El Dólar retrocedió ante las monedas europeas el jueves, aunque mantuvo su fortaleza frente al Yen y la onza de Oro, que alcanzó mínimos de más de 6 meses. El PBI final del segundo trimestre quedó apenas por debajo de lo esperado, aunque el billete encontró algo de apoyo en las peticiones semanales de subsidio por desempleo, que cayeron en la última semana.
Así, el Euro y la Libra esterlina se alejaron de sus respectivos mínimos a los que habían llegado el miércoles, cercanos a sus más bajos valores en el año. Ambas monedas mantienen, sin embargo, un sesgo bajista muy marcado, sin incentivos, al menos por el momento, para retomar un camino alcista sustentable.
En tanto, como quedó dicho, la onza de Oro cayó a mínimos de marzo pasado, cubriendo finalmente el gap que había dejado el día 10 de ese mes en 1867 dólares. La baja posterior no se extendió mucho más allá de los 1860 dólares, y desde ahora podría comenzar una recuperación. El gráfico diario del metal precioso muestra una sobreventa extrema, poco común en esta temporalidad, producto de la aceleración que sufrió la onza en su caída.
El Yen, por su parte, se mantiene muy débil, por debajo de 149.00, y con la fuerte expectativa que genera una probable intervención, tanto verbal como de hecho, por parte del Banco de Japón. Por supuesto no está claro en que términos podría ocurrir tal intervención, y mucho menos el precio, aunque los mercados especulan con que más allá de 150 yenes por Dólar el escenario quedaría listo para tal acción.
Los rendimientos de los bonos del Tesoro vuelven a dar que hablar. Si bien la curva sigue invertida, las notas de 2 y 10 años comienzan a acercarse. Las de corto plazo operan apenas por encima del 5%, en tanto las de largo plazo presentaron una estampida que llevó los rendimientos al 4.7% el jueves, su mayor nivel desde mediados de 2007. La baja posterior influyó en la recuperación del Oro y en la estabilidad del Yen.
La Fed insiste en la venta de bonos para hacerse de fondos. Sin embargo, aparecen nubes oscuras en el horizonte cercano. Una de ellas es el probable cierre del gobierno Federal desde la semana próxima, ante la falta de acuerdo en el Congreso para aprobar el presupuesto de gastos.
La situación, ampliamente conocida y habitual en los años previos a las elecciones (y también por supuesto en años electorales) encuentra en una puja eterna a los partidos Demócrata y Republicano. El primero, como en natural en un gobierno como el de Biden, pretende aumentar impuestos; el segundo, quiere reducir costos. Los perjudicados son los trabajadores del Gobierno, que deberán seguir trabajando sin recibir su salario en algunos casos esenciales.
Los que no trabajen mientras dure el cierre pueden afectar no solo al PBI del cuarto trimestre que se inicia, sino también a las mediciones de inflación, empleo, ventas minoristas y otros datos de los que se toma la Fed para evaluar su política monetaria. En los últimos años, el parate de 2019 fue el más notable, con varias semanas de cierre.
Si bien se sabe que es un problema político y transitorio, son muchos los que opinan que los bonos podrían ser buscados como activos de refugio, en cuyo caso los rendimientos, que ahora mismo se ven en los máximos antes mencionados, podrían caer radicalmente. En dicho caso, el Yen y el Oro se verían beneficiados en el corto plazo, algo que no llamaría la atención, después de la caída que han sufrido en poco tiempo.
Este viernes, cerrando la agenda mensual, el deflactor de inflación de agosto será decisivo para el Dólar. La cifra, que mide la inflación por consumo, podría caer en términos interanuales en la versión subyacente, lo cual le pondría, en teoría, un freno al Dólar, que de todas formas cierra uno de sus mejores meses de los últimos años.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, y un muy buen y reparador fin de semana, nos reencontramos el próximo lunes. Hasta entonces.
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