasiadas suscripciones. Esto les llevó a hacer balance y elegir las que realmente estaban utilizando. Las prioridades de los espectadores han cambiado, ahora quieren un contenido a la carta y ser ellos quienes eligen cuando disfrutarlo. Por este motivo la televisión por cable que ofrece más de 200 canales por una cuota mensual está en decadencia. Ahora puedes elegir las plataformas que emiten tus deportes o películas favoritas y cancelarlas cuando sea necesario, lo que es más cómodo y económico.
Antes de la pandemia el negocio de la televisión por cable generaba un tercio de los ingresos de Disney y más de la mitad de sus beneficios con canales como Disney Channel, ABC, FX o National Geographic. Pero ahora se está desmoronando lentamente, lleva años sin crecer y se espera que los beneficios caigan 2.000 millones este mismo año. En las últimas semanas ha mantenido un pulso con uno de sus principales distribuidores para mantener la emisión. El gran desafío para Disney será ver cómo logra compensar en el futuro los 1.900 millones de beneficios que le genera en estos momentos la tv por cable con los negocios de streaming que ahora le generan pérdidas por valor de 500 millones.
Nunca digas de este agua no beberé
Los directivos de Disney siempre habían mantenido una postura firme en contra del juego por motivos reputacionales, pero las recientes turbulencias financieras parecen haberle hecho olvidar sus principios. El negocio de las apuestas deportivas está creciendo con fuerza después de un fallo del Tribunal Supremo en 2018 en el que permitía a los Estados decidir sobre su legalización. Esta decisión ha facilitado importantes acuerdos con las grandes ligas norteamericanas y Disney no ha querido quedarse atrás. Recientemente anunció un acuerdo de 10 años con la empresa Penn Entertainment por valor de 1.500 millones de dólares para ofrecer apostar en los partidos a través de ESPN Bet. Penn desarrollará la aplicación y Disney ayudará a comercializarla entre sus clientes.
Esta ha sido una decisión muy controvertida, ya que ESPN es la cadena líder en deportes en norteamérica y vincularla directamente a las apuestas deportivas la desprestigia en cierto sentido. Pero cuando una empresa necesita ingresos rápidos, mejor que lo haga en negocios capaces de generar efectivo rápidamente. El año pasado, la industria de las apuestas deportivas por internet, obtuvo unos ingresos de más de 7.500 millones de dólares. Esta es la cantidad después de pagar las apuestas ganadoras. Este año se espera que se acerque a los 12.000 millones de dólares. Con una televisión por cable en pleno proceso de transición hacia un modelo a la carta, los ejecutivos se han visto forzados a entrar en este nuevo negocio.
Oportunidad de inversión
Tras recuperarse de las caídas sufridas durante la pandemia y superar los 200 euros por acción con una revalorización superior al 150%, los precios se volvieron a desplomar este año. Las malas perspectivas de su negocio de tv por cable y los malos resultados de su negocio de streaming llevaron a la compañía a su nivel más bajo desde la pandemia, cuando todos sus parques estaban cerrados. Los planes para relanzar la compañía se han visto empañados por las disputas legales con el gobernador de Florida, la huelga de escritores y las dudas sobre la gestión.
El nuevo plan estratégico de la compañía parece cada vez más claro, por un lado quiere reforzar su gran fuente de ingresos, que son los parques y cruceros. Por el otro, quiere desarrollar un modelo de contenido a la carta con sus plataformas de Disney+, ESPN y Hulu. La compañía pretende ser rentable en su negocio de streaming a partir de 2024 y para ello ha incorporado anuncios a algunas opciones de suscripción y ha duplicado sus tarifas desde su lanzamiento. El verdadero reto de la compañía será el de hacer que su negocio de streaming pueda llegar a sustituir en términos de ingresos al de la televisión por cable.
Análisis realizado por los analistas de XTB